Tendencias21

Encuentran circuito cerebral que “enciende y apaga” las interacciones sociales

Investigadores estadounidenses han encontrado un circuito cerebral particular vinculado con la tendencia de los mamíferos a interactuar socialmente. Estimular este circuito aumenta el apetito de un ratón por conocer a un ratón extraño, mientras que inhibirlo apaga ese impulso.

Encuentran circuito cerebral que “enciende y apaga” las interacciones sociales

Un equipo de investigadores de la Universidad Stanford (California, EE.UU.) ha vinculado un circuito cerebral particular a la tendencia de los mamíferos a interactuar socialmente. Estimular este circuito -uno entre millones en el cerebro- aumenta instantáneamente el apetito de un ratón para llegar a conocer un ratón extraño, mientras que inhibirlo apaga su impulso para socializar con un desconocido.

Los nuevos resultados, publicados en la revista Cell, pueden arrojar luz sobre los trastornos psiquiátricos caracterizados por una interacción social deteriorada, como el autismo, la ansiedad social, la esquizofrenia y la depresión, señala el autor principal del estudio, Karl Deisseroth, profesor de bioingeniería y de psiquiatría y ciencias del comportamiento, en la nota de prensa de Stanford.

Los resultados también son importantes ya que ponen de manifiesto no sólo el papel de una u otra sustancia química del cerebro, como tienden a hacer los estudios farmacológicos, sino más bien los componentes específicos de los circuitos cerebrales implicados en un comportamiento complejo. Una combinación de técnicas de vanguardia desarrolladas en el laboratorio de Deisseroth ha permitido análisis sin precedentes de cómo la actividad del cerebro controla el comportamiento.

Deisseroth es un psiquiatra en ejercicio que atiende a pacientes con déficits sociales graves. "Las personas con autismo, por ejemplo, a menudo tienen una aversión absoluta a la interacción social", señala. Pueden encontrar la socialización -incluso el simple contacto visual- doloroso.

Deisseroth es pionero en una técnica de exploración cerebral, la optogenética, que consiste en introducir selectivamente moléculas receptoras de luz en las superficies de células nerviosas concretas del cerebro de un animal vivo, y luego, colocar con cuidado, cerca del circuito en cuestión, la punta de una fibra óptica larga y ultra-delgada (conectada a un diodo láser en el otro extremo) para que las células fotosensibles y los circuitos que componen puedan ser estimulados o inhibidos pulsando un interruptor de luz, mientras el animal queda libre para moverse en su jaula.

En tiempo real

Utilizando la optogenética y otros métodos que él y sus colegas han inventado, Deisseroth y sus colaboradores fueron capaces tanto de manipular como de controlar en tiempo real la actividad de grupos específicos de células nerviosas, y los tractos de fibras que las conectan, en el cerebro de ratones, mientras los animales eran expuestos ya fuera a murinos recién llegados o a objetos inanimados en varios ambientes de laboratorio.

Las respuestas de comportamiento de los ratones fueron capturadas en vídeo y comparadas con la actividad de los circuitos cerebrales registrada simultáneamente.

En algunos casos, los investigadores observaron actividad en varios centros del cerebro y los tractos de fibras nerviosas que los conectan a medida que los ratones se examinaban o ignoraban entre sí. Otros experimentos incluyeron la estimulación o la inhibición de los impulsos dentro de esos circuitos para ver cómo dichas manipulaciones afectaban el comportamiento social de los ratones.

Para evitar confundir las interacciones sociales simples con el apareamiento y las conductas relacionadas con la agresión, los investigadores restringieron sus experimentos a pares de ratones hembra.

Los científicos primero examinaron la relación entre las interacciones sociales de los ratones y una región del tronco del cerebro llamada área tegmental ventral, VTA. La VTA es un nodo clave en los circuitos de recompensa del cerebro, que produce sensaciones de placer en respuesta al éxito de actividades que aumentan la supervivencia como comer, aparearse o encontrar un refugio caliente en un ambiente frío.

La VTA transmite señales a otros centros del cerebro a través de tractos de fibras que segregan sustancias químicas, incluyendo una llamada dopamina, en puntos de contacto que lindan con las células nerviosas dentro de estos centros lejanos. Cuando la dopamina llega a los receptores de las células nerviosas, se puede desencadenar la actividad de señalización en ellos.

Una actividad anormal en la VTA se ha relacionado con el abuso de drogas y la depresión, por ejemplo. Pero se sabe mucho menos sobre el papel de este centro cerebral en el comportamiento social, y no había sido posible previamente observar o controlar su actividad durante sus conexiones durante el comportamiento social.

Deisseroth y sus colegas utilizaron ratones cuyas neuronas de la VTA secretoras de dopamina, o dopaminérgicas, habían sido sometidas a bioingeniería para expresar proteínas de control optogenético que podían desencadenar o inhibir la señalización de las células en respuesta a la luz. Observaron que el aumento de la actividad en estas células aumentaba la inclinación de un ratón hacia la interacción social. Cuando un recién llegado se introducía en su jaula, iba, lo veía, y lo olfateaba. La inhibición de las células dopaminérgicas de la VTA tuvo el efecto contrario: El anfitrión perdía gran parte de su interés en el invitado.

