Debido a que la estrella investigada (HD49933) se encuentra fuera del alcance de las técnicas de observación habituales, a 100 años luz de la Tierra, el equipo de investigadores examinó las fluctuaciones acústicas del astro, usando una técnica llamada sismología estelar. La estrella, situada en la constelación del Unicornio, es algo más grande y caliente que el Sol.
Los científicos han detectado un ciclo de actividad menor de un año frente a los 11 que tarda el Sol en completar el suyo. Esta alta velocidad de actividad de la estrella permitió a los científicos observar un ciclo casi completo sin necesidad de esperar los 11 años necesarios en el Sol. Gracias a la utilización de esta técnica, los investigadores pudieron detectar en la superficie de la estrella manchas similares a las que encontramos en el Sol en zonas de intensa actividad magnética.
El estudio, que se publica esta semana en la revista Science, está liderado por Rafael García, investigador canario del Servicio de Astrofísica del CEA (Saclay, Francia) , y ha contado con la colaboración de científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de EE.UU. (NCAR), del Centro Nacional de la Investigación científica Francesas (observatorio de París/Meudon) y de la Universidad de Toulousse.
«La descripción de la actividad de estrellas que albergan planetas será necesaria porque las condiciones magnéticas en la superficie de la estrella podría influir en la zona habitable donde la vida podría desarrollarse”, apunta García.
«Fruto de su actividad interna, las estrellas producen ondas de sonido detectables en su superficie”, explica Clara Régulo, coautora del estudio e investigadora en el IAC. «Investigando las frecuencias y la amplitud de estas ondas podemos obtener muchos datos del astro. Esto se hace desde hace mucho tiempo en el Sol (heliosismología) pero es la primera vez que se aplica en otra estrella para estudiar su magnetismo, lo que se ha observado en el Sol también lo hemos observado en esta estrella”, puntualiza la experta.
Esta nueva técnica abre la puerta a la investigación de otros muchos ciclos estelares en los que además se podrá conocer la estructura interna de los astros gracias a la asteroseimología, ya que hasta ahora sólo disponíamos de un solo ejemplo: El Sol.
Por ello, servirá para entender mejor la dinámica del ciclo solar, un ciclo con efectos en la Tierra como las tormentas geomagnéticas que pueden provocar graves perturbaciones a las redes eléctricas y de comunicación. También abre el camino a la observación de la actividad magnética de cientos de estrellas, que podrían revelar nuevos sistemas solares con el potencial de albergar vida. Esta investigación ha sido financiada por la National Science Foundation y los Planes Nacionales de Investigación de Francia y España.
La observación de estrellas
Para poder llegar a esta conclusión, los científicos examinaron durante 187 días los datos capturados por la misión espacial Rotación, convección y Tránsitos planetarios (CoRoT).
Lanzado el 27 de diciembre de 2006, CoRoT ha sido desarrollado y es operado por el Centro Nacional Francés de Estudios Espaciales (CNES) con colaboraciones de Austria, Bélgica, Brasil, Alemania, España, y la Agencia Espacial Europea (ESA). CoRoT está equipado con un telescopio de 27 centímetros de diámetro y 4 detectores CCD con una cámara sensible a pequeñas variaciones a la intensidad de la luz de las estrellas.
Los astrofísicos planean extender sus observaciones mediante el uso de otras estrellas observadas por CoRoT así como con los datos de la misión Kepler de la NASA, lanzada en marzo de 2009.
El equipo ha pasado los últimos seis meses estudiando la estructura y dinámica de la estrella HD4933 y la clasificación de su tamaño. Luego, verificaron sus observaciones mediante telescopios terrestres para confirmar la actividad magnética de la estrella. Cuando este cuerpo reaparezca por detrás del Sol, en septiembre, esperan medir la longitud del ciclo y continuar con estos estudios.
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