La tecnología Matchright estará disponible en dos clínicas de fertilidad de Estados Unidos a finales de este mes, informa la revista NewScientist.
Permitirá a mujeres que quieran ser madres mediante inseminación artificial descartar a aquellos donantes de esperma cuyos genes, al combinarse con los de ella, aumentan el riesgo de que los hijos sufran una enfermedad genética. La empresa que comercializa esta tecnología, GenePeeks, espera ampliarla a todo el mundo.
La técnica Matchright desarrolla en concreto embriones digitales, fruto de la mezcla virtual del ADN de ambos progenitores. En ellos se refleja la posibilidad de que esa combinación genética produzca condiciones raras, como fibrosis quística o la enfermedad de Tay- Sachs.
En la actualidad, la detección de trastornos genéticos en los hijos implica la secuenciación del ADN de los padres. GenePeeks lleva esto un paso más allá, al usar una serie de algoritmos para recrear digitalmente el proceso de recombinación genética, esto es, la mezcla de información genética entre espermatozoide y óvulo.
Los algoritmos son ejecutados miles de veces por donante para producir hasta 10.000 embriones simulados para cada emparejamiento. En estas simulaciones se buscan genes individuales causantes de unas 500 enfermedades raras. Y, a partir de esos datos, se calcula el riesgo de enfermedad en el niño hipotético.
El servicio costará unos 1.500 euros e incluye un kit para la obtención –no invasiva- del ADN de la interesada, una suscripción de acceso completo a información extendida sobre el perfil de los donantes; y consulta con un equipo de asesoramiento genético altamente capacitado en cualquier etapa del proceso, informa GenePeeks en su página web.
Cuestiones éticas y ventajas
La cuestión ética de esta posibilidad surge porque la patente de la tecnología incluye, además de la muestra de riesgos genéticos potenciales, una lista de rasgos no relacionados con la salud, como el color de los ojos o la altura que tendría el futuro hijo. Existe cierta preocupación, por tanto, de que la tecnología Matchright sea utilizada para seleccionar embriones en función de características superficiales.
El año pasado, se concedió una patente similar a la empresa de genética 23andMe por su software «calculador de la herencia», un programa que permite a las parejas ver los rasgos que podrían transmitir a sus hijos. Esta es la misma compañía californiana que desde 2007 oferta por Internet servicios que permiten a los clientes conocer a fondo su código genético sólo con una muestra de saliva.
Más allá de las cuestiones éticas y los temores, la posibilidad de acceder a la información genética también presenta ventajas, y no sólo para determinar enfermedades de hijos posibles.
Este tipo de información resultará valiosa, además, para el desarrollo de tratamientos personalizados. No todo el mundo responde de igual forma a los mismos medicamentos, pues la genética condiciona la forma en que un tratamiento farmacológico puede beneficiar o no a un paciente, y también en su grado de efectividad. En este sentido, diversos estudios están analizando el coste y los beneficios de la realización de pruebas genéticas para mejorar la efectividad de las dosis de medicamentos.
Hacer un comentario