EDUARDO MARTINEZ DE LA FE
2015 será seguramente el año más cálido de la historia, advierte la Organización Meteorológica Mundial. Un periódico africano señala que el fin de los comportamientos delictivos es el principio del fin del calentamiento mortal del planeta. Las escenas de Pekín, París o Madrid de este tóxico diciembre añaden el color final al espectáculo de cómo está terminando este 2015. Sin olvidar por ello el drama de los refugiados, con las repetidas escenas de niños muertos arrastrados por el mar hasta la orilla de ninguna parte.
Otro ejemplo: la nueva matanza en San Bernardino, California, convierte en triste rutina la muerte de inocentes por arma de fuego en Estados Unidos, donde la tasa de fallecidos por armas de fuego es 15 veces superior a la de Alemania, recuerda Vox. Entre 2001 y 2013, murieron por arma de fuego 316.454 personas, frente a las 313 víctimas de terrorismo en territorio norteamericano, evoca la CNN.
Pocas voces apelan a un cambio ético, más que político, ante todo lo que está pasando, de lo que el clima, los refugiados y la sociedad norteamericana son sólo algunas muestras. Según The Economist, ya no se trata únicamente de salvar el planeta, sino sobre todo de despertar conciencias. Y desde hace un año, François Holland, entre otros, han estado reclamando una respuesta moral que se perfila como la única salida, aunque la mayoría de los políticos en liza están lejos de esta exigencia de los tiempos.
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