Como todos sabemos, aprender varios idiomas no es tarea fácil. Y como aliciente, para algunas personas es más difícil que para otras según sus las conexiones de su cerebro.
Las diversas regiones de nuestro cerebro se comunican entre sí, incluso cuando estamos descansando y no se dedican a ninguna tarea u obligación. Según un estudio publicado el 20 de enero en la revista Journal of Neuroscience, la conectividad varía de una persona a otra y este comportamiento se ha visto relacionado con la capacidad lingüística que tienen para desarrollar otras lenguas.
Chai y Denise Klein, investigadores de la Universidad McGill, exploraron si las diferencias en la conectividad en estado de reposo se relacionan con el desempeño de un segundo idioma.
Regiones cerebrales implicadas
Para estudiar esto en profundidad, junto a un grupo de expertos del Instituto Neurológico de Montreal, escanearon los cerebros de 15 adultos que estaban a punto de comenzar una de las doce semanas de un curso intensivo de francés. Así, pudieron comparar los resultados de los escáneres y los cerebros de los participantes con sus habilidades lingüísticas adquiriendo una lengua nueva.
Los resultados obtenidos mostraron la importancia de las conexiones en el aprendizaje de un nuevo idioma. Más concretamente, entre las habilidades lingüísticas y la fuerza de las conexiones entre diversas áreas del cerebro y dos regiones específicas del lenguaje: una región implicada en la fluidez verbal llamada ínsula anterior izquierda/opérculo frontal (AI/FO, por sus siglas en inglés); y otra vinculada a la velocidad de lectura de los participantes (el área visual de formación de palabras o VWFA, por sus siglas en inglés), de la que ya hemos hablado en otras ocasiones en Tendencias21 .
Se puede modelar el cerebro
Para poner a prueba la fluidez verbal de los participantes, los investigadores les pidieron que hablaran durante dos minutos en francés (contaron sólo el número de palabras que se dijeron correctamente).
Para probar la velocidad de lectura, los científicos hicieron que los participantes leyeran textos en francés en voz alta, calculando así el número de palabras leídas por minuto.
El resultado de la prueba demostró que aquellos participantes con conexiones más fuertes en la AI/FO presentaban una superioridad en la prueba de habla. Los participantes con mayor conectividad en la VWFA, por su parte, mostraron una mayor mejoría en la velocidad de lectura.
Sin embargo, señalan los científicos, esto no significa que el éxito de aprender una segunda lengua esté totalmente predeterminado por las conexiones del cerebro. El cerebro es muy complejo y se va desarrollando a lo largo de nuestra vida, lo que supone que podemos ir moldeándolo con aprendizaje y experiencia.
Por ejemplo, hoy se sabe que se puede mejorar el aprendizaje de otros idiomas usando varios sentidos o que, en niños pequeños, la educación musical puede potenciar el aprendizaje de la lectura y de la escritura. En la dirección contraria, se sabe que aprender idiomas puede aumentar el tamaño de nuestro cerebro.
Referencia bibliográfica:
X. J. Chai, J. A. Berken, E. B. Barbeau, J. Soles, M. Callahan, J.-K. Chen, D. Klein. Intrinsic Functional Connectivity in the Adult Brain and Success in Second-Language Learning. Journal of Neuroscience (2016). DOI: 10.1523/JNEUROSCI.2234-15.2016.
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