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Perdemos el polvo sahariano que regula el ecosistema terrestre

Perdemos el polvo sahariano que regula el ecosistema terrestre

El cambio climático altera el ciclo de polvo sahariano que regula los ecosistemas terrestres: las nubes de arena están disminuyendo desde hace 20 años y se reducirán hasta un 60% en un siglo, afectando especialmente a América y Europa.

Las columnas de polvo sahariano, que cada año arrastran millones de toneladas de arena, van a disminuir considerablemente durante los próximos años, como resultado del cambio climático y del calentamiento de los océanos.

Esta reducción, si bien mejorará la calidad del aire en las regiones afectadas, al mismo tiempo impactará el bosque amazónico y la vegetación tropical, acelerará la pérdida de hielo marino en la Antártida y aumentará los huracanes en el Atlántico.

Lo ha descubierto una investigación de la agencia espacial estadounidense (NASA), que ha utilizado una combinación de datos satelitales y modelos informáticos. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Geophysical Research Letters.

Las columnas de polvo se originan cada año en el desierto del Sahara, donde se desencadena un proceso natural que eleva a la atmósfera más de 60 millones de toneladas de arena del desierto.

Esa nube de polvo está cargada de nutrientes que crean una capa masiva de aire caliente de entre 3 y 5 kilómetros de espesor, a una altura de entre uno y dos kilómetros en la atmósfera.

El polvo africano es una parte integral del clima y del ecosistema de la Tierra. Contribuye a mantener el equilibrio energético del clima, modula la temperatura de la superficie del mar, fertiliza los ecosistemas terrestres y marinos y modifica las nubes y la precipitación.

América y Europa

Este estudio ha analizado los efectos de estas nubes de polvo en América del Sur y el Caribe, teniendo en cuenta el calentamiento global estimado para las próximas décadas.

Aunque estas nubes de polvo han sido variables a lo largo de la historia, este estudio ha desarrollado un marco integrador de la variabilidad del polvo africano en el pasado histórico, así como del registro paleoclimático de los últimos 17.000 años, lo que le ha permitido proyectar su cambio futuro a largo plazo.

Los científicos calculan que en los próximos cuarenta años la reducción de las nubes de polvo sahariano que llega a América será de un 30%, pudiendo llegar hasta un 60% en años posteriores.

Tianle Yuan, científico atmosférico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, y uno de los autores de esta investigación, explica a Tendencias21 que el impacto del polvo en Europa y España y su tendencia de futuro puede ser el mismo que sobre el Atlántico, o diferente.

«Aún no hemos analizado ese tema», aclara. «Presumiblemente, el mismo proceso discutido en nuestro estudio, que es un viento más débil y un aumento de las precipitaciones del Sahel, también puede conducir a eventos menos polvorientos en Europa. Pero en este punto, no lo sabremos sin una investigación», añade Tianle Yuan.

Tema relacionado: Parque Jurásico existió en el Sáhara hace 100 millones de años

Fenómeno antiguo renovado

Por los registros geológicos se sabe que la formación de nubes de arena es un fenómeno muy antiguo que alcanzó su máximo esplendor al final de la última Edad de Hielo, hace entre 12.000 y 17.000 años.

Luego se inició el Periodo Húmedo Africano, que aumentó intensamente la lluvia como consecuencia de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Una gran parte del desierto dispuso entonces de lagos, vegetación y asentamientos humanos, por lo que las columnas de polvo disminuyeron durante unos 10.000 años.

Una vez finalizado ese periodo, las columnas de arena volvieron a aumentar, proceso que de nuevo se está reduciendo debido a procesos naturales y a la actividad humana, ha constatado el estudio de la NASA.

Ciclo infernal

Todo el proceso tiene un ciclo peculiar: como el calentamiento global eleva la temperatura de superficie en el mar, la velocidad del viento se debilita.

Al perder fuerza, los vientos recogen menos arena del desierto y por ello transportan menos nutrientes a otras latitudes. También provocan un aumento de las lluvias en gran parte del desierto.

Al haber menos nube de polvo, la luz del Sol penetra más intensamente en la atmósfera y eleva aún más la temperatura del mar que inició todo el ciclo.

El proceso no termina aquí: el calentamiento adicional provocado por la reducción de las nubes de polvo sahariano impacta a su vez en el clima, la calidad del aire y propicia la creación de tormentas y huracanes, destaca la NASA.

Futuro incierto

Todavía no se conoce la magnitud de este fenómeno y el impacto a medio plazo que tendrá en la frecuencia de las nubes de polvo sahariano, debido que involucra muchos procesos difíciles de predecir.

En junio de 2020, una nube de arena viajó desde el Sahara a través del océano Atlántico hasta América del Norte. Alcanzó los 6.000 metros de altitud y fue la nube más densa detectada en los últimos 20 años.

Tianle Yuan señala que «es difícil predecir cuándo tendrá lugar una tormenta similar a la 2020, ya fue la única de esas características en una década.»

Añade que se deben cumplir muchas condiciones climáticas para dar lugar a este tipo de tormenta. Precisa, no obstante, que, en términos de promedios, en los últimos 20 años el polvo del Sahara sobre el Atlántico ha experimentado una disminución significativa.

Proceso activo

Esta disminución es bastante probable que se convierta en tendencia por los indicadores actuales: el año pasado se alcanzaron las temperaturas superficiales medias mundiales más altas desde que se tienen registros, alcanzándose el umbral de 2016, el año más cálido jamás registrado.

El año pasado también fue la temporada de huracanes más activa hasta la fecha, con muchas tormentas que se intensificaron rápidamente.

Cada uno de los sistemas de temperatura y clima interactúa con una multitud de sistemas terrestres y está influenciado por ellos, afectados por el calentamiento del clima.

Uno de ellos es el transporte global de columnas de polvo masivas de un continente a otro, concluye el estudio de la NASA, advirtiendo que debe ser seguido minuciosamente a través de satélites para conocerlo mejor y prevenir consecuencias.

Referencia

Anthropogenic Decline of African Dust: Insights From the Holocene Records and Beyond. Tianle Yuan et al. Geophysical Research Letters, Volume47, Issue22, 28 November 2020. DOI:https://doi.org/10.1029/2020GL089711

Foto superior: La nube de polvo sahariano de junio de 2020. NASA.

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe, periodista científico, es el Editor de Tendencias21.

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