El clima es un sistema caótico, lo que supone que, aunque se conozcan sus condiciones iniciales, cualquier minúsculo error alejará sus predicciones de la realidad, pasado un cierto tiempo.
Por eso, el concepto de “efecto mariposa” (que proviene del proverbio chino: «el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”) se suele aplicar a la descripción de los procesos climáticos.
El efecto mariposa nos recuerda asimismo que, en cuestiones climáticas, todo está conectado (cualquier factor en un extremo del planeta podría ocasionar un efecto climático en la otra punta).
Por esta razón, no deberían sorprendernos los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Texas A&M University y del Jet Propulsion Laboratory de la NASA (EEUU), que señalan que la extrema contaminación del aire asiático está afectando al clima y a los patrones climáticos de todo el mundo.
Los científicos alcanzaron esta conclusión a partir de modelos climáticos y datos registrados sobre aerosoles y sobre la meteorología durante los últimos 30 años. De este modo, descubrieron que la contaminación del aire de Asia –gran parte de ésta procedente de China- está impactando en la circulación global del aire.
“Los modelos muestran claramente que la contaminación que se origina en Asia tiene un impacto en la atmósfera superior y parece incluso fortalecer las tormentas o los ciclones”, asegura Renyi Zhang, profesor de ciencias atmosféricas de la Texas A&M University en un comunicado de dicha Universidad.
Zhang añade que “esta contaminación afecta a la formación de las nubes, a las precipitaciones, a la intensidad de las tormentas y a otros factores e impactos eventuales en el clima. Probablemente, la contaminación procedente de Asia pueda tener importantes consecuencias en el patrón climático de Norteamérica”.
Origen y expansión del problema
En los últimos 30 años, China ha vivido un rápido desarrollo económico e industrial, que ha conllevado la apertura de grandes fábricas, plantas industriales y eléctricas, y otras instalaciones que producen grandes cantidades de contaminantes aéreos. Además, el uso del carbón para calderas y las emisiones de los coches constituyen fuentes contaminantes fundamentales.
En términos generales, los niveles de contaminación de las ciudades chinas es a menudo más de 100 veces superior a los límites establecidos por los estándares de la Organización Mundial de la Salud. La contaminación del aire en el país es tal que, según un estudio realizado en China el año pasado, está acortando significativamente la esperanza de vida de las personas expuestas.
Esta investigación previó que los 500 millones de chinos que viven al norte del río Huai están a punto de perder un agregado de 2.500 millones de años de esperanza de vida (cinco años por cabeza) debido sobre todo a la amplia utilización de carbón para calderas de calefacción en toda la región. Otro estudio demostró que las tasas de cáncer de pulmón se han elevado en un 400% en algunas áreas del país, debido a los contaminantes aéreos.
Pero el efecto nocivo de la contaminación del aire en China y otros países asiáticos va mucho más allá, y se extiende fuera de las fronteras del país. Una vez que todas esas partículas contaminantes son emitidas a la atmósfera, afectan a las formaciones de nubes y a los sistemas climáticos de todo el planeta, señala el estudio de Zhang y sus colaboradores.
“Grandes cantidades de aerosoles procedentes de Asia ascienden hasta una altura de más de nueve kilómetros en la atmósfera, y esto tiene un impacto inequívoco en las formaciones de nubes y en el clima”, aseguran los expertos. Según ellos, este hecho hace necesario investigaciones futuras que aclaren con exactitud cómo esos aerosoles son transportados e impactan en el clima a nivel global.
La trampa climática
Los resultados de la presente investigación han de ser contemplados teniendo en cuenta el papel que otros países juegan en esta situación (no deberíamos olvidar que, en cuestiones climáticas, todo esta interconectado).
Y es que Estados Unidos tiene subcontratadas muchas de sus líneas de producción con China, al igual que otros países desarrollados –de ahí que nos hayamos acostumbrado a las etiquetas “made in China” de muchos de los productos que consumimos-.
Según la revista New Scientist, concretamente en EEUU, la subcontratación de la producción en las últimas décadas ha hecho que en este país se hayan cerrado muchas fábricas, al tiempo que se abrían en tropel en China.
En otro estudio de la Universidad de Pekín -en el que se midieron las emisiones producidas en China para productos que se consumen en China, y las emisiones producidas en China para productos destinados a Estados Unidos- se reveló en este sentido que entre el 17 y el 36% de la contaminación producida en el país asiático en 2006 provino de las fábricas de producción de bienes para la exportación (una quinta parte de esos bienes van a EEUU).
Esta otra investigación demostró además que, en un día cualquiera de 2006, los productos fabricados en China para el mercado de EEUU provocaron hasta un cuarto de la contaminación de sulfatos que había en ese momento en el oeste del país norteamericano.
Por otro lado, según otro artículo de New Scientist, es bien sabido que la mayor parte del dióxido de carbono producido por las fábricas chinas se puede atribuir a los productos estadounidenses, lo que implica que EEUU sería en parte responsable del crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero en China.
La polución del aire se ha vuelto un problema político cada vez más candente en China, estimulando incluso protestas públicas. En junio de 2013, el gobierno chino anunció su intención de adoptar una serie de medidas para reducir la contaminación del aire procedente de la industria en casi un tercio para el año 2017.
Referencias bibliográficas:
Yuan Wang, Renyi Zhang, R. Saravanan. Asian pollution climatically modulates mid-latitude cyclones following hierarchical modelling and observational analysis. Nature Communication (2014). DOI: 10.1038/ncomms4098.
Jintai Lina, Da Pana, Steven J. Davisb, Qiang Zhangc, Kebin Hed, Can Wangc, David G. Streetsf, Donald J. Wuebblesg y Dabo Guanc. China’s international trade and air pollution in the United States. PNAS (2014). DOI: 10.1073/pnas.1312860111.
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