«Los sonidos emitidos por las aves constituyen, en varios aspectos, la analogía más cercana al lenguaje», escribió Charles Darwin en El origen del hombre (1871) al contemplar cómo los seres humanos aprendían a hablar.
El idioma, especuló el científico, podría haber tenido su origen en el canto de las aves, que habría dado lugar “a las palabras que expresan diversas emociones complejas.»
Ahora, investigadores de Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, junto con un especialista de la Universidad de Tokio, afirman que Darwin iba bien encaminado.
A su juicio, las evidencias que se tienen en la actualidad sugieren que el lenguaje humano es fruto de la combinación de dos formas de comunicación presentes en el resto del reino animal: por un lado, el canto de las aves, y por otro, las formas de expresión más utilitarias y portadoras de información observadas en otros animales.
«Esta combinación accidental fue la que originó el lenguaje humano», asegura Shigeru Miyagawa, profesor de lingüística del Departamento de Lingüística y Filosofía del MIT y co-autor de un nuevo estudio al respecto, publicado por la revista Frontiers in Psychology.
Confluencia de dos fórmulas de expresión natural
La idea de estos científicos se basa en una conclusión previa alcanzada por Miyagawa, y detallada en un trabajo anterior: en todas las lenguas humanas existen dos «capas», una capa de «expresión» (que implica la organización cambiante de las frases), y una capa léxica, relacionada con el contenido principal de cada oración.
Esta conclusión se basó a su vez en estudios anteriores de lingüistas como Noam Chomsky, Kenneth Hale y Samuel Jay Keyser, informa el MIT en un comunicado.
A partir de un análisis de la comunicación animal, y utilizando como marco las conclusiones de Miyagawa, los científicos afirman que el canto de los pájaros se parece mucho a la “capa de expresión” de las frases humanas; mientras que la comunicación visual de las abejas o los mensajes cortos y audibles de los primates se parecen más a la “capa léxica” de nuestro lenguaje.
En algún momento hace entre 50.000 y 80.000 años, los seres humanos pudieron fusionar estos dos tipos de expresión en una forma única y sofisticada de lenguaje, afirman los investigadores.
“Este tipo de adaptaciones de estructuras ya existentes son comunes en la historia natural”, señala Robert Berwick, co-autor del trabajo y profesor de lingüística computacional en el Laboratory for Information and Decision Systems del MIT.
«Cuando algo nuevo se desarrolla, a menudo lo hace a partir de piezas viejas», afirma Berwick. «Hemos visto este fenómeno una y otra vez en la evolución: las viejas estructuras pueden cambiar un poco y pasar a adquirir funciones radicalmente nuevas”.
Información y melodía
Para comprender la diferencia entre la capa de expresión y la capa léxica del lenguaje, se puede tomar una simple frase: «Todd vio un cóndor»,
Podemos crear fácilmente variaciones de esta oración, tales como «¿cuándo vio Todd un cóndor?»
Esta reordenación de elementos es realizada en la capa de expresión y nos permite añadir complejidad y hacer preguntas. Entretanto, la capa léxica se mantiene igual en ambos casos, ya que la oración sigue estando compuesta por los mismos elementos básicos: el sujeto (Todd), el verbo (ver) y el objeto directo (cóndor).
El canto de los pájaros carece de estructura léxica. En cambio, los pájaros cantan melodías aprendidas que tienen una estructura que Berwick llama “holística”, porque cada canción completa tiene un mismo significado (ya sea el apareamiento, por el territorio, etc.)
Como contraste, otros tipos de animales tienen modos de expresión que carecen de la característica melódica del canto de los pájaros. Por ejemplo, las abejas se comunican visualmente: se agitan nerviosas para indicar las fuentes de alimento a sus compañera, y los primates, por su parte, pueden hacer una gran variedad de sonidos con los que advierten sobre los depredadores y otros temas.
Según Miyagawa y sus colaboradores, el lenguaje humano emerge de una fructífera combinación de ambas fórmulas de comunicación. De esta forma, podemos comunicar información esencial, como hacen las abejas o los primates, pero, además contamos con un lenguaje con capacidad melódica, como el canto de las aves.
A esto hay que añadir que somos capaces de recombinar las partes de nuestro discurso, lo que hace posible que podamos generar una cadena aparentemente infinita de palabras, a partir de un vocabulario finito.
De hecho, los investigadores sugieren que los humanos tuvieron primero la habilidad de cantar y que después fueron integrando determinados elementos léxicos en esos cantos. El resultado fue la capacidad de construir patrones complejos, como una canción, pero con palabras, afirma
Berwick.
El origen evolutivo del lenguaje humano
Como se refleja en el artículo de Frontiers in Psychology algunos de los «paralelismos más notables» entre la adquisición del lenguaje en aves y en humanos es la etapa de la vida en que ambos asimilan el lenguaje, y la parte del cerebro que ambos utilizan para la comunicación oral.
Otra similitud fue la señalada por un célebre profesor de lingüística del MIT, Morris Halle, quien afirmó que «todas las lenguas humanas tienen un número finito de patrones de acentuación y rítmicos, al igual que sucede en el canto de los pájaros”.
Los autores de la presente investigación reconocen que serán necesarios futuros estudios para confirmar su propuesta. De momento esta “es sólo una hipótesis», afirma Berwick. «Pero es una manera de hacer explícito aquello de lo que Darwin habló muy vagamente, dado que ahora sabemos más sobre el lenguaje».
Miyagawa señala que esta es una idea viable, en parte, debido a que podría estar sujeta a mayor escrutinio, a medida que se van examinando con mayor detalle los patrones de comunicación de otras especies.
«Si fuera una hipótesis correcta, entonces el lenguaje humano tendría un precursor en la naturaleza, en la evolución, que en realidad podemos comprobar hoy en día», dice, añadiendo que las abejas, las aves y otros primates podrían ser todos fuentes de futuras investigaciones y de conocimiento.
Miyagawa, Berwick y su colaborador Kazuo Okanoya tienen la esperanza de que su trabajo estimule a otros a pensar en la universalidad del lenguaje en términos evolutivos.
El lenguaje no es sólo una construcción cultural aleatoria, afirman, sino que está basado en parte en capacidades que los seres humanos comparten con otras especies.
Referencia bibliográfica:
Shigeru Miyagawa, Robert C. Berwick, Kazuo Okanoya. The Emergence of Hierarchical Structure in Human Language. Frontiers in Psychology (2013). DOI: 10.3389/fpsyg.2013.00071.
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