La capacidad de soñar es un aspecto fascinante de la mente humana. Sin embargo, la manera en que se forman tanto las imágenes como las emociones que experimentamos tan intensamente cuando dormimos sigue siendo un misterio.
Hasta el momento, no había sido posible medir el contenido de los sueños y su efecto en el cerebro. Ahora, investigadores de la Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia (MPG) de Alemania, en colaboración con científicos del hospital Charité de Berlín, han conseguido por vez primera analizar la actividad del cerebro durante sueños específicos.
Según publica la MPG en un comunicado, los autores de la investigación fueron capaces de hacer estas mediciones gracias a la ayuda de soñadores lúcidos, es decir, de individuos que son conscientes de que están soñando, y también capaces de alterar el contenido de sus sueños.
El estudio consistió en medir la actividad neuronal de estas personas durante movimientos soñados, aunque voluntarios, y compararla con la actividad cerebral registrada durante la ejecución de movimientos reales, llevados a cabo en estado de vigilia.
Antecedentes y avance
Gracias a determinadas técnicas, como el de registro de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada, ya se había visualizado e identificado con anterioridad la localización espacial precisa de la actividad cerebral durante el sueño.
Sin embargo, hasta la fecha, los especialistas no habían podido relacionar la actividad neuronal con contenidos específicos de los sueños porque, para hacerlo, es necesario conocer dichos contenidos, de los que sólo puede informar la persona que sueña al despertarse.
Además, para una medición de este tipo sería necesaria una coincidencia temporal entre la actividad cerebral durante el sueño específico y el momento del registro de dicha actividad.
Para salvar estos obstáculos, lo que hicieron los investigadores del Instituto Max Planck de Psiquiatría, en Munich, en colaboración con los científicos del hospital Charité de Berlín y del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas Humanas y del Cerebro en Leipzig, fue beneficiarse de la capacidad de los soñadores lúcidos de soñar conscientemente.
Como se ha dicho, el sueño lúcido se caracteriza porque, en él, el soñador es consciente de estar soñando e, incluso, puede realizar dentro de él acciones voluntarias. Gracias a este tipo de sueños, los científicos y los participantes en la investigación pudieron colaborar, aunque los segundos estuvieran dormidos.
Características del experimento
A los soñadores se les pidió, en primer lugar, que tomaran conciencia de su sueño mientras dormían en el interior de un escáner de resonancia y que, cuando alcanzasen ese estado de lucidez, lo comunicasen a los investigadores mediante movimientos oculares.
Además, los científicos pidieron a estos individuos que, mientras soñaban, apretaran repetida y voluntariamente su puño derecho y, después, también su puño izquierdo, durante un periodo de diez segundos.
Estas acciones permitieron a los autores del estudio registrar el acceso al denominado sueño REM, una fase en la que los sueños son percibidos de manera particularmente intensa. El registro fue hecho con la ayuda de un electroencefalograma (EEG). Los científicos pudieron también detectar el inicio de la fase lúcida del sueño con esta misma tecnología.
A partir de ese momento, los investigadores midieron la actividad cerebral correspondiente a la parte del sueño en el que los soñadores cerraban sus puños. Esta actividad, aunque onírica, provocó que se pusiera en marcha una región de la corteza senso-motora del cerebro que es responsable de la ejecución de movimientos reales durante la vigilia.
El efecto fue directamente comparable con la actividad neuronal que se produce cuando una persona mueve la mano estando despierta, afirman los científicos.
Visión y planificación durante el sueño
La coincidencia entre los registros de la actividad cerebral durante el sueño y los registros durante la realización de acciones concretas demuestran que el contenido de los sueños puede ser medido.
Pero, además, según explica uno de los autores del estudio, el investigador del Instituto Max Planck de Psiquiatría, Martin Dresler, la combinación de la tecnología EEG con avanzadas técnicas de registro de imágenes de la actividad cerebral y con soñadores lúcidos permitiría medir los patrones de actividad del cerebro incluso durante percepciones visuales oníricas.
Por otra parte, los científicos, ayudados por una técnica conocida como espectroscopia del infrarrojo cercano, consiguieron observar una actividad incrementada en una región del cerebro que juega un importante papel en la planificación de los movimientos.
Michael Czisch, otro de los autores del estudio afirma que todos los datos obtenidos sugieren que “nuestros sueños no son como el “cine”, en el que simplemente observamos lo que sucede de manera pasiva, sino que implican una actividad cerebral que está vinculada con el contenido de lo que estamos soñando”.
Entrenamiento para la lucidez
Según ha publicado SINC, en el presente estudio participaron seis hombres de entre 21 y 38 años. Los registros cerebrales fueron realizados durante tres o cuatro horas en la segunda mitad de la noche, que es cuando la incidencia del sueño es más alta. Los participantes fueron previamente entrenados durante varios años hasta que consiguieron tener sueños lúcidos.
La utilización del adjetivo «lúcido» para los sueños fue introducido en 1867 por el escritor, sinólogo y especialista en sueños francés Léon d’Hervey de Saint-Denys, en su obra “Los sueños y cómo controlarlos”.
La mayoría de los sueños lúcidos suceden en la etapa de sueño paradójico o fase REM, y se dan espontáneamente o a voluntad, gracias al aprendizaje. La consciencia de soñar le da al soñador la posibilidad de controlar deliberadamente, no sólo sus acciones, sino también el contenido y desarrollo de los sueños. La capacidad de reconocer y controlar los estados oníricos fue mencionada ya en textos budistas del siglo VII. En Occidente se ha estudiado el fenómeno en condiciones de laboratorio desde finales de los años 70 del pasado siglo.
Hacer un comentario