Casi cuatro meses después de la elección del presidente de Irán, Hasán Ruhaní, este martes 15 se reanudarán en Ginebra las conversaciones sobre el controvertido programa nuclear de ese país. Las negociaciones entre Irán y el P5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia más Alemania) se realizaron por última vez en abril en […]
Casi cuatro meses después de la elección del presidente de Irán, Hasán Ruhaní, este martes 15 se reanudarán en Ginebra las conversaciones sobre el controvertido programa nuclear de ese país.
Las negociaciones entre Irán y el P5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia más Alemania) se realizaron por última vez en abril en Almaty, Kazajstán, cuando el equipo iraní estuvo liderado por el excandidato presidencial Saeed Jalili, un representante de la línea dura que fue derrotado por el clérigo moderado Ruhaní en los comicios de junio.
El momento en que Irán estuvo más cerca de alcanzar un acuerdo nuclear bajo la conducción de Jalili fue octubre de 2009, cuando su reunión directa con el entonces subsecretario de Estado de Estados Unidos, William Burns, arrojó un acuerdo tentativo que incluía la transferencia de la mayor parte del uranio de bajo enriquecimiento iraní a Rusia para ser procesado en barras de combustible con fines médicos.
Pero las esperanzas se hicieron añicos cuando “el tumultuoso ambiente postelectoral de Irán, combinado con la falta de transparencia en relación a los detalles del acuerdo, condujo a la oposición de todo el espectro político”, dijo Farideh Farhi, académica independiente en la Universidad de Hawaii, en diálogo con IPS.
“La incapacidad de Jalili como del (entonces) presidente Mahmoud Ahmadineyad de convencer a otros en Irán de que el acuerdo incluía una aceptación explícita del programa de enriquecimiento hizo que el líder (supremo) Ali Jamenei retirara su apoyo al pacto”, señaló.
“Nadie debería esperar que un impasse de una década se resuelva en apenas dos días”. — Ali Vaez, del International Crisis Group
Ruhaní, exjefe de las negociaciones nucleares (2003-2005) que prometió “moderación” e “interacción constructiva con el mundo”, generó esperanzas entre los iraníes de que su gobierno garantizaría un acuerdo que incluyera el alivio de las muchas rondas de sanciones que Irán soporta actualmente.
Su viaje del mes pasado a Nueva York junto con el ministro de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, derivó en la reunión formal directa de más alto nivel con un funcionario estadounidense desde la Revolución Islámica de 1979.
Zarif se mostró “optimista” tras la reunión con el P5+1 y una conversación privada, de 30 minutos, con el secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, John Kerry, en paralelo a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 27 de septiembre.
“Ahora tenemos que hacer coincidir nuestras palabras con la acción. Y espero que eso no sea un problema”, dijo el diplomático, educado en Occidente, al final de un discurso de Ruhaní.
A la reunión siguió una breve pero cordial llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y Ruhaní, que sugirió un descongelamiento de las frías relaciones entre ambos países.
Quienes promueven la salida diplomática recibieron con beneplácito el anuncio de Obama de que Kerry participaría directamente en las negociaciones con Irán, pero no se prevé que este asista a las conversaciones de Ginebra, donde la principal representante estadounidense continuará siendo Wendy Sherman, la subsecretaria de Asuntos Políticos.
El hecho de que el lado estadounidense incluya ahora a Adam Szubin, director de la agencia del Tesoro que administra y aplica sanciones, también señala que esa potencia está evaluando su política de castigos.
Se prevé que Zarif solo asistirá a una sesión introductoria de las conversaciones de dos días (martes 15 y miércoles 16), que incluirán a la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton.
La delegación iraní está encabezada por el viceministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, según informes de prensa de ese país.
“Me tranquiliza que el equipo iraní esté conducido por Zarif, porque es un diplomático brillante, y por las señales de que el fin de la reunión es que Irán presente ideas y los otros obtengan aclaraciones y reporten luego a sus jefes”, dijo Peter Jenkins, quien entre 2001 y 2006 fue representante permanente de Gran Bretaña en la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
“Pero pueden suscitarse problemas si alguno de los dos lados busca ir demasiado lejos, demasiado rápido, es decir que demanden compromisos de la otra parte sin asumir voluntariamente compromisos propios”, añadió en declaraciones a IPS.
