Un equipo de ingenieros electrónicos e informáticos y especialistas en ciencias de la salud de la Universidad de Illinois en Chicago (UIC), Estados Unidos, y de la Rush University, de la misma ciudad, han desarrollado un interfaz hombre-máquina que permitirá a los ancianos o discapacitados motores comunicarse mucho más fácilmente con los robots cuidadores, especialmente diseñados para su atención. Milos Zefran, Jezekiel Ben-Arie, Marquis Foreman y Bárbara Di Eugenio son los responsables de esta investigación.
Son conocidos los distintos inconvenientes que pueden ocasionar las discapacidades físicas en personas de edad avanzada. Sin embargo, hay muchos casos en los cuales las capacidades mentales no se encuentran alteradas y, en consecuencia, los ancianos solamente requieren una ayuda instrumental para poder realizar las tareas cotidianas que insumen un esfuerzo físico, por más pequeño que sea.
El objetivo de la nueva aplicación es que las personas con inconvenientes físicos pueden comunicarse muy fácilmente con los robots, indicándoles inmediatamente que necesitan. La investigación, difundida mediante un comunicado de prensa de la UIC, recibió una beca de 989.000 dólares por parte de la National Science Foundation (NSF) y forma parte del American Recovery and Reinvestment Act of 2009, debido a la importancia en distintos campos de la aplicación que se está desarrollando.
La innovación incluye una interfaz que permitirá a los ancianos o discapacitados comunicarse con los robots cuidadores mediante una amplia gama de canales, como el lenguaje verbal, los gestos no verbales o el tacto. De esta manera, se simplificaría el proceso de comunicación que debe cumplirse cuando surge la necesidad de la persona y el robot debe actuar en consecuencia.
Importantes beneficios para las partes implicadas
Este desarrollo también supondría una importante ayuda psicológica para los ancianos o discapacitados, ya que permitiría mantener su independencia, mejorar su calidad de vida y que sigan residiendo en sus domicilios, sin requerir una internación para recibir cuidados constantes de profesionales.
También sería positivo para las familias implicadas, teniendo en cuenta que alivianaría el trabajo de asistencia. Otro tanto sucedería con los médicos, clínicas y demás proveedores de atención médica, que podrían recibir únicamente a los casos más complejos en sus áreas de internación.
Los especialistas de la UIC y de la Rush University asociados en el proyecto son Jezekiel Ben-Arie, profesor de informática e ingeniería eléctrica; Bárbara Di Eugenio, profesora asociada de ciencias de la computación; Milos Zefran, especialista en robótica y Marquis Foreman, profesor emérito de ciencias de salud y del comportamiento.
Estos profesionales se encuentran especializados en áreas claves para el desarrollo de esta nueva aplicación, ya que Zefran cuenta con amplia experiencia en robótica y sentido del tacto computarizado, Ben-Arie en visión por computador y reconocimiento de patrones, Di Eugenio en el procesamiento del lenguaje natural y Foreman en enfermería y gerontología.
Detalles técnicos y funcionamiento
La interfaz de comunicación incluirá en su núcleo una metodología de reconocimiento llamada RISQ, inventada y patentada por Ben-Arie. RISQ permitirá que el robot pueda aprender a comunicarse con cada paciente, sorteando los ruidos comunicacionales que puedan provocar el contexto o las deficiencias en el habla de la persona.
Para ello, la aplicación no solamente tendrá en cuenta el lenguaje verbal, sino que también considerará el reconocimiento de gestos, objetos y otros elementos, integrando al circuito comunicacional al tacto y a la visión, para que el robot pueda interpretar una orden.
De esta manera, este desarrollo es capaz de tomar palabras individuales y dar sentido a una frase de acuerdo a la información complementaria procedente de estímulos referidos al tacto y a la visión. Mediante la combinación de técnicas de procesamiento del lenguaje natural y del tacto, el robot logrará entender y responder correctamente a las diversas formas de contacto humano.
Es así que sabrá responder inmediatamente al usuario al realizar tareas cotidianas como cocinar o hacer la cama. Para ello, se observarán las interacciones físicas y verbales que se utilizan en la comunicación entre los ancianos o discapacitados y los asistentes humanos. Posteriormente, se desarrollará un marco matemático que responda al modelo de interacción y que haga viable la comunicación robot-paciente.
En tres años se espera contar con un prototipo de estas características, para posteriormente desarrollar las variaciones y adelantos que sean necesarios. La interfaz podrá encontrar seguramente un amplio uso en la prestación de servicios de salud en distintas instituciones, realizando quizás muchos de los trabajos que hoy efectúan enfermeras u otros profesionales, que de esta manera podrán abocarse a otro tipo de tareas.
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