El crecimiento de la población y la necesidades de ‘conquistar’ más terreno hizo que desde hace siglos los habitantes de los Países Bajos desarrollaran su propia tecnología mediante la construcción de diques para ganar metros cuadrados al mar.
Una expansión de la tierra firme que en Cuba se ha transformado en un combate para evitar y detener los efectos del cambio climático y la subida del nivel de las aguas que conlleva el calentamiento globlal.
Las previsiones oficiales no dejan de ser alarmantes. El ascenso del nivel del mar dibuja un panorama en el que la isla caribeña podría perder hasta 2.700 kilómetros cuadrados de superficie en los próximos 40 años, algo más de un 2% de su territorio, si continua aumentando a este ritmo el nivel de las aguas costeras.
Este cambio sepultaría bajo el mar a más de 9.000 edificios que se construyeron en primera línea de costa y ocasionaría importantes cambios en los ecosistemas de la isla.
En declaraciones a la agencia estatal Prensa Latina recogidas por EFE, el director de la Agencia Nacional de Medio Ambiente (AMA) de Cuba, Tomás Escobar, subrayó que las consecuencias de este aumento del nivel del mar afectarán negativamente a la productividad de los suelos dedicados a actividades agrícolas y a la calidad y disponibilidad del agua tanto para consumo doméstico como industrial.
Escobar destacó que esta crecida paulatina “es una de las principales vulnerabilidades” a las que se enfrenta el Gobierno local y anunció la creación de un Centro de Formación de Capacidades para la Reducción de Riesgo de Desastre y la Adaptación al Cambio Climático que realice estudios y adopte medidas para paliar este problema.
Los datos de los que actualmente dispone la AMA obligan a la rápida adopción de medidas -en colaboración con los gobiernos municipales- para la reubicación de asentamientos en la línea de costa, lo que afectaría a localidades de la provincia de Pinal del Río (al oeste) y en la costa sur de Camagüey (al este).
Los estudios científicos de impacto que obran en poder de la Agencia señalan que la estrategia a corto plazo pasa por la adopción de medidas para conservar y rehabilitar los ecosistemas que protegen la línea costera, como los arrecifes de coral, los manglares y las playas de arena.
Un problema mundial
Cuba no es la única zona de América que se enfrenta a este problema. En Estados Unidos, la NOAA, el organismo norteamericano que estudia los oceános y la atmósfera, publicó su último informe donde alertó de los efectos que el calentamiento global tendrá sobre el litoral estadounidense.
El documento asegura que todo la costa Atlántica es “muy vulnerable” a todos los efectos asociados a este cambio como son la crecida del nivel de las aguas, aumento de la erosión de las costas, mayores tormentas, huracanes e inundaciones, entre otros, especialmente en el área del Golfo de México y en el Atlántico medio.
En general, las mediciones realizadas por satélite indican que a lo largo del pasado siglo el nivel del mar aumentó entre 10 y 20 centímetros, aunque se ha acelerado el incremento (hasta el doble) experimentado en las últimas dos décadas.
Las emisiones de CO2 son las responsables. Estas emisiones hacen que aumente la temperatura del planeta y que el mar absorba la mayoría de estos ‘excendentes’ de calor, lo que esta provocando una dilación térmica de las aguas, el deshielo de los glaciares y casquetes polares, y la pérdida de hielo de los continentes helados (Groenlandia y la Antártida).
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