Los teléfonos móviles y las calculadoras pueden funcionar en el futuro con energía obtenida del agua, gracias a un descubrimiento realizado por azar en la Universidad de Alberta (Canadá) entre un químico de la combustión y un especialista en interacciones de superficie, del que informa el Journal of Micromechanics and Microengineering.
Tal como se explica en el comunicado difundido por la Universidad de Alberta, fue combinando los conocimientos de ambas especialidades, cuando Daniel Kwok y Larry Kostiuk, junto a sus estudiantes, descubrieron una nueva forma de producir electricidad, algo que no ocurría desde Faraday en 1839.
El punto de partida fue la electrokinesia, que es la producción de cargas eléctricas a través del movimiento de las sustancias. El resultado, una fuente de energía limpia, no contaminante, que tiene aplicaciones desde pequeños dispositivos electrónicos hasta la posibilidad de competir con la energía solar o eólica, según sus descubridores.
La ciencia sabe desde hace tiempo que cuando un líquido se desplaza sobre una superficie sólida, crea una fina capa de electrones que poseen cargas positivas y negativas. Estas cargas, al separarse, crean electricidad.
Agua dentro de tubos
El descubrimiento consistió en hacer correr el agua dentro de un tubo, lo que generó una pequeña carga eléctrica. Una columna de 30 centímetros de agua genera uno o dos microamperios, que representan la millonésima parte de un amperio. Como esta carga era casi insignificante, la siguiente idea fue repetir el experimento en un conjunto de 500.000 pequeños tubos, lo que les permitió obtener 10 voltios de electricidad.
Esta potencia puede aumentarse utilizando millones de canales paralelos sobre los que volcar agua a presión para aumentar la generación de energía, de tal forma que con ella se puedan alimentar dispositivos eléctricos e incluso electrodomésticos de vida ilimitada.
Si la idea se llega a implantar en las estaciones depuradoras de agua, la capacidad de generar electricidad aumentaría considerablemente, lo que supondría incorporar una nueva fuente de electricidad a los sistemas tradicionales.
La energía obtenida a través del agua, si se consigue en grandes proporciones, puede llegar a comercializarse como una fuente eléctrica más, capaz de competir con la energía solar o eólica, por lo que las consecuencias de este descubrimiento todavía son incalculables.
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