Neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han descubierto un circuito cerebral directamente implicado en el mantenimiento de la motivación, las ansias de aprender y la actitud a tomar riesgos sin importar la edad o la influencia de los procesos típicos del envejecimiento. De acuerdo a un comunicado, los estudios en ratones sugieren que el circuito podría volver a activarse y provocar que la persona recupere el ánimo y el dinamismo perdidos.
Con el paso del tiempo y la llegada del envejecimiento, muchas personas pierden la motivación para aprender cosas nuevas, para participar de actividades que les generan satisfacción o para asumir determinados riesgos. Los investigadores norteamericanos han hallado un “interruptor cerebral” que actúa en forma directa en este tipo de comportamientos y actitudes. Su estudio fue publicado en la revista Cell.
Los científicos explicaron que con el avance de la edad se hace cada vez más complejo levantarse y ponerse en marcha cada día, adquiriendo compromisos y obligaciones para participar de la vida cotidiana o seguir aprendiendo cosas nuevas, un aspecto crucial para la salud del cerebro. Frente a esto, se preguntaron si existía un mecanismo cerebral encargado de estas funciones. De hallarlo, sería posible actuar sobre el mismo para volver a activarlo y generar un cambio en las personas.
Continuando una serie de estudios previos, los especialistas se concentraron en un grupo de células llamadas estriosomas, que se encuentran distribuidas por todo el cuerpo estriado del cerebro. El mismo integra los ganglios basales y algunas de sus funciones son la coordinación de movimientos y la regulación de la memoria. Los estriosomas son muy pequeños y se ubican en sectores profundos dentro del cerebro, por lo tanto se hace complejo visualizarlos con imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI).
El papel de los estriosomas
En principio, los científicos descubrieron que los estriosomas cumplen un papel vital en algunos procesos de toma de decisiones, sobretodo en aquellos que generan más ansiedad al tener que elegir entre los riesgos y beneficios que supone un cambio profundo en la vida personal, como un nuevo trabajo o un nuevo lugar de residencia. En estos casos, los estriosomas actúan como “guardianes” absorbiendo la información emocional e integrándose con los productores de dopamina para tomar decisiones.
Sin contentarse con estos hallazgos, en el nuevo estudio los neurocientíficos continuaron estudiando los estriosomas, en este caso mediante un experimento con roedores. Luego de confirmar nuevamente su papel trascendental en los procesos de toma de decisiones y disposición a aceptar los riesgos para aprender cosas nuevas, concretaron un asombroso descubrimiento entre los ratones más viejos, con edades comparables a los 60 años o más en el ser humano.
Los roedores en los cuales disminuía el compromiso para tomar decisiones y aprender también registraban una notable reducción de la actividad estriosómica en comparación con los ratones más jóvenes. Incluso hallaron una pérdida de motivación similar a la registrada en roedores con la enfermedad de Huntington, un trastorno neurodegenerativo que afecta directamente a los estriosomas.
Un cambio de actitud
Al emplear fármacos dirigidos genéticamente para impulsar la actividad de los estriosomas, los expertos comprobaron que los ratones volvían a estar motivados y a comprometerse en las tareas. Este hallazgo podría ser el camino para aplicar soluciones similares en el ser humano, tanto para reducir los efectos negativos del envejecimiento en cuanto a la motivación como para optimizar tratamientos de patologías como el estrés, la ansiedad o la depresión.
Ahora, los investigadores están trabajando en posibles tratamientos farmacológicos que logren estimular este circuito, como así también en métodos de entrenamiento para mejorar la dinámica cerebral a través de la biorretroalimentación, una nueva técnica que se emplea para controlar las funciones fisiológicas del organismo humano.
Referencia
Striosomes Mediate Value-Based Learning Vulnerable in Age and a Huntington’s Disease Model. Alexander Friedman, Emily Hueske, Sabrina M. Drammis, Charu Ramakrishnan, Karl Deisseroth, Ann M. Graybiel et al. Cell (2020).DOI:https://doi.org/10.1016/j.cell.2020.09.060
Foto: Alfonso Cerezo en Pixabay.
excelente artículo,como todos los de tendencias 21,felicitaciones