Tras la expectación generada hace unos días por las declaraciones del principal investigador del Mars Science Laboratory (MSL), John Grotzinger, sobre posibles hallazgos “históricos” en Marte –muchos pensaron entonces en un inminente anuncio del descubrimiento de signos de vida marciana-, la NASA lanzó ayer un comunicado “frustrante”.
En él se explica que el vehículo explorador Curiosity –que lleva en el planeta rojo desde el pasado seis de agosto – ha utilizado todos sus instrumentos para analizar la compleja química del suelo marciano por vez primera. Los resultados, aunque interesantes, de momento no señalan que haya habido vida en este planeta.
El laboratorio incorporado en el rover incluye la herramienta Sample Analysis at Mars (SAM) y el instrumento Chemistry and Mineralogy (CheMin). SAM ha aplicado tres métodos para analizar los gases producidos al calentar muestras de arena marciana polvorienta en un pequeño horno.
Uno de los tipos de sustancia que SAM buscaba con este procedimiento eran compuestos orgánicos –muestras que contengan carbono-, que resultan esenciales para la vida. Sin embargo, hasta ahora este hallazgo no se ha producido.
Pero los investigadores de la NASA no tiran la toalla, a juzgar por las declaraciones de Paul Mahaffy, principal investigador del proyecto SAM: “No hemos encontrado una detección definitiva de materia orgánica marciana en este lugar, pero seguiremos buscando en diversos puntos del cráter Gale”.
Una pista posiblemente falsa
Lo que sí ha encontrado Curiosity es vapor de agua, oxígeno en pequeñas proporciones, azufre y cloro.
Asimismo, SAM ha identificado de manera tentativa perclorato de cloro, una sustancia química reactiva que ya había sido encontrada con anterioridad en el suelo ártico marciano por la sonda Phoenix.
Por otra parte, SAM detectó también metano clorado, un compuesto orgánico del carbono que inicialmente llamó la atención de los investigadores. Análisis posteriores revelaron, sin embargo, que aunque el cloro albergado en estas muestras era de origen marciano, el carbono podía tener un origen terrestre, y haber sido llevado hasta Marte por el propio Curiosity.
Todos estos hallazgos fueron llevados a cabo a partir de muestras recogidas por el rover en un área del cráter Gale conocida como “Rocknest”. Esta zona se encuentra a kilómetros de distancia del destino principal del Curiosity, que es la falda del Monte Sharp.
Con el espectómetro de rayos x, APX, y la cámara Mars Hand Lens Imager (MAHLI), situada en el brazo del vehículo explorador, los investigadores de la NASA pudieron también confirmar que los elementos químicos de Rocknest tienen una composición y una textura aparente similares a los de otros sitios visitados anteriormente por otros vehículos exploradores: los rovers Pathfinder, Spirit y Opportunity.
El equipo del Curiosity eligió Rocknest como primer lugar de investigación porque esta zona contiene muestras antiguas de suelo, ya que es un viejo lecho de río inactivo, en el que se han acumulado y formado capas de polvo.
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