La Sabana del Naranjal, en Trinidad y Tobago, se ubica en la falda de la Cordillera del Norte, cuyas cuencas brindan abundante agua dulce a los acuíferos que se extienden bajo estos espacios verdes. Pero la construcción de un complejo deportivo allí genera alarma entre la población. “Esta sabana natural cumple una función ecológica clave […]
La Sabana del Naranjal, en Trinidad y Tobago, se ubica en la falda de la Cordillera del Norte, cuyas cuencas brindan abundante agua dulce a los acuíferos que se extienden bajo estos espacios verdes. Pero la construcción de un complejo deportivo allí genera alarma entre la población.
“Esta sabana natural cumple una función ecológica clave en la reducción de las inundaciones que afectan a las comunidades vecinas, pues el acuífuero absorbe las aguas superficiales a través de los pastos, aportando un suministro hídrico permanente a miles de hogares en el oriente del país”, explicó Carol James, asesora política retirada de la Organización de las Naciones Unidas especializada en desarrollo sostenible.
James dijo a IPS que los planes del gobierno de construir un multimillonario complejo deportivo allí serán sinónimo de desastre para un área a la que muchos consideran el pulmón y la principal fuente de agua del este del país.
“Tenemos que hacer algo simple: pararnos frente a los tractores y dejar que nos pasen por encima” — Selwyn Cudjoe, conferencista e historiador
“De hecho, es la única serie incontaminada de acuíferos de este tamaño en todo el corredor este-oeste, que abastece a comunidades significativas”, señaló.
El de Aranguez, por ejemplo, “ya fue contaminado con agua salada y pesticidas por la falta de una planificación crucial en esa área ecológicamente delicada”.
La Sabana del Naranjal sirve desde hace más de 125 años como importante espacio deportivo y recreativo para las 250.000 personas que se estima viven en Tacarigua y las comunidades cercanas.
“Londres tiene su Hyde Park, Nueva York su Central Park, y Puerto España su sabana de Queens Park. La Sabana del Naranjal representa cada día un oasis y una meca para cientos de personas”, dijo Peter Burke, presidente de la organización Salvemos Nuestro Espacio Verde, en entrevista con IPS.
En los últimos años, los lugareños vieron cómo la sabana pasó de sus 50 hectáreas originales a 15, a raíz de la construcción de varios complejos deportivos y viviendas privadas.
Según James, el significativo desarrollo del área metropolitana de Tacarigua fue un factor desencadenante de serias inundaciones en los últimos 50 años, pues el acuífero ya no tenía la capacidad de absorber las aguas que rápidamente desbordaban techos, calles y caminos.
“El agua se volcaba más rápidamente a través de miles de techos que de la vegetación, pero la sabana amortiguó las inundaciones”, explicó.
“La comunidad tiene que entender, apreciar y proteger este rico patrimonio natural si quiere mantener su calidad de vida”, dijo a IPS.
El ministro de Deportes, Anil Roberts, defendió la decisión de construir el complejo comunitario e insistió en que el proyecto realmente potenciará el espacio verde.
El complejo brindará servicios a más de 200.000 ciudadanos, señaló en un programa de televisión, negando que no se hubiera consultado a la comunidad.
Roberts dijo que James y otros habían engañado a los miles de residentes que firmaron una petición contra el proyecto porque no les habían dicho que la obra “potenciaría sus centros deportivos y las vidas de sus familias”.
El proyecto de Tacarigua es uno de nueve que se están construyendo en el país, destacó Roberts.
Las reuniones, en las que participan Salvemos Nuestro Espacio Verde, la Compañía de Deportes de Trinidad y Tobago y el ministro Roberts, hasta ahora no han logrado forjar un acuerdo.
“No nos oponemos en absoluto a este proyecto, pero sí al sitio (elegido para construirlo), dada la historia y el impacto que tendrá”, insistió Burke.
Selwyn Cudjoe, conferencista e historiador trinitense radicado en Estados Unidos, también se opone fervientemente al proyecto.
“Mi familia y yo vivimos todas nuestras vidas en Tacarigua”, dijo a IPS. “Mi bisabuelo, Jonathan Cudjoe, y mi bisabuela, Amelia Cudjoe, nacieron en Tacarigua en 1833 y 1837 respectivamente. Esto significa que mi familia es parte de esta comunidad incluso desde antes del fin de la esclavitud”.
“Como académico, he dedicado mi vida entera a documentar la importancia de Tacarigua y de su sabana para la aldea, el país y el mundo”, añadió.
En 1995, para celebrar el 350 aniversario de su fundación, Cudjoe escribió el libro “Tacarigua: A Village in Trinidad” (Tacarigua: Una aldea en Trinidad y Tobago), argumentando “la importancia de nuestro espacio verde común, tan necesario para el desarrollo mental, físico y estético de nuestro pueblo”, dijo.
“Hemos librado muchas batallas para mantener nuestros espacios verdes”, declaró a IPS.
Aunque la población dice que no quiere el complejo deportivo, el gobierno afirma lo contrario y se impone, sostuvo.
“Entonces tenemos que hacer algo simple: pararnos frente a los tractores y dejar que nos pasen por encima”, opinó.
Fuente : http://www.ipsnoticias.net/2013/10/proyecto-deport…
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