Las decisiones morales pueden manipularse haciendo un seguimiento de los movimientos de los ojos durante la deliberación, según un nuevo estudio publicado ayer en las Proceedings of the National Academy of Sciences.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de California en Merced (EE.UU.), la Universidad de Lund (Suecia) y el University College de Londres, desafía la noción de que las decisiones de las personas -si dar dinero a una persona sin hogar o si separar los materiales reciclables de la basura- tienen sus raíces en un marco moral preexistente.
«La gente asume a menudo que sus opiniones morales son preferencias estables que ya existen en sus corazones y mentes», asegura el profesor Michael Spivey, de UC Merced, en la nota de prensa de ésta. «Pero nosotros planteamos la hipótesis de que muchas de las decisiones morales pueden surgir sobre la marcha, como resultado de cómo se mira e interactúa con el entorno.»
Usando un nuevo método experimental, Spivey y sus colegas investigadores utilizaron rastreadores oculares remotos para monitorizar la mirada de los participantes mientras reflexionaban sobre cuestiones morales complejas, tales como: «¿Es el asesinato justificable a veces?» A los participantes se les presentaron dos alternativas para cada pregunta y se les pidió que consideraran cuál consideraban moralmente correcta.
Lo que los participantes no sabían era que sus movimientos oculares estaban siendo utilizados para determinar el punto en el que se les decía que tomaran su decisión. Para cada prueba, los investigadores seleccionaban al azar una de las posibles respuestas. Una vez que el rastreador de los ojos del participante registraba que llevaba mirando la respuesta pre-elegida un determinado período de tiempo, se les pedía que tomaran su decisión inmediatamente.
Sesgo
Los resultados mostraron que las decisiones morales de los participantes estaban sesgadas sistemáticamente hacia la respuesta pre-elegida, si se utilizaba el rastreador de miradas para determinar el momento de su respuesta, lo que significa que se les influenció sin el uso de argumentos o información. Elegían la alternativa seleccionada previamente como su propia opinión moral en el 58 por ciento de las pruebas, frente al 50 por ciento cuando no había tal manipulación.
«Lo que encontramos en este estudio es que el momento preciso de nuestras decisiones puede ser una poderosa influencia en las elecciones que terminamos haciendo», explica Philip Pärnamets, de la Universidad de Lund. «El proceso de llegar a una decisión moral no sólo se refleja en la mirada de la gente, sino que también se puede determinar por ella.»
El estudio es el primero en demostrar vínculos causales entre la mirada y las elecciones morales, pero se basa en trabajos anteriores que muestran cómo la mirada se refleja en elecciones simples, como al elegir entre varios tipos de comida.
«Los científicos ya sabían que cuando llevamos la mirada de uno a otro elemento de un menú, por ejemplo, nuestros patrones de mirada revelan lo que es posible que elijamos», explica Daniel Richardson, del University College. «Nuestra contribución principal es mostrar que controlando exactamente cuándo toma alguien una decisión, podemos influir en ella».
«En otras palabras, la interacción entre el cerebro, la mano y el ojo que tiene lugar cuando cogemos una taza de café es la misma que participa en el razonamiento sobre si algo es moralmente correcto o incorrecto.»
Referencia bibliográfica:
Philip Pärnamets et al.: Biasing moral decisions by exploiting the dynamics of eye gaze. PNAS (2015). DOI: 10.1073/pnas.1415250112.
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