Los últimos descubrimientos de planetas similares a la Tierra, en cuanto a tamaño y cercanía a una estrella, han avivado las expectativas de científicos y del público general de encontrar vida extraterrestre.
Sin embargo, estas expectativas estarían basadas más en el optimismo y el anhelo que en las evidencias científicas, sugiere un equipo de investigadores de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos.
Los científicos llegaron a esta conclusión a través de un análisis estadístico de probabilidades de aparición de la vida en otros mundos.
Las evidencias no respaldan la esperanza
El profesor de astrofísica de dicha Universidad, Edwin Turner, y su colaborador, David Spiegel, realizaron dicho análisis para tratar de discernir los hechos de las expectativas.
Según publica la Universidad de Princeton en un comunicado, para realizar su trabajo, los científicos utilizaron un método conocido como inferencia bayesiana, que es un tipo de inferencia estadística en la que las evidencias u observaciones se emplean para actualizar o inferir la probabilidad de que una hipótesis pueda ser cierta.
Los resultados obtenidos demostraron que la idea de que la vida haya surgido en un entorno similar al terrestre cuenta sólo con una mínima cantidad de evidencias que la respalden, la mayoría extrapoladas de la abiogéniesis o generación espontánea de la vida en nuestro propio planeta.
En un artículo publicado por los científicos en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, se explica que este análisis demostró, por tanto, que la creencia en que debe haber vida en los “exoplanetas” (planetas exteriores al sistema solar) está más basada en la idea de que la vida podría haber surgido en ellos bajo las mismas condiciones que posibilitaron su aparición en la Tierra, que en evidencias empíricas.
De hecho, concluye la investigación, el conocimiento que se tiene actualmente sobre la vida extraterrestre apunta a que es muy posible que la Tierra sea una rareza cósmica, y a que las probabilidades de que haya vida en otros planetas sean escasas.
Una extrapolación sin base científica
Profundizando aún más en la extrapolación a otros planetas de la abiogénesis terrestre, Turner explica que las evidencias fósiles con las que contamos sugieren que la vida comenzó en un periodo muy inicial de la historia terrestre, lo que ha hecho pensar a la gente que la vida puede ser un fenómeno “común en el universo”.
En otras palabras, la aparente facilidad con que se dio la abiogénesis en la Tierra ha generado conclusiones de lo más optimista sobre la vida extraterrestre.
Pero el análisis realizado, que ha valorado la probabilidad real de generación espontánea de la vida, en este caso definida como la media del número de veces que la vida surgiría cada mil millones de años en un planeta similar a la Tierra, sugiere que la abiogénesis en otros planetas sería un evento raro e improbable.
En definitiva, señalan los investigadores: aunque haya aumentado la probabilidad percibida de la existencia de vida en otros planetas, los datos científicos básicos siguen siendo los mismos.
A pesar de todo, muchos científicos están empezando a asumir la posibilidad de que haya vida en otros planetas, y esta suposición está haciendo que sus trabajos comiencen a presentarse condicionados, para respaldar dicha posibilidad, advierten los investigadores.
Los hallazgos planetarios siguen siendo prometedores
Aunque los análisis estadísticos resulten tan claros, a la vista de algunos de los hallazgos astronómicos de los últimos años resulta fácil comprender el aumento de las expectativas de científicos y del público en general sobre la posibilidad de que haya vida extraterrestre.
Por un lado, recientemente, satélites y telescopios para la exploración del espacio profundo han identificado varios planetas parecidos a la Tierra en tamaño y composición, que además se encuentran en zona de habitabilidad con respecto a su estrella huésped, es decir, a una distancia óptima de su estrella como para albergar agua líquida.
Por ejemplo, en diciembre de 2011, la NASA anunció la observación del Kepler-22b, un planeta situado a 600 años luz de la Tierra y que fue el primero encontrado dentro de la zona de habitabilidad de una estrella parecida al Sol. Tan solo unas semanas más tarde, la NASA hizo público también el hallazgo de otros dos planetas con estas características: el Kepler-20e y el –20f.
Hace poco, astrónomos de la NASA han llegado a predecir incluso que la misión Kepler podría encontrar una “Tierra alienígena”, un planeta que albergue una vida similar a la terrestre, en 2014.
Además, científicos del Observatorio de Ciencias del Universo de Grenoble, en Francia, han estimado, a partir de observaciones realizadas con HARPS ( el Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión de la ESO), que la Vía Láctea contiene miles de millones de planetas habitables; una conclusión semejante a la alcanzada por otra parte por astrónomos del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.
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