Basta con estornudar o toser en el metro para que todos empiecen a poner cara de horror. Claro, el famoso virus del que todos hablan, el Coronavirus (Covid-19) ha llegado para quedarse (aunque sea por varios días) y nos recuerda a todos que no somos seres inmortales.
Este raro virus, del que todavía no se sabe exactamente cómo surgió, copó en poco tiempo la agenda de todos los medios de comunicación e incluso se ha convertido en un recurso humorístico en las reuniones sociales, un poco también para aliviar la psicosis colectiva.
Y, en ese aspecto, las teorías conspirativas no se han quedado atrás. La primera de ellas surgió de la mano del senador Tom Cotton, del partido Republicano de Estados Unidos, cuando ofreció una entrevista al canal Fox News y sugirió que el virus proviene de un laboratorio de bioquímica de alta seguridad en Wuhan (China).
“Estoy sugiriendo que tenemos que estar abiertos a todas las posibilidades y tenemos que exigirle a China que sea transparente para que un equipo de expertos internacionales pueda averiguar exactamente dónde se originó este virus”, expresó Cotton.
Para desmentir las declaraciones del senador, un grupo de científicos publicó un comunicado en la revista The Lancet en el que aseguran que el origen del virus no tiene nada que ver con laboratorios chinos sino, más bien, con procesos químicos propios de la vida silvestre.
Sin embargo, para defender la postura de Cotton, el ex jefe de estrategia de la Casa Blanca, Steve Bannon aseguró que el partido comunista tiene información sobre el proceder del virus y se lo oculta a la población.
Murciélagos voladores chinos
La realidad es que, cuando el gobierno chino reconoció que había un brote de un nuevo virus misterioso a finales de diciembre en Wuhan, los científicos del país de origen acudieron rápidamente para secuenciar su genoma, y a mediados de enero lo compartieron con la Organización Mundial de la Salud.
Al poco tiempo, los expertos notaron que el virus se parecía a los virus que circulan en los murciélagos.
“Si nos fijamos en la secuencia genética del virus, el 96% está relacionado con un virus propio de los murciélagos”, informó Jim Leduc, jefe del Laboratorio Nacional de Galveston de bioseguridad de nivel 4 en Texas.
De acuerdo con estudios de tres investigadores de enfermedades infecciosas, la evidencia genética y la información epidemiológica indicó que el virus es común en los murciélagos y que incluso puede haber pasado a otras especies, como aquellas que suelen venderse en los mercados de animales.
“La hipótesis general de que la primera persona fue infectada en un mercado de animal en noviembre cobra más sentido”, aseguró Stadler en un comunicado . “Las conclusiones a las que llegamos nos demuestran que el virus circula en los seres humanos mucho tiempo antes de que se hable de pandemia”.
LeDuc está de acuerdo con la hipótesis de que el mercado de animales jugó un papel en el salto del virus a los seres humanos.
“Esta idea es bastante realista y está en consonancia con lo que vivimos en el año 2002 con la cepa del virus SARS-CoV , aunque todavía seguimos haciendo estudios”, expresó LeDuc.
Arma biológica de Trump
Otra de las teorías conspirativas ubican el origen del virus en los Estados Unidos como una forma de arma biológica para acabar con la economía del gigante asiático y dañar a su población, a la vez que también se habla de una estrategia del gobierno chino por acabar con su población más adulta.
Mientras se profundiza en el conocimiento del coronavirus, esta situación no deja de ser un tema de salud pública que demanda atención hacia lo que dicen las autoridades sanitarias de cada país para frenar su expansión.
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