Gracias a un proceso químico desarrollado en Noruega por un grupo de firmas del sector y asociaciones locales, será una realidad el reciclaje de los materiales que componen los barcos dispuestos para su eliminación. El sistema permitirá reutilizar el poliéster y la fibra de vidrio empleados en estas embarcaciones, además de solucionar el inconveniente de la disposición final de estas naves, que suman alrededor de 5.000 por año en el país nórdico.
Los números son impactantes: existe un millón de embarcaciones de recreo en Noruega, y otras 35.000 se compran y añaden a la flota cada año. Esto genera un inconveniente, ya que no existen lugares de colocación final de estos barcos, una vez que su vida útil acaba. Hasta el momento, tampoco existía un método para reciclar los materiales que los componen.
Los cruceros de cabina, yates y embarcaciones pequeñas están constituidos por materiales compuestos para el casco y la superestructura. Estos compuestos se desarrollan con poliéster y fibra de vidrio, una combinación que los hace ligeros y fuertes al mismo tiempo. Mientras las bolsas de plástico pueden ser fundidas y procesadas, los materiales compuestos tienen enlaces moleculares que dificultan su degradación.
Como solución a este problema, un grupo de empresas y organizaciones, formado por Veolia, SINTEF, Reichhold, Nordboat y la Norwegian Composite Association, ha llevado a cabo un trabajo de investigación durante los últimos tres años, con el apoyo del Research Council of Norway.
Los resultados han sido publicados en los medios especializados Science Daily y Alpha Galileo, entre otros.
Resultados alentadores
La industria local estaba interesada en la recogida, desmontaje y transporte de las embarcaciones en desuso, pero los ingenieros y científicos fueron más allá y buscaron una forma para aprovechar los materiales empleados en las naves, a través de un proceso de reciclado químico que ha arrojado interesantes resultados.
Durante el transcurso del proyecto, SINTEF desarrolló diferentes métodos, y desarrolló un proceso químico que permite separar el poliéster y la fibra de vidrio, para que ambos productos puedan ser reutilizados. El proceso es muy efectivo, ya que permite reciclar alrededor de un 80% de los materiales que componen las embarcaciones.
Asimismo, el proceso es fácil de implementar en un contexto industrial. En dos horas, más del 80% de la materia se ha disuelto. La temperatura necesaria para que se produzca esta disolución no necesita ser superior a los 220ºC. Teniendo en consideración los antecedentes en este mismo campo, este proceso puede considerarse como altamente innovador y efectivo.
Otros integrantes de esta asociación, como la firma Reichhold, creen que la recolección de los barcos en desuso y su separación en diferentes fracciones puede llegar a ser una industria de alto impacto económico e importantes beneficios ambientales, siempre y cuando se logre garantizar la máxima efectividad en el proceso de separación de los materiales.
Inconvenientes a resolver
La realidad es que el problema no es tan sencillo. Aunque con este nuevo proceso químico es posible separar el poliéster y la fibra de vidrio, las nuevas embarcaciones contienen otros materiales que también deben ser separados, muchos de los cuales se combinan además con los materiales de base.
Sin embargo, según las autoridades de la firma Veolia, los resultados obtenidos brindan esperanza para el inicio de una nueva etapa en el reciclaje de estas embarcaciones. Asimismo, los importadores y productores de barcos son conscientes de sus responsabilidades y apoyan las soluciones relacionadas con el manejo y reutilización de los barcos en desuso.
Por otra parte, el proceso diseñado también debe atender cuestiones de logística y costos. Las embarcaciones de recreo requieren algo más que un mecanismo de eliminación no contaminante, ya que por ejemplo el transporte de los barcos supone altos costos, que deben ser cubiertos por el nuevo sistema de reciclaje.
En consecuencia, los responsables del proyecto creen que las autoridades locales deberían colaborar, aceptando pequeñas embarcaciones que pueden ser transportadas en un vehículo o a través de un remolque. Estas embarcaciones se destinarían a una instalación de tratamiento de residuos, mientras que los barcos de mayor tamaño serían reciclados mediante el nuevo sistema.
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