Investigadores de Italia y Estados Unidos han descubierto que quienes consumen menos calorías para cuidar su salud tienen corazones que funcionan como los de personas veinte años más jóvenes. Los resultados del estudio se han publicado en la revista Aging Cell.
Los autores, pertenecientes a la Escuela Universitaria de Medicina Washington, en San Luis (Estados Unidos), y al Istituto Superiore di Sanità, en Roma (Italia), han descubierto que cierto indicador básico de la capacidad del corazón para adaptarse a la actividad física, el estrés, el sueño y otros elementos que repercuten en la frecuencia a la que el corazón bombea sangre se deteriora a menor velocidad en aquellas personas que restringen la cantidad de calorías consumidas durante cerca de siete años, en comparación con quienes no limitan su ingesta calórica.
«Es realmente sorprendente, porque al estudiar los cambios en la variabilidad de la frecuencia cardiaca, examinamos un indicador que resulta muy ilustrativo de la manera en que el sistema nervioso autónomo afecta al corazón», declaró el Dr. Luigi Fontana, investigador asociado a las dos instituciones mencionadas y uno de los autores sénior del estudio. «Ese sistema está implicado no sólo en la función cardiaca, sino también en la digestión, la frecuencia respiratoria y muchas otras acciones involuntarias. Podría formularse la hipótesis de que una mejor variabilidad en la frecuencia cardiaca podría ser un signo de que todas esas otras funciones también funcionan mejor.»
En el estudio referido, los autores conectaron monitores cardiacos portátiles a veintidós individuos que no sólo limitaron su ingestión de calorías en un 30 %, sino que además siguieron una dieta saludable. La edad de dichos individuos era ligeramente superior a 51 años. Para llegar a sus conclusiones, los investigadores examinaron a otras veinte personas de edad pareja que habían seguido una dieta occidental típica. Según sus resultados, la frecuencia cardiaca del grupo de ensayo era considerablemente inferior a la del grupo de control, mientras que la variabilidad de su frecuencia cardiaca fue mayor que la del grupo de control.
«Una variabilidad mayor de la frecuencia cardiaca significa que el corazón es capaz de ajustarse con mayor facilidad a cambios en las necesidades», acotó el principal firmante del trabajo, el Dr. Phyllis K. Stein de la Escuela Washington. «La variabilidad de la frecuencia cardiaca disminuye con la edad, a medida que nuestro aparato cardiovascular pierde flexibilidad. Una variabilidad baja lleva aparejada un mayor riesgo de muerte por causa cardiovascular.»
El Dr. Stein añadió que el estudio pretendía determinar si quienes restringen las calorías consumidas experimentan una adaptación similar de su variabilidad de la frecuencia cardiaca a la hallada en estudios sobre restricción calórica en animales.
«En primer lugar, pretendíamos averiguar si la restricción calórica en humanos conlleva una adaptación similar de la variabilidad de la frecuencia cardiaca en animales, que ya ha sido objeto de estudio», añadió Fontana. «La respuesta es que sí. También estudiamos niveles normales de variabilidad de la frecuencia cardiaca entre personas de distintas edades y observamos que quienes aplican la restricción calórica tienen un corazón con un aspecto y un funcionamiento propios de corazones bastantes años más jóvenes.»
Los datos se encuentran aún en un estado bruto, pero los autores consideran que una nutrición sana y una restricción calórica propician un cambio considerable en las personas. «En muchos de nuestros estudios hemos apreciado que hay una serie de cambios metabólicos y fisiológicos en animales sometidos a restricción calórica que se repiten en las personas que también la practican», recalcó Fontana, quien apuntó que, puesto que la variabilidad de la frecuencia cardiaca es mejor entre quienes consumen menos calorías, sus sistemas cardiovasculares también son flexibles.
«Pero no podemos afirmar con certeza que la práctica de la restricción calórica sea la única razón de la flexibilidad del aparato cardiovascular», matizó Stein. «Quienes la practican suelen ser también muy sanos en otras áreas de la vida. Estoy convencido de que no se dicen a sí mismos «Bueno, voy a limitar mi ingesta de calorías para vivir más años pero voy a seguir fumando dos cajetillas de cigarros al día». Se trata de personas muy motivadas que suelen seguir hábitos saludables en ámbitos muy numerosos.»
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