EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE
Nadie está tranquilo con lo que está pasando en el arranque de 2016. No hablamos de miedo, sino de inquietud por la magnitud de los cambios en curso. El precio del petróleo es uno de los elementos de la ecuación, que según zerohedge (un ejemplo entre muchos), evocando a Raul Ilargi Meijer (The Automatic Earth ), nos conducirá a un drástico cambio global. Algo que según el profesor Michael T. Klare traerá profundos terremotos geopolíticos, de larga duración, nada parecido a episodios pasados relacionados con los altibajos del precio del crudo.
La ecuación europea está profundamente afectada por esta situación, señala Alternatives Economiques. El economista Benjamin Coriat relata en este artículo el crítico momento del proyecto europeo, afectado por un lado por las implicaciones de la caída del petróleo (que afecta a los países endeudados en dólares), pero también por las rupturas internas que acarrea la situación de países como Portugal, Grecia o España, a la que se empieza a sumar también Finlandia.
Esta quiebra del modelo alemán de austeridad se agudiza con la situación de seguridad (medidas antiterroristas) y de los refugiados, que establece otras prioridades por encima de la estabilidad presupuestaria, y con la tendencia centrífuga británica, siempre latente y hoy de nuevo efervescente.
Es un momento de tensión que ha llevado al Royal Bank of Scotland a hablar de cataclismo, sobre todo para los mercados financieros. Pero no perdamos la perspectiva: oxfam nos recuerda que 62 personas poseen hoy la misma riqueza que la mitad de la población mundial. El elemento de la ecuación que faltaba para terminar de descomponer la añorada estabilidad global en 2016.
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