Una investigación recientemente publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences concluye que la percepción y, probablemente, la ilusión de propiedad corporal se transforman según el tipo de cuerpo que sustituye al propio en un contexto de realidad virtual.
El estudio se ha desarrollado a cargo de Domma Banakou, Raphaela Groten y Mel Slater, miembros del Grupo de Investigación Entornos Virtuales en Neurociencias y Tecnología Experimental (EventLab), de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona.
La sensación ilusoria de propiedad del cuerpo o de una extremidad, como por ejemplo un brazo, que sustituye al real puede inducirse mediante determinadas formas de estimulación multisensorial. Uno de estos métodos consiste en dar respectivamente golpecitos táctiles y visuales de forma sincronizada en la mano real, que no puede verse, y en una mano virtual de goma completamente visible, en el fenómeno que se conoce como la ilusión del brazo de goma.
Estos métodos se han utilizado para inducir la propiedad en un cuerpo virtual que sustituye al real, mediante un visor especial que se coloca en la cabeza. Sin embargo, las consecuencias de esta transformación de la propiedad en la percepción y el comportamiento apenas se han estudiado todavía.
Dos experimentos realizados
Los autores del estudio realizaron dos experimentos, explica la nota de prensa de la UB. En el primero, desarrollado mediante realidad virtual inmersiva, 30 adultos adoptaron el cuerpo de un niño de cuatro años (condición C) y cuerpos adultos que tenían la altura —pero no otras cualidades— de un niño (condición A), lo cual experimentaron en primera persona con movimientos sincronizados entre el cuerpo virtual y el real. Se observó que la sensación ilusoria de propiedad corporal era igual de fuerte en ambas condiciones.
No obstante, la estimación del tamaño de los objetos, tomando como referencia un punto fuera del cuerpo, era significativamente mayor en C que en A. Posteriormente, una prueba de asociación implícita que mostraba imágenes de entornos infantiles y adultos, reveló que ante los primeros la velocidad de reacción de los participantes de la condición C era mayor.
Al segundo experimento se sumaron 16 nuevos participantes, y en él se anuló la ilusión de propiedad corporal mediante asincronía visual y motora, pero el resto de características permanecieron inalteradas. En este caso, las diferencias entre las categorías C y A en la prueba de asociación implícita y de estimación de tamaño desaparecieron.
Conclusiones
Ambos experimentos confirman que la representación de uno mismo en un cuerpo alterado puede influir de manera espontánea y significativa en la percepción y el comportamiento.
Se ha demostrado que la realidad virtual inmersiva respalda la escala global del tamaño en la que el cerebro ajusta de manera automática el tamaño global de un avatar.
Ello corrobora investigaciones realizadas anteriormente, y lo que es más importante, que nuestro sistema perceptivo es capaz de adoptar la visión del mundo de un niño, en lugar de producir simplemente una mera transformación lineal del tamaño.
Además, el cambio de autopercepción que los avatares son capaces de hacer tiene importantes aplicaciones y facilita la interacción entre participantes.
Por último, merece la pena destacar que, de la misma forma que se selecciona la representación de uno mismo en la realidad virtual, el comportamiento también varía en función del tipo de cuerpo virtual adoptado. Por lo tanto, no solo debe considerarse la influencia que los usuarios ejercen sobre los avatares, sino también el impacto que los avatares tienen en los usuarios y en sus actitudes.
Referencia bibliográfica:
Domna Banakou, Raphaela Groten y Mel Slater. Illusory ownership of a virtual child body causes overestimation of object sizes and implicit attitude changes. PNAS (2013). DOI: 10.1073/pnas.1306779110.
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