Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge, la Universidad de Durham, la Universidad de Macquarie y el Trinity College de Dublín ha revelado que una reducción de la longitud del surco paracingulado (PCS) del cerebro puede asociarse con un mayor riesgo de padecer alucinaciones, en personas diagnosticadas de esquizofrenia.
El PCS es un pliegue que se encuentra hacia la parte frontal del cerebro y es uno de los últimos pliegues estructurales que se desarrolla en el cerebro antes de nacer. Varía de tamaño en cada individuo.
Buscando el origen de las alucinaciones
En un estudio previo, un equipo de investigadores dirigido por el Dr. Jon Simons, del Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge, ya halló que la variación en la longitud de los PCS en individuos sanos podía estar vinculada a la capacidad de distinguir la información real de la imaginada, un proceso conocido como “control de realidad”.
En este nuevo trabajo, el Dr. Simons y sus colegas analizaron 153 resonancias magnéticas estructurales de personas diagnosticadas con esquizofrenia y de otros participantes sanos, de un grupo control. En las resonancias se midió la longitud del PCS del cerebro de cada participante.
Dado que la dificultad para distinguir información autogenerada (creada por el propio individuo) de la que se percibe del mundo exterior puede estar en el origen de muchos tipos de alucinaciones, los investigadores querían determinar si existía una relación entre la longitud de los PCS y la propensión a tener alucinaciones.
Causas cerebrales
Este análisis reveló que, en las personas con diagnóstico de esquizofrenia, una reducción de 1 cm de longitud en el PCS aumentaba la probabilidad de sufrir alucinaciones en casi un 20%. El efecto se observó independientemente de si estas alucinaciones eran auditivas o visuales.
El hallazgo es importante porque «la esquizofrenia se corresponde con un complejo espectro de diferencias en todo el cerebro, por lo que resulta difícil establecer vínculos específicos entre ciertas áreas cerebrales y los diversos síntomas de la enfermedad», explica el Dr. Simons.
Los investigadores creen que ciertos cambios en otras áreas del cerebro también serían importantes en la aparición de las alucinaciones. Por ejemplo, el año pasado científicos del St. Jude Children Research Hospital de Estados Unidos identificaron por vez primera el mecanismo genético y cerebral que predispone a personas con esquizofrenia a escuchar «voces» irreales: la falta de un gen y el exceso de los niveles de una proteína en el tálamo auditivo (estructura neuronal por la que pasan los estímulos sensoriales antes de llegar al cerebro).
En cuanto al PCS, los científicos creen que esta región está involucrada en las redes cerebrales que nos ayudan a reconocer la información que se ha generado en nosotros mismos. «Las personas con unos PCS más cortos parecen menos capaces de distinguir el origen de esta información, y son más propensas a experimentar que ha sido generada en el exterior», concluyen los investigadores.
Referencia bibliográfica:
Garrison, J.R., Fernyhough, C., McCarthy-Jones, S., Haggard, M., The Australian Schizophrenia Research Bank, & Simons, J.S. Paracingulate sulcus morphology is associated with hallucinations in the human brain . Nature Communications (2015). DOI: 10.1038/ncomms9956.
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