La razón principal del descenso en las emisiones de dióxido de carbono que se registró en las centrales eléctricas estadounidenses en 2009 no fue la recesión económica, como se había pensado en un principio, sino el abaratamiento del gas natural, que generó una mejor situación competitiva del mismo con respecto al carbón. Así lo ha determinado un estudio realizado en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Harvard. La investigación ha revelado asimismo que esta situación podría seguir repitiéndose en la actualidad, lo que sería sin duda una buena noticia para el planeta.
En 2009, cuando Estados Unidos entró en recesión económica, las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeron en total en un 6,59% con respecto a 2008. En el sector de la energía, sin embargo, la recesión no fue la causa principal. Según los investigadores de Harvard, la principal explicación para la reducción de las emisiones de CO2 relacionadas con la generación de energía eléctrica durante ese año fue la disminución del precio del gas natural, que permitió reducir la dependencia industrial del carbón.
Según el modelo econométrico desarrollado por este grupo de ingenieros e investigadores, las emisiones podrían reducirse aún más por la introducción de un impuesto sobre el carbono, que a su vez tendría un impacto insignificante sobre el precio de la electricidad para los consumidores.
Un análisis regional sobre la cuestión, junto con la evaluación de las implicaciones a largo plazo para la inversión y la política energética, son los temas principales de un artículo publicado por la revista especializada Environmental Science and Technology, que se titula “Implications of the Recent Reductions in Natural Gas Prices for Emissions of CO2 from the US Power Sector”. Al mismo tiempo, la Universidad de Harvard ha hecho pública una nota de prensa sobre esta investigación.
Un cambio de tecnología con ventajas ambientales y económicas
En Estados Unidos, el segmento energético es responsable del 40 por ciento de todas las emisiones de carbono. En 2009, las emisiones de CO2 en el sector relacionado con la generación de energía disminuyeron en un 8,76 por ciento. Los investigadores atribuyen este cambio a la mayor disponibilidad de gas natural barato.
Al respecto, los ingenieros de Harvard explicaron que la generación de un kilovatio-hora de electricidad a partir de carbón libera el doble de CO2 a la atmósfera que la misma producción a partir de gas natural, por lo que un ligero cambio en los precios relativos al carbón y al gas natural puede dar lugar a una fuerte caída en las emisiones de carbono.
Eso es precisamente lo que se comprobó en 2009, y los investigadores creen que la situación podría volver a repetirse. Como los patrones de la generación de electricidad y los precios varían mucho entre las distintas regiones de los Estados Unidos, los especialistas de la SEAS desarrollaron un modelo en el que fueron contempladas las nueve regiones por separado.
En algunos sectores, por ejemplo, casi la mitad de las centrales eléctricas disponibles se construyeron para procesar carbón. La producción de electricidad puede variar hacia el gas natural solamente en la medida en que las centrales de gas estén disponibles para satisfacer la demanda. Por el contrario, en otros estados se emplea en menor medida el carbón. Todo esto provoca que el impacto sea muy diferente en las distintas zonas del país.
Precio del gas e impuesto al carbono
El equipo dirigido por el profesor Michael B. McElroy diseñó un esquema que identifica la relación entre el costo de la generación de electricidad a partir del carbón y del gas, y la cantidad de electricidad generada. Según este enfoque, existe un nivel crítico en los sistemas de gas que en un determinado momento los llevan a ser más rentables con respecto a las infraestructuras más antiguas en base a carbón.
Cuando los precios del gas natural son altos, la diferencia es prácticamente inexistente y no justifica el cambio de tecnología desde el punto de vista económico. Sin embargo, cuando el precio del gas cae, tanto las centrales eléctricas antiguas como las más modernas que funcionan a carbón se pueden ver claramente beneficiadas con el traspaso al sistema de gas natural.
Al mismo tiempo, el modelo desarrollado también predice que un impuesto sobre el carbono aplicado por el Gobierno estadounidense llevaría a un abandono del carbón por parte de la gran mayoría de las centrales eléctricas. El equipo de especialistas concluye que con un impuesto de alrededor de cinco dólares por tonelada de CO2 se podría evitar la emisión de 31 millones de toneladas de dióxido de carbono en los Estados Unidos, sin que esto provoque un aumento considerable en el precio de la electricidad para los consumidores.
La presente investigación ha sido financiada por la National Science Foundation, y aunque los datos de 2011 aún no están disponibles, sobre la base de los precios del gas, los investigadores predicen que se debe haber concretado un cambio continuo de carbón a gas natural durante el año pasado, comparable al registrado entre 2008 y 2009.
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