La realidad sería un juego de espejos cuánticos porque todos los objetos conocidos no tienen existencia propia, sino que forman una red de relaciones existenciales que les otorga una apariencia física.
La realidad sería un juego de espejos cuánticos porque todos los objetos conocidos no tienen existencia propia, sino que forman una red de relaciones existenciales que les otorga una apariencia física.