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Aumenta la velocidad del desplazamiento del Polo Norte Magnético

El Polo Norte Magnético se ha desplazado 1.100 kilómetros en el último siglo, lo que representa un movimiento sin precedentes en los últimos 2.600 años que anuncia bruscos cambios geomagnéticos futuros, según una investigación realizada por la Universidad de Oregón. La velocidad de desplazamiento del Polo Norte Magnético ha aumentado significativamente, pasando de los 10 kilómetros por año en 1970, a los 40 kilómetros anuales de la actualidad. A pesar de estas inusitadas anomalías, los investigadores no ven indicios de una nueva reversión de los polos magnéticos terrestres, tal como ocurrió hace 780.000 años. Por Eduardo Martínez.

Aumenta la velocidad del desplazamiento del Polo Norte Magnético

Después de 400 años de estabilidad relativa, el Polo Norte Magnético parece haber recorrido 1.100 kilómetros desde el norte de Canadá hacia el interior del Océano Glaciar Ártico en los últimos cien años, según los resultados de una investigación; realizada por la Universidad de Oregón que fueron presentados la semana pasada (5-9 de diciembre) en la asamblea anual de la Unión Geofísica Americana.

Eso significa que el Polo Norte magnético ha cuadruplicado su velocidad de desplazamiento en el último siglo y que, de seguir a este ritmo, podría alcanzar Siberia dentro de 50 años, señala el Gobierno de Canadá en un comunicado.

Su velocidad de desplazamiento ha aumentado significativamente, pasando de los 10 kilómetros por año en 1970, a los 40 kilómetros anuales de la actualidad. Se cree que esta aceleración en el desplazamiento del polo magnético se debe a sacudidas geomagnéticas que se producen en el centro de la Tierra.

En la actualidad, el polo norte magnético está situado a unos 1.600 km del polo Norte geográfico, cerca de la isla de Bathurst, en la parte septentrional de Canadá, en el territorio de Nunavut. El polo norte magnético es definido como el lugar donde el campo magnético es perpendicular a la superficie, por lo que en latitudes altas son bastante imprecisas.

Oscilación natural

Los autores de la investigación señalan en un comunicado difundido por la Universidad de Oregon, que el observado desplazamiento del polo norte magnético no tiene por qué ser el anuncio de una próxima inversión de los polos magnéticos terrestres, la última de las cuales ocurrió hace 780.000 años.

Para los artífices de esta investigación, el desplazamiento del Polo Norte Magnético sería la manifestación natural de un fenómeno de oscilación cuya única consecuencia apreciable sería que las auroras boreales podrían ser observadas mejor desde el sur de Siberia y de Europa que desde el Norte de Canadá y Alaska, como ocurre actualmente.

Las auroras boreales se forman en la capa más alta de la atmósfera, entre 70 y 150 kilómetros de altura desde la superficie terrestre. La actividad solar produce partículas que son lanzadas al espacio, en forma de grandes cantidades de rayos ultravioletas y de rayos X, así como corrientes de protones y electrones.

La ubicación de las auroras sobre la Tierra está muy dominada por el magnetismo terrestre. En el siglo XIX se observó que ocurrían más frecuentemente en un cinturón estrecho, la "zona auroral", que circunvala el polo magnético. Si este polo magnético evoluciona en su posición geográfica, la observación de la aurora boreal también se modifica.

La historia en los sedimentos

Los cálculos que permiten determinar la ubicación del Polo Norte Magnético sólo tienen una antigüedad de 400 años y para rastrear su historia con anterioridad a esa fecha es preciso excavar las profundidades de la Tierra, que es lo que hicieron los investigadores de la Universidad de Oregón.

Estos investigadores examinaron los registros de varios lagos árticos, cuyos sedimentos registran el campo magnético de la Tierra en el tiempo en que se depositaron. De esta forma pudieron conocer la posición del Polo Norte Magnético desde hace unos 2.600 años.

Utilizando estos sedimentos, descubrieron que el Polo Norte Magnético modifica su ubicación con relativa frecuencia, moviéndose entre el Norte de Canadá y Siberia. La variabilidad del Polo Norte Magnético es rica y los movimientos significativos ocurren cada 500 años más o menos.

Sin embargo, las recientes observaciones señalan que los cambios geomagnéticos futuros pueden ser más bruscos que los registrados en estas oscilaciones históricas, según los investigadores.

Estos cambios en la ubicación del Polo Norte Magnético tienen un gran interés más allá de la comunidad científica, ya que las modificaciones asociadas a estos desplazamientos pueden afectar a los vuelos comerciales y a las telecomunicaciones.

Otros datos significativos

Hay otras investigaciones que han detectado anomalías atribuidas a los cambios en el campo magnético terrestre. Tal como publicamos en un anterior artículo, se ha descubierto que la fuerza del campo magnético terrestre ha disminuido un 10 % en los últimos 160 años, mucho más rápido de lo que podría esperarse por evolución espontánea, debido en gran medida a su debilitamiento en una región del Atlántico Sur conocida como “anomalía sudatlántica”.

Según los autores de esta investigación, este debilitamiento del campo magnético aumenta la vulnerabilidad del planeta a las radiaciones cósmicas y anuncia su posible desaparición dentro de 1.500 años, así como una nueva inversión de los polos tal como ocurrió hace 780.000 años.

Por otro lado, una investigación ha determinado a su vez que la estrella Polar brilla hoy 2,5 veces más intensamente que hace 2.000 años, un fenómeno que, como publicamos también en Tendencias21, puede estar relacionado con las modificaciones del campo magnético terrestre, así como con posibles alteraciones en el ritmo de pulsación de la estrella Polar.

El campo magnético terrestre posee dos polos: el Polo Norte Magnético, situado en el Ártico canadiense, y el Polo Sur Magnético, situado en la Antártida, al sur de Australia. En el Polo Norte Magnético, las líneas del campo magnético terrestre se orientan directamente hacia el centro de la Tierra.

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe, periodista científico, es el Editor de Tendencias21.

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