Un equipo de ingenieros del Departamento de ingeniería mecánica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, ha desarrollado un copiloto inteligente para los coches, un sistema semiautónomo destinado a aumentar la seguridad de la conducción.
Según explica el MIT en un comunicado, el sistema porta una cámara a bordo y un telémetro láser (dispositivo capaz de medir distancias de forma remota), con los que puede detectar cualquier peligro que surja alrededor del vehículo.
Además, sus creadores, Sterling Anderson y Karl Iagnemma, le han incorporado un algoritmo ideado por ellos mismos, y que permite analizar datos e identificar las zonas seguras. Gracias a él, el copiloto inteligente puede, por ejemplo, evitar a otros coches en la carretera, en caso de que alguno se interponga peligrosamente en su trayectoria.
Los investigadores presentaron de este sistema de seguridad en el Simposium Internacional sobre Vehículos Inteligentes celebrado en la Universidad de Alcalá (España) a principios del pasado mes de junio. Sus detalles han sido publicados por IEEE.
Control compartido
Anderson señala que, la innovación clave de esta tecnología es que permite que el coche y el conductor compartan el control del vehículo.
Las investigaciones sobre robótica realizadas en los últimos años se han centrado principalmente en el desarrollo de sistemas – desde automóviles hasta equipos médicos o maquinaria industrial – que son controlados bien por robots bien por humanos, no de manera conjunta.
Estos sistemas operan siguiendo pasos pre-establecidos, como los coches que se aparcan solos. Por ejemplo, Audi ha desarrollado un sistema, Garage Parking Pilot, que permite al conductor ahorrarse la tediosa tarea del aparcamiento.
En estos casos, la pre-programación está basada en la distancia con otros coches cercanos, explican los ingenieros, algo que funciona bien en un aparcamiento, pero que en una situación más dinámica y compleja, como la conducción en carretera, resulta demasiado limitado.
Para solucionar esta pega, lo que han hecho Anderson y Iagnemma ha sido integrar la perspectiva humana al sistema robótico (la capacidad para escoger caminos o carriles, para determinar si un espacio es seguro, y para detectar riesgos y evitar así colisiones). De esta forma, han creado un método para identificar zonas seguras, en lugar de caminos o rutas de viaje fijas.
Para evitar colisiones, el sistema no lleva un mapa de carreteras integrado, sino que cuenta con un algoritmo que identifica los obstáculos que aparezcan, dentro de un marco de referencia dividido en pequeñas áreas.
En caso de que un obstáculo se adentre en alguna de esas áreas –por ejemplo, si el conductor se ha dormido al volante y está a punto de chocar con una barrera-, el sistema toma el control y dirige el vehículo hacia una zona segura.
El móvil también ayuda
Los investigadores han realizado ya más de 1.200 pruebas de esta tecnología, con 30 conductores diferentes. Durante ellas, se han producido solo unos pocos choques, la mayoría ocurridos por fallos en la cámara. En casi todos los exámenes, el sistema ayudó con éxito al conductor a evitar colisiones.
Aparte de esta demostrada eficiencia, los expertos señalan que el copiloto inteligente tiene la ventaja de ser más simple que los sistemas para coches autónomos, que requieren grandes cantidades de elementos computacionales, por lo que resulta menos costoso.
Además, los ingenieros planean simplificar el sistema aún más, utilizando un teléfono móvil preparado para registrar y enviar información de utilidad al sistema de a bordo, para que este reaccione cuando deba.
Según Anderson: “Creo que vamos a encontrar mejores maneras de hacerlo, más sencillas y económicas, que haga posible que un mayor número de usuarios tengan acceso a la tecnología».
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