A mediados de 2014 apareció, en la Región Autónoma de Yamalo-Nenets, al norte de Rusia, una gran fosa que desconcertó a los científicos. Fue observada por primera vez desde un avión y sus imágenes aparecieron publicadas en Youtube.
Ya entonces se señaló que el calentamiento global podría ser la causa de la formación. Dicho calentamiento habría causado una fusión del permafrost (capa de hielo permanente en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías o periglaciares), provocando la liberación de gas y causando un efecto similar al del estallido de un corcho de botella de champán.
Desde esa fecha, al menos siete cráteres misteriosos han sido detectados en Siberia, aunque los expertos están sugiriendo que puede haber entre 20 ó 30, informa la revista Physorg.
Unos peligrosos embudos
Los geólogos señalan de nuevo la explicación de la fusión del permafrost para todos ellos. Esta estaría liberando los gases subterráneos que rellenan las cavidades del subsuelo, provocando las explosiones que generan los cráteres.
Además, están apostando por cambiar la denominación de estas formaciones. Dado que, tradicionalmente, se ha denominado cráter al resultado de explosiones superficiales derivadas de colisiones con cuerpos celestes, los científicos afirman que estos extraños agujeros deberían llamarse de otra manera, en concreto “embudos”.
La investigación sobre estos embudos está siendo dirigida por Vasily Bogoyavlensky, profesor afiliado a la Academia de Ciencias de Rusia. Bogoyavlensky ha hecho un “llamamiento urgente al análisis de este nuevo fenómeno”, publica Siberian Times potencialmente peligroso porque se calcula que el permafrost de la zona podría contener un millón de veces más hidrato de metano que de gas ordinario, por lo que podrían producirse potentes explosiones y una catastrófica reacción cíclica, con temperaturas en aumento que liberan más metano, que a su vez hace subir aún más la temperatura.
Nuevos agujeros
Hasta ahora, se ha establecido la existencia de siete de estos agujeros en la zona del Ártico; cinco en la península de Yamal, otro en la Región Autónoma de Yamalo-Nenets y otro en el norte de la región de Krasnoyarsk, cerca de la península de Taimyr.
Además, el análisis de imágenes registradas por satélite ha mostrado que cerca del primer agujero hallado hay dos formaciones potencialmente peligrosas, en las que puede ocurrir una emisión de gases en cualquier momento. Por eso, su estudio entraña riesgos y dificultades.
Bogoyavlensky ha señalado para Siberian Times, además, que uno de los objetos, el mencionado B2, se ha convertido en un gran lago rodeado de más de 20 pequeños cráteres, también llenos de agua.
El investigador cree asimismo que debe haber muchos más cráteres en y alrededor de las penínsulas de Yamal y Taimyr, aún no detectados.
Los investigadores planean tomar muestras de suelo, del aire y del agua presentes en el escenario, para tratar de dilucidar qué es lo que está sucediendo.
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