Tendencias21
17.000 ordenadores para predecir el clima

17.000 ordenadores para predecir el clima

Un proyecto de distribución informática ha puesto a trabajar a 17.000 ordenadores de personas anónimas para intentar predecir cómo será el clima de nuestro planeta en los próximos años. Persiguen la evolución de 10 parámetros básicos desde 1950 para hacer proyecciones hasta 2050. Por Raúl Morales.

17.000 ordenadores para predecir el clima

El cambio climático es tan indiscutible como preocupante. La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible de Johanesburgo sólo ha ratificado esa profunda preocupación respecto al clima de nuestro Planeta y ha intentado poner algunas soluciones. Pese a todo, episodios como las fuertes inundaciones que ha sufrido Centroeuropa y China este verano se van a seguir repitiendo y, en un plazo de entre 30 y 50 años, agravando.

En este contexto, la predicción del clima se convierte en algo fundamental a la hora de mitigar al máximo las consecuencias de estas catástrofes naturales. La predicción científica del cambio climático se realiza usando complicados modelos informáticos, tanto de la atmósfera terrestre como de los océanos. Las incertidumbres son muchas en este tipo de predicciones, ya que las interacciones entre los diferentes procesos físicos ocurren en diferentes niveles (desde el molecular hasta el planetario)

El único modo sistemático de hacer estimaciones respecto al cambio climático es poner en juego miles de modelos climáticos y físicos para poder “adivinar” esas incertidumbres. Esta técnica se llama “ensamble forecasting” y requiere un enorme poder informático que incluso queda lejos de las posibilidades de los “superordenadores” actuales. La manera más práctica de conseguir buenos resultados es la informática distributiva, que combina las posibilidades de miles de PCs de usuarios anónimos que quieren colaborar.

Eso es lo que han hecho los responsables del programa Climate Prediction, con el Dr. Leonard Smith al frente, en el que ya participan 17.000 ordenadores de todo el mundo. La finalidad de este proyecto es encontrar cuáles de los 10 parámetros que están manejando – altura de la hierba o la velocidad con que el hielo cae en el aire, entre otros- condicionan una predicción. Esto ayudará a establecer por qué las predicciones meteorológicas actuales son poco fiables. Por cada uno de los 10 parámetros han establecido 12 condiciones diferentes, una por cada mes del año.

Mirando hacia atrás

La primera parte de este proyecto de colaboración es retrospectivo, ya que prueban modelos climáticos entre los años 1950 y 2000. Los modelos resultantes serán comparados con lo que pasa en la actualidad, lo que permitirá a los investigadores determinar qué parámetros en el modelo afectan realmente al tiempo en la vida real.

Aquellos parámetros que no afecten al tiempo serán eliminados en la segunda parte del proyecto, y los que afecten serán redistribuidos entre los ordenadores para completar una predicción un poco más fiable entre los años 2000 y 2050.

Cualquier persona puede colaborar en este experimento. Los voluntarios reciben un CD con el programa y las instrucciones. Cada persona recibe un único punto de inicio entre los años 1950 y 2000 y una serie de parámetros.

El programa ha sido configurado para todas las versiones de Windows, Macintosh y Linux. El ordenador ejecuta el programa e indica al usuario para que devuelva los resultados vía e-mail. A cambio, el voluntario puede ver la simulación de los cambios de la Tierra en la pantalla de su ordenador y comprobar cómo otros modelos se están desarrollando.

La informática distributiva ya está siendo usada en decenas de proyectos como climateprediction.com. Quizá el más conocido sea SETI@home, cuyo equipo ha colaborado también en este ambicioso experimento. Sus resultados pueden ayudarnos mucho en un futuro muy incierto (también en el plano climático).

