Cuando buscamos un limón en la nevera, su color es una referencia característica que nos viene a la cabeza, porque el amarillo chillón llama la atención sobre el verde de la lechuga o el rojo de los tomates.
Sin embargo, cuando añadimos limón a una bebida, su color es menos relevante que su sabor. Entonces, ¿cambia la representación cerebral del concepto «limón» en función de lo que queramos hacer? ¿Depende incluso de lo que hemos hecho antes?
Ya se sabe que el cerebro organiza objetos en función de su forma, función e, incluso, de su método de manipulación manual. Pero, hasta ahora, los científicos no han logrado demostrar que el color es un factor relevante para el almacenamiento de datos de objetos en el cerebro.
Influencia del color en la organización cerebral
Eiling Yee, investigadora del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje (BCBL), en colaboración con Sarah Ahmed y Sharon Thompson-Shill, de la Universidad de Pensilvania, ha demostrado que el cerebro también organiza objetos en función de su color y, de hecho, que el significado del color varía en función de las últimas acciones ejecutadas.
La investigación, publicada en la revista Psychological Science, explica que esta dependencia del contexto aclara por qué hasta ahora ha sido tan difícil demostrar que el color sí influye en la organización conceptual del cerebro.
Las conclusiones han arrojado luz sobre la gestión de la información en el cerebro y sobre el hecho de que esta gestión varíe de un cerebro a otro. En el futuro, este estudio será de gran utilidad para comprender cómo deteriora el conocimiento con la edad o la existencia daños cerebrales.
«El estudio demuestra que, tras realizar una acción en la que el color es un criterio relevante, el cerebro confiere en lo que hagamos inmediatamente después más importancia al color. En otras palabras, si una persona acaba de estar pensando de qué color pintar el salón e inmediatamente después piensa en limones, el tono amarillo de los mismos tendrá una mayor importancia en torno al concepto «limón» que si hubiese estado probando el sabor de una salsa, en cuyo caso el amargor ganaría relevancia», explica Yee.
Características del estudio
Los autores diseñaron un experimento con 120 participantes a los que se sometió a un test de comportamiento. La mitad de los participantes ejecutó en primer lugar una acción que condicionaba al cerebro a concentrarse en el color y, después, fueron sometidos a una prueba para comprobar si la lectura de la palabra «canario» les ayudaba a reconocer el significado de otras palabras referentes a objetos del mismo color, como «limón».
La otra mitad no ejecutó la acción condicionante hasta más tarde. Yee y su equipo dedujeron que las palabras referentes a objetos del mismo color se «activan» entre sí únicamente si el cerebro se ha concentrado previamente en el color.
Los resultados del experimento demuestran, por tanto, que el color desempeña un papel importante en el sistema de organización de conceptos en el cerebro. Según Yee, conceptos como «limón» y «canario» se solapan en el cerebro.
Conceptualización variable
Para la investigadora, la parte más interesante del experimento fue demostrar que los conceptos de objetos en el cerebro varían en función del contexto.
«Nuestro cerebro tiende a acercar conceptos como ‘limón’ y ‘canario’ con más facilidad si antes hemos prestado atención al color. Esto demuestra que las representaciones cerebrales de los objetos que nos rodean son moldeables».
De hecho, Yee afirma que existen diferencias individuales a la hora de conceptualizar el color. Esto podría deberse a que hay personas que presentan una mayor tendencia que otras a fijarse en el color de las cosas, por lo que el color es una característica más presente en el cerebro de estas personas que en el de otras a la hora de organizar conceptos.
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