La NASA planea atrapar robóticamente un pequeño asteroide cercano a la Tierra y redirigirlo de forma segura hasta una órbita estable en el sistema que forman la Tierra y la Luna, de tal forma que los astronautas puedan llegar hasta él para explorarlo.
Llevar a cabo esta acción requerirá de lo mejor de las capacidades de la NASA en ciencia, tecnología y exploración humana, así como de la habilidad de innovación de los más brillantes científicos e ingenieros de Estados Unidos, informa la NASA en un comunicado.
La búsqueda tanto de grandes asteroides que podrían suponer un peligro para la Tierra como de otros asteroides pequeños, potenciales candidatos para esta iniciativa, está acelerando el desarrollo tecnológico de una propulsión eléctrica solar de alta potencia, por parte de la agencia.
Por otro lado, el proyecto está aprovechando los avances anteriormente realizados en iniciativas como el Space Launch System rocket o la nave Orion, y está ayudando a la NASA a mantenerse en la senda de una de sus metas más ambiciosas: enviar seres humanos a Marte en la década de 2030.
Mirando al pasado para viajar al futuro
Cuando los astronautas se pongan sus trajes espaciales y se aventuren a dar un paseo espacial sobre la superficie del asteroide redirigido, sus movimientos y las muestras que tomen estarán basados en años de conocimientos acumulados por científicos e ingenieros de la NASA que han trabajado en la Estación Espacial Internacional (EEI), han evaluado conceptos de misiones de exploración, han enviado naves espaciales para analizar objetos cercanos a la Tierra, y han llevado acabo misiones análogas con base en tierra.
Ya en la década de 1970, la NASA examinó posibles maneras de utilizar la tecnología existente para visitar un asteroide con el fin de comprender mejor sus características.
Durante el tiempo transcurrido desde entonces, las investigaciones científicas y el uso de la tecnología llevados a cabo en la EEI han ido mejorando el conocimiento sobre cómo los seres humanos podrían vivir y trabajar en el espacio.
Además, la agencia también ha examinado muchos conceptos de posibles misiones, para ayudar a definir las capacidades necesarias para ampliar los límites de la exploración espacial. Asimismo, durante los primeros vuelos de los transbordadores espaciales o durante el montaje de la EEI, la NASA realizó pruebas – tanto en el espacio como en la Tierra- en las que se simuló la complejidad de los trabajos en el espacio.
Estudiando la naturaleza de los asteroides
Por ejemplo, en un total de 16 misiones subacuáticas en el Acuario Reef, de la National Oceanic and Atmospheric Administration, ubicado en Cayo Largo, Florida, una serie de buzos pusieron a prueba técnicas para la exploración espacial.
Y en las misiones NASA Extreme Environment Mission Operations (NEEMO), de 2011 y 2012 respectivamente, los exploradores simularon varios desafíos a los que se deberán enfrentar al visitar un asteroide, entre ellos el anclaje a este, el movimiento por su superficie o la recogida de muestras en él.
La NASA también simuló una misión a un asteroide, en pruebas de tierra realizadas en 2012. Durante esta simulación, el equipo evaluó cómo los astronautas podrían hacer una caminata por un asteroide, así como lograr otros objetivos. Por último, en diversas iniciativas científicas los científicos de la agencia han investigado la naturaleza de los asteroides para proporcionar una visión de los orígenes del sistema solar.
Desde la nave espacial Pioneer 10, que en 1972 fue la primera en aventurarse en un cinturón de asteroides, a la misión Dawn, que recientemente concluyó sus investigaciones sobre el asteroide Vesta y ahora se halla en camino hacia el planeta Ceres, estas incursiones de la NASA han ayudado a comprender los orígenes del sistema solar y han asesorado las decisiones acerca de cómo llevar a cabo misiones en cuerpos celestes distantes.
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