Betelgeuse es la estrella supergigante roja más cercana a la Tierra. Está situada en la constelación de Orión (El Cazador), a 700 años luz de nosotros. Tiene casi 1.000 veces el diámetro de nuestro Sol y un brillo 100.000 veces superior.
Con un exótico nombre de origen árabe, Betelgeuse puede verse fácilmente a simple vista en el cielo nocturno invernal del hemisferio norte, como una estrella rojiza por encima y a la izquierda del conocido cinturón de Orión, formado por tres estrellas.
Los astrónomos han descubierto ahora que el enorme brillo de esta gigante estelar está disminuyendo y no saben por qué. Tampoco saben por qué está cambiando su aspecto. Nunca habían apreciado nada parecido en Betelgeuse.
El brillo de este faro del cielo nocturno empezó a decaer a finales del año pasado y ha perdido hasta el momento el 64 por ciento de su intensidad.
Los astrónomos lo han descubierto al comparar su situación actual con la que tenía antes de que su luz empezara a debilitarse.
Gracias al Very Large Telescope (VLT) de ESO, los astrónomos han obtenido las imágenes más recientes de esta estrella y las han comparado con las que habían obtenido en enero del año pasado.
Tomadas con luz visible, las imágenes ponen de manifiesto los cambios que se producen en la estrella, tanto en brillo como en forma aparente.
¿A punto de explotar?
Los astrónomos se han preguntado si estos cambios indican que la estrella está a punto de explotar, algo que inevitablemente le ocurre a todas las supergigantes rojas. Pero piensan que todavía no le ha llegado su hora.
Explican que los cambios pueden deberse al enfriamiento de su superficie como consecuencia de dos posibles fenómenos: o bien está desarrollando una actividad estelar excepcional, o bien está eyectando polvo hacia el espacio.
No descartan sin embargo que esta hipótesis no sea en realidad lo que está ocurriendo: una sorpresa no se descarta.
Van a profundizar en el fenómeno para desentrañar el misterio. Quieren reunir pistas para determinar por qué estamos perdiendo este faro del hemisferio norte.
Disponen de un observatorio que es capaz de tomar imágenes de la superficie de Betelgeuse. También van a usar el VLT para realizar observaciones desde el rango visible hasta el infrarrojo medio, lo que significa que podrán ver tanto la superficie de Betelgeuse como el material que hay a su alrededor.
Más información
Entre la documentación disponible para estas pesquisas, los astrónomos cuentan con la imagen de Betelgeuse obtenida en diciembre de 2019 con el instrumento VISIR, instalado en el VLT.
Esa imagen ya arroja una posible pista: muestra la luz infrarroja que emite el polvo que rodea a Betelgeuse. Según los astrónomos, la longitud de onda de esa luz infrarroja es similar a la detectada por las cámaras de calor.
Las nubes de polvo, que en la imagen de VISIR parecen llamas, se forman cuando la estrella arroja su material hacia al espacio.
Los astrónomos explican que esas nubes de polvo ocurren con frecuencia a lo largo de la vida de las supergigantes rojas, incluso antes de explotar como supernovas.
Y confían en que las tecnologías actuales, que proporcionan detalles astronómicos sin precedentes, les ayuden a desentrañar el misterio de qué es lo que desencadena la pérdida de masa de Betelgeuse.
Choque inevitable
Una imagen obtenida en 2013 sobre Betelgeuse ya indicaba una turbulenta historia de pérdida de masa.
La imagen muestra cómo los vientos de la estrella chocan con el medio interestelar circundante, creando una onda de choque a medida que la estrella se mueve por el espacio a una velocidad de unos 30 km/s.
Ya desde entonces se estimó que la serie de arcos rotos y polvorientos en la dirección de movimiento de la estrella podrían explicar la pérdida de masa que hoy se sigue apreciando.
También se pensó entonces que Betelgeuse se enfrenta a otra posible amenaza: colisionar con una densa nube interestelar de polvo cercana a la estrella, dentro de 12.500 años.
Por una u otra razón, está claro que Betelgeuse está cambiando.
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