El pasado lunes, la Agencia Espacial Europea (ESA) anunciaba que hoy, jueves 21 de marzo de 2013, se presentaría la imagen más detallada de la historia de la radiación cósmica de fondo – los vestigios del Big Bang –.
La imagen ha sido realizada gracias al telescopio espacial Planck de la ESA. Lanzado el 14 de mayo de 2009, este telescopio completó su primera imagen a cielo completo de la radiación cósmica de fondo en julio de 2010.
Desafío a la comprensión actual del cosmos
En un comunicado emitido hoy, la ESA señala que la nueva imagen revela características del cosmos que desafían los fundamentos de nuestra comprensión actual del Universo, según la ESA.
Elaborada a partir de datos registrados durante 15 meses y medio por Planck, esta imagen es la primera de la luz más antigua de todo el cielo. Esta luz quedó ‘impresa’ en el cosmos cuando este tenía solo 380.000 años de antigüedad.
En aquel momento, el Universo joven estaba lleno de una ‘sopa’ densa y caliente (se encontraba a una temperatura de unos 2.700 º C), compuesta por protones, electrones y fotones en interacción. Cuando los protones y los electrones se unieron para formar átomos de hidrógeno, dicha luz fue liberada.
Luego, a medida que el Universo se expandió, la luz primigenia se fue desplazando hacia las longitudes de onda de las microondas, el equivalente a una temperatura de 2.7 grados por encima del cero absoluto.
Este «fondo cósmico de microondas» (CMB, por sus siglas en inglés) muestra pequeñas fluctuaciones en la temperatura que se corresponden con regiones que presentaban una densidad ligeramente diferente en los primeros instantes de la historia del Universo: las semillas de todas las estructuras, estrellas y galaxias, que vemos hoy en día.
Según el modelo de cosmología estándar, estas fluctuaciones surgieron inmediatamente después del Big Bang y se extendieron a escalas cosmológicamente grandes durante un breve periodo de expansión acelerada, conocido como inflación cósmica.
Planck fue diseñado para mapear estas fluctuaciones de todo el cielo con mayor resolución y sensibilidad que nunca. Mediante el análisis de la naturaleza y de la distribución de estas semillas, en la imagen de Planck, se puede determinar la composición y evolución del Universo desde su nacimiento hasta la actualidad.
El detalle revela nuevos misterios
Lo más importante es que este mapa elaborado por la misión Planck de la ESA permitirá confirmar el modelo cosmológico estándar con una precisión sin precedentes, fijando una nueva referencia en nuestro inventario del Universo.
Pero dado que la precisión del mapa de Planck es tan alta, también ha permitido revelar algunas características peculiares e inexplicadas, que bien podrían requerir de una nueva física para ser comprendidas.
“La extraordinaria calidad de este retrato de la infancia del Universo realizado por Planck nos permite ir apartando capas hasta observar directamente sus cimientos, demostrando que nuestro mapa del cosmos dista mucho de estar completo. Estos descubrimientos han sido posibles gracias a la tecnología desarrollada específicamente para esta misión por la industria europea”, comenta Jean-Jacques Dordain, Director General de la ESA.
“Desde la publicación de la primera imagen a cielo completo de Planck en el año 2010, hemos analizado y extraído cuidadosamente todas las interferencias que se interponían entre los sensores de Planck y la primera luz del Universo, desvelando el fondo cósmico de microondas con un nivel de detalle sin precedentes”, añade George Efstathiou de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
Uno de los hallazgos más sorprendentes de este proceso de investigación ha sido que las fluctuaciones en la temperatura del fondo cósmico de microondas a grandes escalas angulares no coinciden con las predichas por el modelo estándar: sus señales no son tan fuertes como cabría esperar del tamaño reducido de su estructura, revelado por Planck.
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