Nuevos fósiles descubiertos al este del lago Turkana (Kenia) confirman la existencia de al menos dos especies adicionales del género Homo que habrían convivido con nuestros antepasados humanos directos, Homo erectus, hace casi dos millones de años. Los hallazgos aportan las primeras respuestas al largo debate que se inició con el cráneo encontrado en la misma zona hace ahora 40 años sobre la diversidad humana en el Pleistoceno.
Un cráneo, una mandíbula inferior completa y un fragmento de una segunda mandíbula inferior. Estos tres restos fósiles de entre 1,78 y 1,95 millones de años, encontrados en Kenia entre 2007 y 2009, han resuelto parcialmente una pregunta que rondaba a los científicos desde hace cuatro decenios: ¿cuántas especies de Homo vivieron en aquella época?
La respuesta es que al menos tres especies, según ha averiguado el equipo científico del Proyecto de Investigación Koobi Fora (KFRP). Un equipo científico liderado por la paleoantropóloga Meave Leakey, del Instituto Turkana Basin de Nairobi (Kenia), publica estos esclarecedores resultados en Nature.
El hallazgo arroja luz sobre una especie enigmática que existió en los albores del género Homo, del que ya solo subsiste el Homo sapiens, hace unos dos millones de años. También muestra que hubo varias especies de Homo en una ventana temporal de 1,78 millones a 2,03 millones de años en el Valle del Rift, y que probablemente coexistieron juntas.
Hace cuatro decenios, en 1972, Leakey descubrió un misterioso fósil conocido como KNM-ER 1470 en Koobi Fora. Es un cráneo que se caracteriza por su gran tamaño y por pertenecer a un rostro más largo y plano que los demás especímenes atribuidos al género Homo. Este fósil inició un largo debate sobre cuántas especies diferentes de Homo convivieron durante el Pleistoceno.
Algunos científicos atribuyeron la inusual morfología del ‘1470’ a las diferencias sexuales y variaciones naturales dentro de una misma especie. Podría ser un miembro poco común de Homo habilis, que vivió hace 2,3 millones a 1,4 millones de años en África oriental. Pero su rostro aplanado no coincidía con el del habilis, con la mandíbula superior sobresaliente, ni con el de nuestro ancestro el Homo erectus.
Se refuerza la hipótesis del rudolfensis
Por eso, otros interpretaron el fósil como la evidencia de una nueva especie independiente, Homo rudolfensis. Esto supondría que el antiguo grupo de los humanos modernos era diverso. «Siempre fue una anomalía. Sabíamos que teníamos que encontrar más sobre él», dice Leakey.
«Durante los últimos 40 años hemos indagado en la vasta extensión de sedimentos alrededor del lago Turkana, en busca de fósiles que confirmaran las características únicas de la cara de ‘1470’. Por fin tenemos algunas respuestas», explica la investigadora.
Los expertos creen que estos nuevos hallazgos refuerzan la hipótesis del rudolfensis. Según el líder de los análisis científicos, Fred Spoor, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, (Alemania), «la combinación de los tres nuevos fósiles da una imagen mucho más clara de cómo era el ‘1470’. Ahora está claro que dos de las primeras especies de Homo convivieron junto al Homo erectus”.
Fósiles hallados muy cerca del cráneo ‘1470’
Los tres nuevos fósiles se encontraron en un radio de poco más de 10 km de la ubicación donde se halló el ‘1470’ y datan de entre hace 1,78 millones y 1,95 millones de años. El cráneo KNM-ER 62000, descubierto en 2008, es muy similar al ‘1470’, pero más pequeño, y demuestra que este no era un individuo dispar único.
El nuevo fósil conserva la mandíbula superior con casi todos sus dientes, lo que permite, por primera vez, deducir el tipo de mandíbula inferior que se hubiera ajustado al ‘1470’. Su pequeño tamaño descartó la antigua idea de que el cráneo ‘1470’ correspondía a un habilis macho.
De los otros dos nuevos fósiles encontrados, el KNM-ER 60000 (hallado en 2009) destaca por poseer la mandíbula inferior más completa de los primeros miembros del género Homo descubierta hasta ahora. Gracias a ella ahora se sabe que el rudolfensis tenía un paladar inusual en forma de U, con caninos enfrentados a la parte delantera de la mandíbula, en lugar de alineados a los lados en un paladar en forma de V como el del Homo habilis. Esto sugiere diferencias en el desarrollo de las dos especies, en lugar de variaciones dentro de una misma especie, según Spoor.
Los nuevos fósiles serán de gran ayuda para conocer cómo surgió por primera vez nuestra rama de la evolución humana que floreció hace casi dos millones de años. Si tres especies convivieron en la misma época y lugar, ¿cómo compitieron entre sí por la comida y el territorio? El paleoantropólogo William Kimbel, de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos), piensa que a partir de ahora, habrá que «formular hipótesis para explicar cómo podrían haberse repartido el espacio».
El equipo que trabaja en este hallazgo está formado por Christopher Kiarie (TBI), que realizó la preparación en el laboratorio de los fósiles; Craig Feibel de la Universidad de Rutgers, que estudió la edad de los fósiles; y Susan Antón de la Universidad de Nueva York, Christopher Dean de la University College of London, Meave y Louise Leakey de la Kenya TBI y la Universidad Stony Brook de Nueva York, y Fred Spoor del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig) que analizaron los fósiles. El trabajo de campo del KFRP contó con el apoyo de la National Geographic Society, que ha financiado la KFRP desde 1968.
Referencia bibliográfica:
Meave G. Leakey, Fred Spoor, M. Christopher Dean, Craig S. Feibel, Susan C. Anton, Christopher Kiarie & Louise N. Leakey. New fossils from Koobi Fora in northern Kenya confirm taxonomic diversity in early Homo. Nature 488: 201 – 204, 9 agosto 2012 doi:10.1038/nature11322.
Hacer un comentario