Hacer un comentario

RSS Lo último de Tendencias21

  • Un nuevo reactor captura CO2 y lo convierte en combustible sostenible 17 febrero, 2025
    Investigadores británicos han desarrollado un reactor de energía solar que puede usarse para fabricar combustible sostenible a través de la captura de dióxido de carbono (CO2) directamente del aire, alimentando automóviles y aviones o haciendo posible la confección de productos químicos y farmacéuticos. Podría ser un gran avance hacia una economía circular y respetuosa del […]
    Pablo Javier Piacente / T21
  • Meta puede convertir tus pensamientos en textos, pero tienes que cargar con media tonelada 17 febrero, 2025
    Meta está probando un dispositivo que traduce la actividad cerebral en texto en pantalla, pero que requiere transportar alrededor de media tonelada de equipo de laboratorio para su funcionamiento. Aunque el sistema puede identificar con alrededor del 80% de precisión los pensamientos en la mente humana, aún está muy lejos de ser una solución práctica. 
    Pablo Javier Piacente / T21
  • Los materiales tienen memoria y podemos aprovecharla 17 febrero, 2025
    Los científicos han descubierto una nueva forma en que los materiales pueden crear "recuerdos" sobre aquello que les sucedió en el pasado, desarrollando originales y emocionantes posibilidades en la informática y la ingeniería mecánica.
    Redacción T21
  • Podemos comprender oraciones escritas en un parpadeo 16 febrero, 2025
    Nuestro cerebro puede entender oraciones escritas en lo que dura el parpadeo de un ojo, según revela un nuevo estudio. Los científicos descubrieron que el procesamiento del lenguaje escrito ocurre a velocidades significativamente más rápidas de las necesarias para hablar o comunicarse en voz alta.
    Pablo Javier Piacente
  • Las ganas de postre surgen en el cerebro cuando hemos comido bien 14 febrero, 2025
    Los investigadores demostraron que un grupo de células nerviosas, denominadas neuronas POMC, son las responsables de mantener nuestras ganas de comer postre, a pesar de haber disfrutado de un almuerzo o una cena suculenta que nos ha saciado. En roedores y humanos, estas neuronas se activan tan pronto como se tiene acceso al azúcar, facilitando […]
    Pablo Javier Piacente / T21
  • ¿ChatGPT reemplazará a los psicoterapeutas en el futuro? 14 febrero, 2025
    Los científicos descubrieron que las respuestas producidas por el popular sistema ChatGPT eran generalmente mejor valoradas que las entregadas por un psicólogo humano en el marco de una situación de terapia de pareja: eran más largas y contenían más sustantivos y adjetivos, aportando una mayor contextualización.
    Pablo Javier Piacente / T21
  • Una bacteria podría resolver los crímenes ligados a agresiones sexuales 14 febrero, 2025
    Una especie bacteriana única, conocida como “sexoma”, se transfiere entre individuos durante las relaciones sexuales. Estas firmas microbianas podrían servir como evidencia forense, incluso cuando no existan marcadores de ADN tradicionales, transformándose en una herramienta clave para la resolución de delitos que involucren agresiones sexuales.
    Redacción T21
  • ¿Será capaz Europa de subirse al tren de la Inteligencia Artificial? 14 febrero, 2025
    Europa va a invertir 309.000 millones de euros en Inteligencia artificial, muy lejos de los 500.000 euros que se propone Estados Unidos, mediante una iniciativa público-privada que parece más un ideal que un plan de acción realista. De momento.
    EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21
  • Descubren el lugar exacto dónde la vida comenzó a desarrollarse en la Tierra primitiva 13 febrero, 2025
    Científicos estadounidenses concluyen en un nuevo estudio que los primeros microorganismos que se adaptaron de un entorno prehistórico con poco oxígeno al que existe en la actualidad lo lograron en ambientes semejantes a los enormes géiseres del actual Parque Nacional de Yellowstone, ubicado en el oeste de Estados Unidos, hace aproximadamente 2.400 millones de años.
    Pablo Javier Piacente / T21
  • Comprobado en ratones: el estrés intensivo provoca sordera 13 febrero, 2025
    Los resultados de un nuevo estudio muestran que el estrés repetido podría cambiar la forma en que percibimos y respondemos al mundo que nos rodea: en roedores, los científicos comprobaron que se producen cambios en la forma en que el cerebro procesa el sonido, disminuyendo la capacidad para percibir los ruidos más intensos.
    Pablo Javier Piacente / T21