La conservación criogénica de células, tejidos e incluso del cuerpo humano será posible dentro de muy poco tiempo, según el profesor Anatoli Bogdan, de la Universidad de Helsinki, ya que a través de una solución acuosa es posible congelar lentamente estos elementos orgánicos y luego recalentarlos evitando la cristalización.
La crioconservación se utiliza actualmente para conservar órganos destinados a trasplantes, pero solamente puede utilizarse para algunos tipos de células y tejidos, incluido el esperma y los embriones, capaces de resistir el proceso y de ser reutilizados sin daños.
La principal dificultad que presenta la crioconservación se refiere a la formación de cristales de hielo, que dañan la estructura de las células y provocan su deshidratación. La nueva técnica propuesta por Bogdan permite sin embargo a todo tipo de células, tejidos y órganos resistan a la sobrecongelación y sobrevivan.
La nueva técnica ha surgido de una nueva investigación sobre el agua, que sigue siendo uno de los líquidos más desconocidos. Anatoli Bogdan, de la Universidad de Helsinki, ha experimentado con una forma de agua denominada “agua vítrea” o hielo amorfo de baja densidad (LDA), que se origina al enfriar lentamente gotas acuosas diluidas.
El agua vítrea o LDA se transforma por este proceso en un líquido muy viscoso que, según Bogdan, no es una nueva forma de agua (como piensan en la actualidad algunos científicos), pero que podría tener interesantes implicaciones prácticas en la criobiología (conservación de células vivas mediante la utilización de las bajas temperaturas, frenando los procesos de envejecimiento y degeneración celular), la medicina y la criogenética o criogenización de los cuerpos con la esperanza de resucitarlos en el futuro.
Proceso lento
Gracias a este sistema, en una solución acuosa el componente de agua podría enfriarse a muy bajas temperaturas lentamente hasta que hacerlo alcanzar el estado de agua vítrea, y luego volverlo a calentar sin que la cristalización implicara, si se crease un adecuado crioprotector, la muerte o lesión de las células de la materia viva. En teoría, estas células, pero también los tejidos, órganos e incluso un cuerpo completo, podrían por tanto sobrevivir a la congelación.
El daño de las células se produce debido a la formación de hielo extra e intra celular, así como durante el proceso de re-calentamiento para devolver a las células su temperatura original. Un proceso de enfriamiento/calentamiento lento podría evitar la cristalización del agua, evitando así los daños y permitiendo así la recuperación de materia viva después de un período de sobrecongelación.
El trabajo de Anatoli Bogdan saldrá publicado el próximo seis de julio en la revista The Journal of Phisical Chemistry B, especializada en materiales y sus estructuras y propiedades, de la American Chemical Society de Ohio, Estados Unidos, que ha avanzado un comunicado sobre el descubrimiento.
Esperanza de criogenización
La criogenización es una técnica que consiste en reducir la temperatura de los cuerpos con la finalidad de devolverlos a la vida más adelante. Puede servir para una suspensión temporal del ser humano para, por ejemplo, viajar al espacio en trayectorias de larga duración, o para suspender cuerpos enfermos indefinidamente a la espera de que la medicina evolucione y pueda curarlo de la enfermedad que va a acabar con vida. También para conservación de cadáveres que puedan ser supuestamente resucitados en el futuro.
Congelar nuestro cuerpo después de nuestra muerte con el fin de esperar a que la ciencia avance lo suficiente como para resucitarnos y curar la enfermedad hoy por hoy incurable que nos arrancó la vida, suena a película de ciencia ficción. Sin embargo, la tecnología de la criogenización es en la actualidad un hecho que ya cuenta con la confianza de numerosos simpatizantes que no dudan en poner su dinero al servicio de la eternidad.
En Estados Unidos, existen ya varios institutos, tales como Alcor, Trans-Time, Cryonics Institute, etc., con personas criogenizadas, y que además tienen investigadores para el estudio de sustancias crioprotectoras, tal como publicamos en otro artículo.
Pero la criogenización aún se enfrenta a algunos problemas técnicos. Uno de sus enemigos más importantes son los cristales de hielo que se forman al reducir la temperatura de los cuerpos a unos -196 ºC y que dañan las células, a excepción de las del semen, que son capaces de mantener a esa temperatura todas sus características organolépticas y sus cualidades.
Recientemente se ha descubierto que embriones humanos enteros son capaces de crecer y desarrollarse normalmente tras haber estado conservados en nitrógeno líquido, esto es, criogenizados. El descubrimiento deBogdan refuerza esta línea de investigaciones.
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