Científicos de la Clínica Mayo de Minnesota (EE UU) han demostrado que las células senescentes -células que no proliferan y que se acumulan con la edad– afectan negativamente a la salud y acortan la vida útil un 35% en ratones normales.
Si se retiran estas células, han constatado, se puede retrasar la formación de tumores o preservar la función de tejidos y órganos. Esta acción parece no tener efectos secundarios, publican los investigadores esta semana en la revista Nature.
«La senescencia celular es un mecanismo biológico que funciona como un ‘freno de emergencia’ por el que las células dañadas dejan de dividirse,» explica Jan van Deursen, biólogo y autor principal del artículo. «Mientras que detener la división celular de estas células es importante para la prevención del cáncer, se ha teorizado que una vez que haya extraído este freno, estas células ya no son necesarias».
El sistema inmune barre las células senescentes de manera regular, pero con el tiempo se vuelve menos eficaz en este sentido. Las células senescentes producen factores que dañan las células adyacentes, y causan inflamación crónica, estrechamente relacionada con la fragilidad y las enfermedades relacionadas con la edad.
Un aspecto más saludable
Los investigadores de la Clínica Mayo utilizaron un transgén (“paquete» de material genético que se inserta en el genoma de una célula mediante técnicas de empalme de genes) que permitió la eliminación inducida por fármacos de las células senescentes en ratones normales.
Tras la administración de un compuesto llamado AP20187, la eliminación de las células senescentes retrasó la formación de tumores y la reducción del deterioro de varios órganos relacionado con la edad.
La esperanza de vida media de los ratones se amplió así entre un 17 y un 35%. Los animales también mostraron una apariencia más saludable. El desarrollo de cataratas y el deterioro del riñón y el corazón vinculados a la edad se produjeron más lentamente en ausencia de dichas células. Asimismo, los ratones tuvieron pérdida de grasa.
Esto se debería a que «las células senescentes que se acumulan con el envejecimiento son en gran parte nocivas, pues perjudican a órganos y tejidos. Por lo tanto, no sólo nos acortan la vida, sino también nuestra etapa más saludable», señala van Deursen.
¿Trasladable a humanos?
El estudio ha demostrado, por otra parte, que estas células se pueden eliminar sin efectos secundarios negativos. Por eso, van Deursen cree que terapias que imiten el modelo genético utilizado en este estudio (en forma de fármacos u otros compuestos) podrían resultar útiles para tratar trastornos o condiciones relacionados con la edad.
«La ventaja de dirigirse a las células senescentes es que la eliminación de tan sólo el 60 ó 70% de ellas puede tener efectos terapéuticos significativos,» afirma Darren Baker, biólogo molecular de la Clínica Mayo, y primer autor del estudio. «Dado que las células senescentes no proliferan rápidamente, un fármaco que las pudiera eliminar con eficacia y rapidez podría tener un profundo impacto en nuestra vida útil”, concluye el científico.
Las moscas tienen el récord
En el campo de la investigación biológica, se está intentando descubrir cómo prolongar la vida humana utilizando organismos modelo, como los roedores (se ha dicho que la rata topo tiene el secreto de la longevidad) o las moscas. Con estas últimas, un estudio de hace un año ya consiguió prolongar la vida de estos insectos en un 60%.
Fue tras identificar un gen (bautizado como azot) que se activa en las células menos saludables para controlar su deterioro; y del que suele haber dos copias en cada célula. Una vez identificado dicho gen, los investigadores insertaron una tercera copia de él en las células de la mosca Drosophila.
Las consecuencias de esta mejora del mecanismo de control de calidad de células fueron que los tejidos de las moscas parecían mantener una mejor salud; y que el envejecimiento de estas se volvió más lento.
Referencia bibliográfica:
Darren J. Baker, Bennett G. Childs, Matej Durik, Melinde E. Wijers, Cynthia J. Sieben, Jian Zhong, Rachel A. Saltness, Karthik B. Jeganathan, Grace Casaclang Verzosa, Abdulmohammad Pezeshki, Khashayarsha Khazaie, Jordan D. Miller, Jan M. van Deursen. Naturally occurring p16Ink4a-positive cells shorten healthy lifespan. Nature (2016). DOI: 10.1038/nature1693.
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