Un grupo internacional de investigadores ha logrado demostrar que en los vuelos espaciales extensos no se produce neurodegeneración en los astronautas, tal como sostenían muchas teorías hasta hoy. El estudio, publicado en la revista Science Advances y que resume un artículo de Phys.org, indica que una de las principales consecuencias es una reorganización cerebral, junto a una pequeña pérdida de agudeza visual.
Aunque investigaciones previas habían confirmado que los astronautas pueden sufrir degeneración ósea y muscular por efecto del fenómeno de caída libre, el nuevo trabajo constata que estas consecuencias no se repiten en el área cerebral. Sin embargo, los viajes espaciales largos sí generan una reorganización del cerebro, un reacomodamiento de la estructura con el propósito de adaptarse a las nuevas exigencias.
Los científicos llegaron a estas conclusiones luego de realizar un estudio con 11 astronautas rusos, que desarrollaron sus funciones durante 6 meses en la Estación Espacial Internacional. Los análisis se efectuaron con anterioridad a la misión, después de la misma y a los 7 meses de haber regresado a la superficie terrestre. Los especialistas utilizaron técnicas de resonancia magnética de difusión.
Esta tipología de resonancia magnética tiene la particularidad de poder registrar múltiples escaneos en cada sesión. Además, cada uno de los escaneos puede programarse para estudiar diferentes aspectos, enriqueciendo así la labor investigativa. En cada intervención con los astronautas rusos, los expertos obtuvieron más de 150 escaneos. Toda esta información permitió llegar a conclusiones más exactas y mejor fundamentadas, en un aporte fundamental para futuras misiones espaciales.
Reorganización y reorientación cerebral
Entre los resultados obtenidos, los científicos destacaron que el cerebro solamente se reorienta en ocasión de un vuelo espacial extenso. Esta reorganización cerebral no lleva a consecuencias negativas como la muerte de neuronas, sino únicamente a una ligera relocalización de la estructura en diferentes partes del cráneo, con el propósito de adaptarse a las nuevas condiciones de vida.
Además, los expertos comprobaron que el mecanismo de adaptación también conlleva consecuencias positivas, como por ejemplo la adquisición de nuevas habilidades motoras y una notable optimización de condiciones como el equilibrio y la coordinación. Lógicamente, esto muestra la increíble plasticidad neuronal del cerebro humano, que es capaz de adaptarse prácticamente a cualquier circunstancia.
Al mismo tiempo, los responsables del estudio expresaron que la comparación de los escaneos con resonancia magnética de difusión muestra que las condiciones del cerebro regresan rápidamente a la normalidad a los pocos meses de volver a la Tierra. Concretamente, en el caso de los astronautas rusos la estructura cerebral volvió a las mismas condiciones previas al viaje en un período de aproximadamente 7 meses desde el regreso a la superficie terrestre.
Por otra parte, los investigadores verificaron que se registra una leve pérdida de agudeza visual, como se había insinuado en estudios previos. La causa es la acumulación de líquido detrás de los ojos. Más allá de todo esto, los científicos destacaron la importancia de estudiar este tipo de cuestiones, teniendo en cuenta que en las próximas décadas es probable que se registre un incremento en las misiones y vuelos espaciales de larga duración.
Referencia
Macro- and microstructural changes in cosmonauts’ brains after long-duration spaceflight. Steven Jillings, Angelique Van Ombergen et al. Science Advances (2020).DOI:https://doi.org/10.1126/sciadv.aaz9488
Foto: Brian McGowan. Unsplash.
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