Especialistas norteamericanos han logrado determinar el riesgo de posible escasez futura de los metales más importantes para el desarrollo industrial, sobre todo de los que componen la denominada “familia del cobre”. Esta situación podría ocasionar diferentes problemas, ya que se trata de elementos vitales a nivel tecnológico. Dentro de los materiales analizados, el metaloide arsénico ha resultado la opción con más probabilidades de no encontrarse disponible en el futuro.
Es sabido que la tecnología moderna depende de un suministro fiable de una amplia variedad de materiales, pero existe una creciente preocupación sobre la disponibilidad de estos elementos en el futuro. Por esta razón, un equipo de ingenieros de la Universidad de Yale ha realizado la primera evaluación detallada con respecto a la criticidad de estos materiales, arrojando algunas certezas con relación a su comportamiento en el futuro.
La investigación fue desarrollada por un equipo de estudiantes de pregrado, estudiantes y personal de investigación de Yale, liderados por Thomas Graedel y Clifton R. Musser, profesor de ecología industrial. El trabajo ha dado lugar a una metodología que permite medir el riesgo de una futura escasez y el daño potencial de la misma, siempre con relación a los metales más importantes para la industria.
Según Graedel, la evaluación de la criticidad es cada vez más vital para las empresas y los gobiernos a la hora de decidir qué metales usar, almacenar o evitar. La nueva metodología ha sido resumida en un artículo titulado «Criticality of the Geological Copper Family», publicado en la revista especializada Environmental Science & Technology. Además, una nota de prensa de la Universidad de Yale también ha difundido los resultados de la investigación.
Los metales y su disponibilidad futura
El equipo de Graedel y Musser ha aplicado su metodología a los elementos de la familia del cobre (cobre, arsénico, selenio, plata, telurio y oro).
Se trata de seis elementos tecnológicamente muy importantes en la actualidad. Por ejemplo, el cobre es esencial en la transmisión de electricidad y el oro y la plata juegan un papel trascendental en la electrónica.
Por su parte, el selenio y el telurio son los principales constituyentes de las células solares de película delgada, y el arsénico (en forma de arseniuro de galio) es un ingrediente esencial en los chips de alta velocidad para ordenadores. ¿Cuáles de estos elementos corren riesgo de desaparecer en el mercado en las próximas décadas?
Según el trabajo de los especialistas de Yale, el arsénico registra el más alto riesgo de interrupción del suministro a largo plazo de los seis metales, porque existe un escaso interés en su producción y desarrollo minero, al tratarse de un material venenoso y contaminante. El selenio y el oro se ubican prácticamente al mismo nivel de riesgo.
El oro se produce en concentraciones muy bajas, y su procesamiento incluye un alto riesgo de contaminación del aire y el agua en las zonas de producción, por lo que registra implicaciones ambientales negativas. De esta forma, se posiciona como uno de los metales cuya disponibilidad se podría ver fuertemente afectada en el futuro.
Una herramienta de planificación
Las restricciones a la disponibilidad de cualquiera de estos elementos podrían limitar en gran medida el desarrollo de una serie de sectores tecnológicos e industriales, por lo tanto una evaluación de su posible escasez de aquí a un período determinado resulta vital, según destacaron los ingenieros de la Universidad de Yale.
La disponibilidad de un metal se evalúa de acuerdo a esta metodología en distintas dimensiones, como el riesgo de suministro, las implicaciones ambientales, las reservas geológicas y los indicadores de políticas estatales. Los detalles de la metodología han sido elaboradas en colaboración con varias empresas de Estados Unidos y Europa.
La información sobre la que se desarrolló la investigación ha sido extraída de una amplia gama de conjuntos de datos generados por los gobiernos e instituciones de todo el mundo. ¿Qué utilidad concreta puede tener este análisis para las empresas o para las administraciones estatales?
Por ejemplo, a partir de esta información, cualquier empresa podría optar por invertir directamente en una mina y obtener producción propia, en lugar de adquirir el producto en el mercado mundial. También podría elegir desarrollar diseños de productos que eviten los metales con riesgo de suministro o con implicaciones ambientales negativas. Los países, por su parte, podrían aprovechar estos datos para tomar medidas que aseguren los suministros de materia prima para sus sectores industriales más importantes.
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