Treinta años después volverá a manar agua de los Ojos del Guadiana, cuna según la tradición popular española del río Guadiana.
Las abundantes precipitaciones registradas en los últimos cuatro años han permitido que se rellenen los acuíferos subterráneos, lo que permitirá que se produzcan encharcamientos en esta zona geográfica que se conoce como ‘ojos’. El agua podrá brotar a mediados del mes de mayo o principios de junio, según las estimaciones realizadas por el Instituto Geológico Minero de España (IGME).
Miguel Mejías, jefe del Área de Infraestructura del Instituto asegura -tras haber participado en un trabajo de campo en la zona- que el agua recogida tras las lluvias registradas han favorecido de “manera espectacular la recuperación de la unidad hidrológica Mancha Occidental -conocida como Acuífero 23-«, refleja un teletipo de la agencia EFE.
En el trabajo realizado sobre el terreno se ha observado la aparición de brotes de agua en puntos próximos a los tradicionales Ojos del Guadiana al tiempo que los datos obtenidos tras las mediciones señalan niveles del agua a tan solo «dos metros» de la superficie» en las zonas más bajas» del cauce del río.
Según Mejías, estamos ante una situación similar a los registros de 1983, cuando los ojos todavía surgían y el Guadiana corría antes de que dejara de funcionar «de forma natural el régimen de aportaciones de agua del acuífero al cauce del Guadiana».
Recarga de los acuíferos
Los datos climatológicos apuntan que tres de los cuatro últimos años se pueden considerar como años climatológicamente húmedos en el centro de la Península Ibérica y esta circunstancia ha permitido la recarga del Acuífero 23 y de otro gran acuífero, el 24, que se comunica con el anterior y le transfiere recursos, unos 55 o 60 hectómetros cúbicos de agua cada año.
A este trasvase entre acuíferos se ha unido la recarga que se ha producido a través de las aguas superficiales, con especial incidencia, ha dicho Mejías, del agua que ha llegado desde el río Azuer y desde el Guadiana Alto, que ha propiciado que el río Záncara conecte con el río Gigüela.
A pesar de la buena noticia que supone la recuperación de este ecosistema, el jefe de Área de Infraestructura Hidrogeológica del IGME subraya que «no todo está arreglado en el Alto Guadiana» y que a pesar de que se han adoptado medidas para que los acuíferos no padezcan en desgaste que llevó a la desaparición de los Ojos del Guadiana es preciso continuar trabajando en el “aprovechamiento racional del agua y en la concienciación del uso del agua por parte de los agricultores”.
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