Una nueva teoría científica sugiere que la corteza cingulada anterior del cerebro humano, involucrada en la atención y en las emociones, podría funcionar como sistema de aviso en caso de peligro, antes de que sucedan hechos de riesgo.
Este sistema de alarma se activaría a nivel inconsciente y ayudaría a reconocer y evitar una situación peligrosa. La teoría podría explicar cómo algunas tribus nativas de Indonesia anticiparon la inminencia del tsunami de diciembre pasado, escapando con sus animales hacia cotas geográficas elevadas.
La teoría ha sido elaborada por científicos de la Universidad de Washington en Saint Louis, Estados Unidos, que han identificado una región del cerebro que registra el entorno, sopesa las posibles consecuencias y ayuda a las personas a ajustar su comportamiento según el nivel de peligro de cada situación.
Según Joshua Brown, uno de los investigadores encargados del estudio, el cerebro está más preparado para notar las señales de peligro de lo que se pensaba, tal como ha explicado este investigador en un comunicado de esta misma universidad.
Del estudio se desprende que esta parte del cerebro podría señalar que se ha cometido un error antes incluso de que el sujeto haya tomado la decisión equivocada. La corteza cingulada anterior funciona en realidad como un sistema de alerta anticipada que advierte al sujeto de las consecuencias de su comportamiento incluso antes de que se concrete.
Evidencias científicas
El estudio ofrece evidencias científicas rigurosas que varían los conocimientos que hasta ahora se tenían del funcionamiento de la corteza cingulada anterior, situada encima de los lóbulos frontales del cerebro y que divide ambos hemisferios cerebrales.
Hasta el momento, se había medido la actividad de esta área cerebral cuando los individuos tenían que tomar importantes decisiones entre varias opciones y cuando cometían un error. Ahora se ha visto que también se activa cuando es posible que se cometa un error, incluso antes de que el hecho de la obligación de tomar una decisión se presente.
En los últimos años, la corteza cingulada anterior del cerebro ha sido muy estudiada porque juega un importante papel en procesos cerebrales de gran complejidad. Las anomalías en esta región están asociadas con graves problemas mentales, tales como la esquizofrenia y los desórdenes obsesivos o compulsivos.
Experimentación con jóvenes
Para probar sus hipótesis, los investigadores de la Universidad de Washington llevaron a cabo un experimento en el que participó gente joven y sana. Los voluntarios debían responder a una serie de señales que aparecían en una pantalla de ordenador. En ella, de fondo azul o blanco, aparecían repentinamente unas flechas que miraban hacia la derecha o hacia la izquierda.
Los voluntarios debían pulsar uno de los dos botones que se les ofrecían en función de la dirección de las flechas. Pero para estimular el conflicto, los investigadores hacían aparecer de vez en cuando una segunda flecha mayor y con otra dirección, que forzaba a los voluntarios a pulsar el botón contrario.
Las imágenes del cerebro sugirieron que, durante esta actividad, una área cerebral aprendió a reconocer que la señal azul indicaba un potencial mayor de error, de manera que así se creaba una alarma por la que se avisaba a los participantes en la investigación de que su comportamiento tendría consecuencias negativas.
La idea del experimento era forzar la necesidad cerebral de tomar una decisión: pulsar el botón derecho o el izquierdo. Sin embargo, surgió la siguiente situación: a base de incrementar el tiempo de aparición de la segunda flecha, los participantes tenían tiempo de regular su respuesta, de forma que, en caso de que la primera pantalla fuera azul, las tasas de error eran del 50%, mientras que si la pantalla era blanca eran del 4%.
Ceguera ante el riesgo
Los voluntarios, sin saberlo, habían detectado a un nivel subconsciente una serie de “normas” que no les dijeron los investigadores, acerca de la posibilidad de aparición de una segunda flecha y su dirección.
Esto se deduce del hecho de que las imágenes cerebrales tomadas con un dispositivo de resonancia magnética confirmaran que el cerebro había aprendido el significado de la señal azul y había empezado, al menos inconscientemente, a ajustar sus comportamientos acorde con ellas. De esta forma, se ha sabido que esta área cerebral calcula ciertos elementos que el individuo no se imagina, a nivel inconsciente.
Los resultados de este estudio servirán para conocer mejor los mecanismos de la esquizofrenia, enfermedad que puede provocar colapsos en el sistema cerebral de detección de riesgos, así como de los desórdenes obsesivos y compulsivos, caracterizados por la necesidad de impedir problemas cuando éstos no son inminentes.
El sofisticado modelo informático utilizado para detectar patrones cerebrales de comportamiento es otra de las grandes contribuciones de este estudio, ya que reflejaba a la perfección las reacciones de la corteza cingulada anterior.
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