Shigeru Miyagawa, lingüista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, Estados Unidos) lleva años estudiando la comunicación animal y su relación con el lenguaje humano, para tratar de dilucidar el origen evolutivo de este último.
En sus investigaciones, Miyagawa y sus colaboradores han llegado a la conclusión, por un lado, de que en todas las lenguas humanas existen dos «capas», una capa de «expresión» (parte melódica de nuestra lengua), y una capa léxica; portadora del contenido del discurso.
Otra conclusión alcanzada por Miyagwa y su equipo es que la primera de estas capas del lenguaje humano, la melódica, derivaría de las aves. La segunda capa, de los primates no humanos. En algún momento, hace entre 50.000 y 80.000 años, los seres humanos pudieron fusionar estos dos tipos de expresión en una forma única y sofisticada de lenguaje.
Ahora, un nuevo estudio parece darle la razón a Miyagawa en lo que al origen de la “capa melódica” del lenguaje humano se refiere, pues ha encontrado que entre pájaros cantores y humanos cantantes existen similitudes muy profundas.
Complejidad cerebral similar
Según este trabajo, realizado por científicos de la Universidad de Emory, los músculos vocales de los pájaros cantores (en concreto, se ha estudiado al gorrión capuchino del Japón o Lonchura striata domestica ) funcionan como los de los cantantes humanos.
La investigación mostró que, en estas aves, cada uno de los músculos vocales puede cambiar su función para ayudar a producir diferentes parámetros de sonidos, de manera similar a como lo hacen los músculos vocales de un cantante de ópera entrenado.
Así, para la afinación, por ejemplo, este ave no dedica un solo músculo sino que “activa un montón de músculos diferentes, en concierto; y realiza cambios distintos para diferentes vocalizaciones», explica Samuel Sober, biólogo de dicha Universidad y autor principal del estudio.
Esta versatilidad muscular es posible gracias a una compleja actividad neuronal de las aves, tan compleja como la de los humanos, a pesar de que el sistema vocal de humanos y pájaros es diferente (nosotros tenemos laringe y ellos siringe, con cuerdas vocales situadas más profundamente). «En términos de control vocal, el cerebro del pájaro parece tan complejo y fascinante como el cerebro humano», asegura Sober.
Esto último fue demostrado gracias a mediciones con un método basado en electromiografía (EMG), que permitió registrar la activación neuronal de los pájaros para la producción de un sonido particular, a través de la flexión de músculos vocales particulares.
Aunque estudios previos habían establecido ciertas similitudes entre el cerebro de aves y humanos (en conexiones cerebrales y en análisis de señales auditivas), ninguno las había establecido en relación con la entonación en la comunicación. La coincidencia genética
En una investigación realizada en 2014 por otro científico del MIT llamado Andreas Pfenning se reveló que, a nivel genético, también existen paralelismos entre el lenguaje de las aves y de los humanos.
Pfenning y su equipo hallaron en este caso que un total de 55 genes muestran un patrón similar en la actividad del cerebro de los seres humanos y de las aves capaces de aprender nuevas vocalizaciones. Entre estos genes se encontraría el fascinante FOXP2, también conocido como “gen del lenguaje”, del que ya hemos hablado en diversas ocasiones.
Así que, por ahora, parece que Miyagawa no va desencaminado. Como curiosidad, hay animales que, como nosotros, manejan bien las dos “capas” del lenguaje que el científico señala. Por ejemplo, hay un primate humano que canta para comunicarse: el gibón plateado de la isla de Java, en Indonesia. Por otro, existe un ave que, además de cantar, maneja muy bien la capa léxica de la comunicación: el gárrulo coronirrufo, capaz de transmitir distintos significados modificando fonemas únicos, al igual que hacemos los humanos, por ejemplo, al cambiar de “perro” a “cerro”. Referencia bibliográfica:
K. H. Srivastava, C. P. H. Elemans, S. J. Sober. Multifunctional and Context-Dependent Control of Vocal Acoustics by Individual Muscles. Journal of Neuroscience (2015). DOI: 10.1523/JNEUROSCI.3610-14.2015.
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