“Cartografía Geológica de la Luna” ha sido el nombre escogido por el estudiante de Ingeniería Técnica en Topografía (actual Grado en Ingeniería en Geomática y Topografía) Iñaki Ordóñez para su Proyecto Fin de Carrera de la Escuela Universitaria de Ingeniería de Vitoria-Gasteiz. Esta investigación se ha centrado en el estudio topográfico y geológico de una zona de la Luna que se encuentra en su cara visible, más concretamente sus coordenadas son: latitud 22ºN, longitud 49ºW de nuestro satélite. La zona tiene una extensión de alrededor de 10.000 km2 de superficie y en su interior se encuentra el cráter Aristarco en cuyas proximidades se localiza una de las regiones lunares que cuenta con mayor diversidad de materiales geológicos.
Para poder emprender el proyecto, Ordoñez ha necesitado previamente disponer de las imágenes lunares obtenidas por la observación de diferentes satélites que orbitan alrededor de la Luna. El análisis y la evaluación de estas imágenes ha permitido a Ordoñez disponer de la información topográfica y geológica necesaria para poder integrar ambas características en un único mapa final. Otra dificultad adicional a la que ha tenido que enfrentarse esta investigación ha sido que los programas de uso frecuente en cartografía están diseñados principalmente para ser utilizados sobre la superficie de la Tierra y no para realizar mapas lunares.
Una vez solventadas estas complejidades técnicas el resultado final del proyecto ha dado origen la cartografía geológica de mejor resolución (1/350.000) realizada hasta la fecha del cráter Aristarchus, al menos hasta donde se tiene conocimiento. Por otro lado, y en cuanto a la clasificación de materiales geológicos se refiere, a este estudio también se le puede atribuir una alta fiabilidad si se comparan de forma cualitativa los resultados obtenidos con otros trabajos de investigación similares.
La investigación realizada por Ordoñez no tiene aplicaciones prácticas inmediatas, pero es innegable el interés del ser humano en la exploración de la Luna, a donde, desde 1959 y con diversos fines, ha enviado más de 75 misiones tripuladas y no tripuladas. Por otra parte, de forma reciente, varios países han mostrado su interés por realizar de nuevo viajes tripulados a la Luna, e incluso se plantea la posibilidad de establecer en su superficie una base científica permanente. En caso de cumplirse estos supuestos la investigación realizada por Ordoñez y otras análogas cobrarían un inusitado interés ya que aportarían información sobre la orografía y la composición geológica de la Luna imprescindibles para el buen fin de estas misiones.
Metodología de la investigación
El punto de partida del proyecto se centró en la búsqueda y síntesis de las imágenes captadas por satélites de diferentes misiones lunares que pudieran contener información relevante en materia cartográfica y geológica. Una vez localizadas estas imágenes, y utilizando técnicas de teledetección, se consiguió extraer de éstas la información relevante para la elaboración del mapa geológico.
En concreto, para la realización del mapa de la zona objeto del estudio, Ordoñez encontró la información necesaria en una de las misiones realizada por la NASA y la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA). Principalmente, la investigación se ha servido de las imágenes captadas por la misión japonesa SELENE para la obtención de la información necesaria para la elaboración del mapa geológico. Las imágenes de 62 metros por píxel de resolución espacial obtenidas por esta sonda son sensibles al rango visible e infrarrojo cercano del espectro electromagnético y gracias a su estudio se ha podido obtener la clasificación de materiales finalmente integrada en el mapa geológico del área de estudio.
Orografía y geología de la Luna
Aunque la investigación llevada a cabo por Ordoñez no ha aportado novedades significativas en estas áreas, su estudio sí que nos permite recordar algunas de las características principales de la superficie lunar. En cuanto a la orografía lunar se puede afirmar que su superficie es un mundo lleno de montañas, cráteres y otras formaciones. De hecho, en la zona abordada en el estudio se pueden apreciar claramente dos grandes cráteres: así además del cráter de Aristarchus anteriormente citado, se percibe también de forma nítida el cráter de Herodotus.
La explicación al abundante número de cráteres lunares se encuentra en que no es infrecuente que impacten de meteoritos contra su superficie y al hecho de que no existan agentes atmosféricos que erosionen los cráteres resultantes del impacto. En la Tierra contamos con una atmósfera que calcina gran parte de los meteoritos que impactan contra nuestro planeta, evitando así que lleguen hasta la superficie. Sin embargo en la Luna, la falta de atmósfera no permite servir de escudo eficaz frente a estos fenómenos.
En cuanto a la geología lunar también se encuentra fuertemente influenciada por el impacto de estos meteoritos y, en ese sentido, se podría destacar la abundancia de magma generado por la tremenda energía de los impactos, que al enfriarse cristaliza en rocas ígneas, la suma todas de estas circunstancias da lugar a los característicos paisajes volcánicos lunes.
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