Miles de herramientas de piedra de principios del Paleolítico Superior, desenterrados de una cueva en Jordania, revelan pistas sobre cómo pudieron empezar los seres humanos a organizarse en grupos sociales más complejos planificando tareas y especializándose en diferentes habilidades técnicas.
El Journal of Human Evolution ha publicado un estudio sobre los objetos encontrados en Mughr el-Hamamah o Cueva de las Palomas, liderado por los antropólogos de la Universidad de Emory (Atlanta, EE.UU.) Liv Nilsson Stutz y Aarón Jonas Stutz.
«Hemos logrado estimaciones muy precisas de hace 40.000 y 45.000 años, que las convierten en las primeras herramientas de piedra del Paleolítico Superior de Oriente Próximo», dice Aaron Stutz, profesor asociado de la Universidad de Emory, en la información de ésta. «Nuestros resultados confirman que el Paleolítico Superior comenzó en la región a más tardar hace 42.000 años, y es probable que fuera por lo menos hace 44.600 años.»
La rica variedad de artefactos muestra una mezcla de técnicas. «Estos fabricantes de herramientas parecen haber conseguido una división del trabajo que pudo haber sido parte de un patrón emergente de estructuras sociales más organizadas», dice Stutz (a partir de ahora, siempre Aaron).
La teoría de que una mayor división social del trabajo era importante en esta coyuntura prehistórica fue presentada por primera vez por los antropólogos Steven Kuhn y Mary Stiner.
«Nuestro trabajo realmente parece apoyar esa idea», dice Stutz. «Los hallazgos de Mughr el-Hamamah nos dan una nueva ventana a una época de transición, en la cúspide de los comportamientos culturales humanos modernos, uniendo el Paleolítico Medio y Superior.»
Neandertales
Este momento crucial también marcó el reflujo de los neandertales como una última oleada de humanos anatómicamente modernos fuera de África, hacia Oriente Próximo o Levante mediterráneo. Esta región comprende el Mediterráneo oriental en la encrucijada de Asia occidental y el noreste de África. A medida que el surgimiento definitivo de humanos modernos pasó por la zona, probablemente se encontraron con las poblaciones humanas que llegaron antes, y también pudieron cruzarse con los neandertales.
«Nuestro hallazgo se encuentra justo en el corredor levantino, a medio camino entre el Mar Muerto y el Mar de Galilea, donde cada generación que se expandía hacia Eurasia habría acampado y recopilado alimentos», dice Stutz. «No sabemos si los fabricantes de herramientas eran principalmente neandertales o seres humanos anatómicamente modernos, pero evidencias recientes de otros estudios plantean la posibilidad de que fueran una mezcla de diferentes poblaciones. Lo que vemos en el sitio Mughr el-Hamamah es que los individuos estaban empezando a vivir, trabajar y formar familias en grandes redes sociales, culturalmente más estructuradas».
El yacimiento
Mughr el-Hamamah se encuentra en un afloramiento de piedra caliza a 73 metros sobre el nivel del mar. Tiene vistas al valle del Jordán, frente a las montañas de Nablus en Cisjordania. Los Stutz, marido y esposa, condujeron excavaciones en la cueva en 2010, financiados por una beca de la Fundación Nacional de Ciencia estadounidense.
La cueva tiene unos 9 metros de profundidad con una entrada de 6 metros de ancho. «Podemos especular que varias familias compartían el espacio y trabajaban unas junto a otras», dice Stutz. «Hemos encontrado huesos de animales quemados, por lo que probablemente asaran carne, y tal vez hirvieran plantas en cueros suspendidos sobre el fuego, mientras estaban sentados alrededor fabricando herramientas. De la boca de la cueva, debían de tener una vista imponente de lo que fueron probablemente humedales y terrenos de vegetación abierta. Podían ver acercarse a los visitantes y los ciervos y gacelas errantes en la distancia. Si sus niños estaban jugando afuera, también podrían vigilar la llegada de leopardos u otros depredadores «.
La fabricación de herramientas fue una de las principales actividades del grupo, como lo demuestra su prolífica producción. Muchos de los restos encontrados hasta ahora mostraban que los humanos se concentraban en una sola tecnología. Las herramientas parecían similares y seguramente sirvieran para muchos usos similares -la versión de la Edad de Piedra de una navaja suiza-.
«Se necesita una buena dosis de ingenio para poder diseñar una herramienta que ayude a cubrir una gran cantidad de situaciones diferentes», dice Stutz. «Y tiene sentido en un contexto en el que no necesariamente se sabe para qué vas a necesitar tu pedazo de pedernal ese día.»
Variedad
El grupo de fabricantes de herramientas de Mughr el-Hamamah, sin embargo, utilizaba diferentes tecnologías para obtener diferentes herramientas, más orientadas a la división del trabajo -recolección de leña, recolección de plantas, caza y búsqueda de alimentos-.
Fabricaban grandes cantidades de hojas para cuchillos, y empuñaduras para lanzas, mediante una técnica que minimizaba el gasto de piedra. «Dar hojas para cuchillos a otros les hacía permanecer juntos como un grupo», añade Stutz. «Ese tipo de reciprocidad construye relaciones. Y cuanto más fuerte sea la conectividad de las redes sociales, mayor posibilidad hay de aumentar el número de calorías y la calidad de los nutrientes para el grupo.»
ADN
Todavía no se sabe si los pocos fragmentos de huesos humanos encontrados en Mughr el-Hamamah han dejado suficientes fragmentos intactos de ADN para un análisis genético. Pero las diversidad de tecnologías de herramientas, en uso durante todo el período de la ocupación de la cueva, apoyan la teoría de que las poblaciones de cazadores-recolectores empezaban a agruparse en grandes redes sociales, más interconectadas.
A medida que los seres humanos comenzaron a dominar el paisaje, teorizan los investigadores, llegaron a un umbral de densidad de población para vivir en grupos más grandes y obtener acceso a una amplia gama de tecnologías. Ese proceso pudo haber ayudado a inclinar la balanza para el surgimiento de la cultura humana moderna y la desaparición de los neandertales.
«Nuestros hallazgos muestran positivamente que los cambios culturales asociados con la extinción de los neandertales en Oriente Próximo y en una zona más amplia de Eurasia occidental realmente son más complejos de lo que muchos destacados investigadores han asumido», dice Stutz. «En lugar de buscar una tecnología revolucionaria, una fluctuación climática o una erupción volcánica, está claro que tenemos que observar los procesos ecológicos, poblacionales y conductuales».
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