Un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Oxford (Reino unido) han estudiado la apatía, y han descubierto que las personas «vagas» podrían tener una condición biológica determinante.
En su trabajo, que está financiado por la fundación The Wellcome Trust, los investigadores analizaron a personas jóvenes para ver si existía alguna diferencia entre los cerebros de las más motivadas y de las apáticas.
Masud Husain, Profesor de Neurología y Neurociencia Cognitiva en dicha Universidad, explica que analizaron este punto porque “sabemos que, en algunos casos, se puede desarrollar una apatía patológica, por ejemplo tras un ataque al corazón o debido al Alzheimer. Muchos de estos pacientes pueden ser físicamente capaces, pero estar tan desmotivados que ni se molestan en cuidarse a sí mismos, aunque no estén depresivos. Con el estudio de personas sanas queríamos entender si había alguna diferencia en sus cerebros que pudiera arrojar algo de luz sobre el problema de la apatía”.
Cuarenta voluntarios
Para tratar de profundizar en el asunto, los neuroncientíficos reunieron a cuarenta voluntarios sanos. Todos ellos completaron un cuestionario que calificaba su nivel de motiviación.
A continuación, los participantes jugaron a un juego en el que se les proponían tareas que implicaban un premio y un esfuerzo diferentes. El premio estaba en función del nivel de dificultad para ganarlo.
MIentras lo voluntarios jugaban, sus cerebros fueron escaneados con tecnología de resonancia magnética. Fue así como se descubrió algo sorprendente.
La apatía en el cerebro
Se constató que, a pesar de que los voluntarios apáticos se mostraban menos dispuestos a aceptar tareas que requiriesen esfuerzo, un área de sus cerebros mostraba más actividad frente a dichas tareas que en el caso de los individuos motivados.
La región en cuestión fue la corteza premotora, un área clave en la toma de decisiones que se activa antes que otras áreas del cerebro, que controlan el movimiento.
Paradójicamente, en las personas más apáticas esta región estaba más activa cuando elegían llevar a cabo una propuesta, a diferencia de lo que ocurría en las personas motivadas en la misma situación.
Según Husain: “Esperábamos ver menos actividad, ya que era menos probable que (los apáticos) aceptaran las elecciones que requerían mayor esfuerzo, pero nos encontramos justo lo contrario. Pensamos que esto podría deberse a que la estructura cerebral de las personas apáticas es menos eficiente, por lo que les cuesta más convertir una decisión en una acción”.
“Usando nuestras técnicas de escaneo cerebral, descubrimos que las conexiones en la parte frontal de los cerebros de las personas apáticas eran menos efectivas. El cerebro usa alrededor de un quinto de la energía del organismo cada día. Si necesita más energía para planificar una acción, esto supone que las personas apáticas requieren de un gasto energético mayor para realizar una acción determinada. Su cerebros tienen que hacer más esfuerzo”.
Los investigadores creen que el presente estudio proporciona nuevas e importantes ideas, y demuestra que los sistemas neurológicos relacionados con la motivación y la preparación de una acción son componentes importantes a la hora de desarrollarla realmente.
Referencia bibliográfica:
V. Bonnelle et al. Individual Differences in Premotor Brain Systems Underlie Behavioral Apathy. Cerebral Cortex (2015). DOI: 10.1093/cercor/bhv247.
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