Filtraciones y especulación
“Presentaremos nuestros puntos de vista, tal como acordamos, en Ginebra, no antes. Sin apuros, sin especulaciones por favor (por supuesto si pueden evitarlo!!!)”, tuiteó Zarif desde su cuenta oficial el 11 de este mes.
Dos días antes, el exnegociador nuclear Ali Larijani pareció sugerir que Irán estaba dispuesto a hablar sobre sus depósitos de uranio enriquecido a 20 por ciento.
“Tenemos cierto excedente, usted sabe, la cantidad que no necesitamos. Pero sobre eso podemos tener algunas discusiones”, dijo Larijani, actualmente presidente del Congreso legislativo iraní, en declaraciones a Associated Press en el marco de una reunión de la Unión Interparlamentaria en Ginebra.
El sitio de noticias del parlamento iraní describió luego esos comentarios como “contrarios a la realidad y sin base”, según una traducción de Al-Monitor.
Mientras, The Wall Street Journal informó el 9 de este mes que Irán viene preparando una propuesta que es muy similar a la que el P5+1 dio a conocer en Almaty.
La última oferta que hizo el del P5+1 para restablecer la confianza, a la que Irán no respondió formalmente, incluía demandas de que suspendiera el enriquecimiento a 20 por ciento, que enviara al exterior sus actuales depósitos de uranio y clausurara temporariamente su central nuclear de Fordow, a cambio de un alivio de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea a los metales preciosos y los productos petroquímicos, así como a la industria aeronáutica.
El domingo 6, la Agencia de Noticias de los Estudiantes Iraníes informó que ese país presentaría una propuesta de tres fases, incluyendo el enriquecimiento dentro de su territorio.
Ese mismo día, la prensa citó al negociador Abbas Araqchi diciendo: “Por supuesto que negociaremos en relación a la forma, la cantidad y los varios grados de enriquecimiento (de uranio), pero el envío de materiales fuera del país es nuestra línea roja”, según Reuters.
Sin embargo, expertos reclaman tomar estos reportes con precaución.
“Hasta ahora, las filtraciones sin sustancia solo han creado esperanzas infladas que pueden ser peligrosas y conducir a una desilusión”, dijo a IPS el experto en temas iraníes Ali Vaez, del International Crisis Group.
“Nadie debería esperar que un impasse de una década se resuelva en apenas dos días… En el mejor de los casos, las dos partes podrán reducir sus diferencias sobre los límites generales de un resultado final y una hoja de ruta para llegar allí”, planteó.
Calendario restringido
Ruhaní expresó en septiembre en Nueva York que esperaba que se pudiera alcanzar un acuerdo en el plazo de tres a seis meses. Para entondes, los representantes de la línea dura podrían recuperar el control interno si la política exterior del nuevo presidente no arroja ninguna victoria para Irán.
Mientras, el Congreso legislativo de Estados Unidos se prepara para impulsar más sanciones.
El Comité de Asuntos Bancarios del Senado accedió a postergar el estudio de un proyecto para endurecer más las sanciones contra las exportaciones petroleras de Irán tras las presiones de Kerry, pero procederá en las próximas semanas, según The New York Times.
Ante la pregunta de cómo afectarán las sanciones al proceso diplomático, Farhi respondió: “Depende de si en Ginebra se llega o no a alguna clase de acuerdo”.
“Sin acuerdo, la imposición de sanciones será el anuncio público del fracaso de las conversaciones. Si hay un acuerdo y el Congreso de Estados Unidos todavía insiste en intensificar las sanciones, entonces será otra prueba de la debilidad política de Obama”, dijo a IPS la experta.
“Espero que todas las partes tengan suficiente previsión para saber que, ante el deseo públicamente expresado de resolver el asunto, este es el momento para la flexibilidad y para un proceso paso a paso de creación de confianza mutua a fin de evitar un camino que no desea ninguna de las partes”, concluyó Farhi.
Fuente : http://www.ipsnoticias.net/2013/10/cauto-optimismo…
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