Sólo afecta a la interacción social

Por otro lado, este tipo de manipulaciones de las células dopaminérgicas de la VTA no tuvieron efecto sobre la inclinación de los ratones hacia explorar nuevos objetos (una pelota de golf, por ejemplo) colocados en sus jaulas. Tampoco cambiaba su propensión general a moverse. El efecto parece ser específico sobre la interacción social.

Referencia bibliográfica:

Lisa A. Gunaydin, Logan Grosenick, Joel C. Finkelstein, Isaac V. Kauvar, Lief E. Fenno, Avishek Adhikari, Stephan Lammel, Julie J. Mirzabekov, Raag D. Airan, Kelly A. Zalocusky, Kay M. Tye, Polina Anikeeva, Robert C. Malenka, Karl Deisseroth. Natural Neural Projection Dynamics Underlying Social Behavior. Cell (2014). DOI: 10.1016/j.cell.2014.05.017.

RedacciónT21

Hacer un comentario

RSS Lo último de Tendencias21

  • Los perros que viven cerca de Chernóbil son genéticamente únicos 7 julio, 2024
    Un nuevo estudio sugiere que los perros que viven en las cercanías de la zona donde ocurrió el desastre nuclear de Chernóbil en 1986 han desarrollado variaciones genéticas únicas, que los diferencian notablemente de otras poblaciones de la misma especie. Además, los científicos creen que existen cambios en el impacto genético de acuerdo a la […]
    Pablo Javier Piacente
  • Algo invisible podría esconderse bajo la superficie de la Luna 5 julio, 2024
    Las extrañas estructuras arremolinadas de origen magnético que se han descubierto en la Luna y que aún no tienen explicación, podrían crearse a partir de la actividad de algo desconocido que existe en el interior del satélite: un nuevo estudio intenta determinar qué podría ser exactamente lo que está oculto bajo la superficie lunar y […]
    Pablo Javier Piacente
  • Las explosiones solares extremas combinadas con un campo magnético débil podrían ser un gran peligro para la Tierra 5 julio, 2024
    Los científicos advierten que en momentos en que el campo magnético de la Tierra es débil, las tormentas solares muy intensas podrían tener un efecto dramático para la vida en todo el planeta. Aunque no es posible saber cuándo podría concretarse esta combinación mortal, indican que es necesario estar alertas durante el máximo solar o […]
    Pablo Javier Piacente
  • Se crea el primer acceso gratuito a la superficie lunar 5 julio, 2024
    Un software de código abierto llamado Moonindex facilita a los científicos una herramienta gratuita para explorar el posible uso de los recursos minerales de la Luna en futuras misiones espaciales y para identificar sitios de aterrizaje adecuados.
    Redacción T21
  • Crean el primer robot organoide con materia cerebral humana 4 julio, 2024
    Un sistema de interfaz cerebro-ordenador desarrollado en China combina la materia cerebral humana con un chip para crear un robot híbrido: se trata de un organoide creado en base a células madre en un entorno controlado de laboratorio, que interactúa con electrodos para llevar adelante funciones cerebrales básicas.
    Pablo Javier Piacente
  • Una pierna biónica puede ser controlada por el cerebro y hasta permite escalar o bailar 4 julio, 2024
    Los investigadores han desarrollado una nueva pierna protésica que se puede controlar a través de señales cerebrales: permite caminar a velocidades máximas equivalentes a las personas sin amputación, además de realizar excursiones, escalar y hasta bailar. Se trata de la primera prótesis con estas características que puede ser controlada totalmente por el sistema nervioso del […]
    Pablo Javier Piacente
  • Descubren yacimientos de biodiversidad que podrían evitar la sexta gran extinción 4 julio, 2024
    En el mundo hay 16.825 yacimientos de biodiversidad que podrían evitar la sexta gran extinción de la vida en la Tierra. Se encuentran principalmente en los trópicos y subtrópicos y su conservación es asequible y alcanzable.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • Las células de nuestro cerebro se resisten a morir 3 julio, 2024
    Un análisis comparativo de tejido cerebral post mortem y muestras tomadas de pacientes vivos ha revelado por primera vez diferencias significativas en la forma en que se modifican las hebras de ARN (ácido ribonucleico) durante la vida y al momento de morir, exponiendo nuevos objetivos potenciales para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
    Pablo Javier Piacente
  • Las hormigas invasoras hacen autostop para encontrar un nuevo hogar 3 julio, 2024
    Se sabe que los insectos son especialistas en utilizar todo tipo de formas de transporte para atravesar amplias distancias, pero un nuevo estudio ha revelado que las hormigas también dominan el autostop: estos insectos sociales recogen a toda la familia, incluida su reina, y se suben al primer vehículo que encuentran para emprender un viaje […]
    Pablo Javier Piacente
  • Descubren un antiguo mundo perdido en las profundidades de la Antártida 3 julio, 2024
    Un gigantesco sistema fluvial que existió hace millones de años en las profundidades del hielo antártico conformó un verdadero mundo hoy ya extinto: los científicos identificaron restos de un enorme río que existió hace aproximadamente 34 millones de años y dio vida a una zona que actualmente está dominada por grandes masas de hielo.
    Pablo Javier Piacente