En nuestro país, las mujeres viven de media 5,7 años más que los hombres, según el Instituto Nacional de Estadística. En otros países la esperanza de vida de las mujeres también es superior a la de los hombres; y lo mismo ocurre con otras especies: en general, las hembras suelen durar más que los machos.
De un tiempo a esta parte, los científicos están buscando posibles causas para este hecho, no por curiosidad, sino porque comprenderlas podría ayudar a entender mejor las enfermedades vinculadas a la edad e incluso el envejecimiento.
La última investigación al respecto ha sido realizada por especialistas de la Universidad de Exeter (Reino Unido). Como modelo de estudio, estos científicos han empleado a una mosca, la Drosophila simulans. Sin embargo, afirman que los resultados obtenidos pueden extenderse a otras especies, incluida la humana.
Características del experimento
Según publica la Universidad de Exeter en un comunicado, los investigadores sometieron a poblaciones de este tipo de mosca a diferentes condiciones –más o menos complicadas- para comprobar su efecto en su supervivencia.
En concreto, las moscas fueron sometidas a una selección sexual (competencia por aparearse) y a una selección natural (competencia para sobrevivir) relajadas o elevadas, para ver cómo evolucionaban en ambas condiciones.
Para elevar el nivel de selección sexual, grupos de machos fueron alojados con hembras. Los machos emplearon entonces mucho esfuerzo en cortejarlas y conseguir aparearse con ellas, lo que les supuso un costo considerable.
Para forzar la selección natural, se aumentó la temperatura en que estaban los individuos de Drosophila simulans, machos y hembras, hasta un grado estresante. Esto, unido al esfuerzo por aparearse, aumentó aún más el costo en los individuos machos. Resultados obtenidos
Los resultados obtenidos fueron los siguientes. En un entorno en que la selección sexual y la natural se mantuvieron “relajadas”, tanto para las moscas macho como para las hembras, no hubo diferencia entre ambos sexos: los dos alcanzaron periodos de vida muy similares (alrededor de 35 días).
Esto cambió, sin embargo, en los grupos de individuos –machos y hembras- sometidos a selección sexual y a selección natural elevadas. En este caso, los machos tuvieron una vida útil mucho más corta -de solo 24 días-; y murieron siete días antes que las hembras sometidas a esas mismas condiciones.
Los científicos concluyen que, por tanto, la competición por aparearse (selección sexual), junto con la supervivencia (selección natural), afectó más al envejecimiento de los machos que al de las hembras, reduciendo la esperanza de vida de los primeros en un tercio. En otras palabras, tanto la selección sexual como la selección natural afectaron a la vida útil de las moscas, pero sus efectos fueron mayores en los individuos machos. Los resultados, según los investigadores, muestran que los sexos pueden responder de manera distintas a los mismos regímenes de selección.
El profesor David Hosken, autor del estudio señala: «Hemos encontrado grandes diferencias en los efectos de la selección sexual y natural en las moscas macho y hembra. Estos resultados podrían ayudar a explicar las diferencias por sexo en la vida útil de los individuos de muchas especies, entre ellas la humana, y los diversos patrones de envejecimiento que observamos en la naturaleza».
La pérdida del cromosoma Y, posible causa en hombres
El pasado mes de abril, un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) reveló una posible explicación al hecho de que la esperanza de vida sea más corta para los hombres.
A partir del análisis del ADN de un grupo de más de 1.600 hombres de edad avanzada, los investigadores encontraron una correlación entre la pérdida del cromosoma Y en las células sanguíneas y una supervivencia más corta. El cromosoma Y está presente sólo en los hombres. Los genes que lo contienen están asociados a la determinación del sexo y a la producción de esperma.
«Los hombres que habían perdido el cromosoma Y en una gran proporción de sus glóbulos blancos, tuvieron una menor supervivencia, independientemente de la causa de su muerte. También hemos podido detectar una correlación entre la pérdida del cromosoma Y y el riesgo de mortalidad por cáncer», explicaron entonces los científicos.
Vidas más largas pero, ¿de peor calidad?
Dos estudios recientes han señalado, por otra parte, que es posible que, aunque las mujeres vivan más, lo hagan con peor calidad de vida.
Uno de ellos, realizado en España con 1.268 personas, reveló que, a partir de los 50 años, los hombres tienen menor probabilidad de padecer discapacidad instrumental, un tipo de discapacidad que impide realizar con normalidad ciertas actividades cotidianas, que las mujeres.
El segundo estudio, realizado en EEUU con 3.000 personas, reveló que los hombres se mantienen sexualmente activos de media entre dos y cinco años más que las mujeres.
El estudio estableció por otra parte una nueva medida relacionada con la salud, la “esperanza de vida sexualmente activa” o “SALE”. En los hombres esta medida resultó ser, como media, diez años más corta que su esperanza de vida, mientras que, en las mujeres, la SALE llegaba hasta veinte años antes del tiempo de esperanza de vida. Referencia bibliográfica:
C. Ruth Archer, Eoin Duffy, David J. Hosken, Mikael Mokkonen, Kensuke Okada, Keiko Oku, Manmohan D. Sharma, John Hunt. Sex-specific effects of natural and sexual selection on the evolution of life span and ageing inDrosophila simulans. Functional Ecology (2014). DOI: 10.1111/1365-2435.12369.
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