Un grupo de investigadores ha descubierto que existen varios fármacos que potencian la función cognitiva. Éstos podrían ayudar a ampliar el conocimiento que se posee sobre las alteraciones cognitivas como las que produce la enfermedad de Alzheimer.
El estudio, publicado en PLoS Biology, recibió fondos del proyecto MEMSTICK («Mecanismos sinápticos de la pérdida de memoria: nuevas moléculas de adhesión celular como dianas terapéuticas»), que recibió más de 2,9 millones de euros mediante el tema «Salud» del Séptimo Programa Marco (7PM) de la Unión Europea.
Las sinapsis son conexiones neuronales encefálicas que desempeñan una labor básica en la función cognitiva, hasta el punto de que su patrón de actividad controla dicha función.
Expertos en la materia afirman que estas conexiones neuronales son dinámicas y cambian su intensidad y propiedades, lo que se conoce como plasticidad sináptica. Se considera que este proceso es la base celular del aprendizaje y la memoria. Hay también quien argumenta que las alteraciones en los mecanismos de plasticidad sináptica provocan distintos déficits cognitivos como el autismo, el Alzheimer y distintas formas de retraso mental.
Un péptido facilita la plasticidad sináptica
El equipo al cargo de esta investigación dirigido por el Dr. José A. Esteban y la Dra. Shira Knafo de la Universidad Autónoma de Madrid y el Dr. César Venero de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (todas en España), identificó la forma en la que es posible manipular este proceso para aumentar el rendimiento cognitivo.
El empleo de un fragmento proteínico pequeño o péptido derivado de una proteína neuronal participante en la comunicación intercelular es capaz de producir una sinapsis más plástica. Este péptido, de nombre FGL, provoca una sucesión de efectos en la neurona que facilitan la plasticidad sináptica.
FGL inicia la inserción de nuevos receptores de neurotransmisores en las sinapsis del hipocampo, zona encefálica involucrada en múltiples formas de aprendizaje y de memoria.
En relación a los resultados del estudio, el Dr. Esteban declaró que «hemos sabido, desde hace tres décadas, que las conexiones sinápticas no se fijan desde el nacimiento, sino que responden a la actividad neuronal modificando su fuerza. Así, los estímulos exteriores conducen a la potenciación de algunas sinapsis y debilitan otras. Este código permite al cerebro almacenar la información y los recuerdos que se forman durante el aprendizaje.»
La Dra. Knafo añadió que «este tipo de estudios de ciencia básica contribuye a diseccionar las bases moleculares y celulares que controlan nuestras funciones cognitivas y nos orientan acerca de posibles vías de intervención terapéutica para enfermedades mentales en las que estos mecanismos son defectuosos.» Al estudio han contribuido especialistas de Dinamarca, España y Suiza.
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