Estamos inmersos en una guerra mental que pasa desapercibida: potentes neuroarmas se desarrollan para influir en el cerebro humano a partir de tecnologías surgidas con fines médicos.
Estamos inmersos en una guerra mental que pasa desapercibida: potentes neuroarmas se desarrollan para influir en el cerebro humano a partir de tecnologías surgidas con fines médicos.