El rover Curiosity de la NASA ha enviado a la Tierra incontables fotografías de la superficie de Marte –centenares de ellas cada día- que han servido a los ingenieros al cargo de la misión para dirigir los pasos del robot por el Planeta Rojo.
Ahora, una geobióloga de la Old Dominion University de Virginia (EEUU), llamada Nora Noffke, le ha dado a estas imágenes un uso distinto.
A partir de ellas, ha realizado un cuidadoso estudio sobre antiguas rocas sedimentarias marcianas. De este modo ha descubierto sorprendentes similitudes entre dichas rocas y estructuras conformadas por microbios aquí, en la Tierra.
Las construcciones de los microbios terrestres
En nuestro planeta, las colonias de microbios, organizadas en forma de tapetes microbianos, interaccionan con sedimentos en aguas poco profundas. Sucede así por todo el planeta: en lagos, ríos, lagunas o ambientes marinos.
Esta interacción acaba fosilizando, y dando lugar a unas estructuras llamadas ‘estructuras sedimentarias inducidas por actividad microbiana’ o MISS, por sus siglas en inglés, que tienen la forma de dichos tapetes o tipo arruga, y que señalan dónde hubo vida microbiana alguna vez.
En 2008, y a partir de este tipo de pruebas, la propia Noffke, en colaboración con otro investigador llamado Robert Hazen, halló en rocas sedimentarias australianas la que quizá sea la evidencia más antigua de vida en la Tierra : se trataba de los restos bien conservados de un ecosistema microbiano de unos 3.500 millones de años de antigüedad.
Sorprendentes similitudes
Según publica la revista Physorg, el hallazgo realizado ahora por Noffke en las imágenes de rocas sedimentarias marcianas sugiere –aunque no prueba- que hubo vida microbiana antiguamente en Marte. Los resultados obtenidos aparecen detallados en la revista Astrobiology.
En esta se explica que las fotos analizadas fueron tomadas en el lecho de un lago seco (el Gillespie), situado en la Bahía marciana de Yellowknife. Hace miles de millones de años, este lago permanecía inundado de forma estacional pues, en aquellos tiempos, el Planeta Rojo era un mundo mucho más cálido y húmedo que ahora.
Noffke analizó las imágenes centímetro a centímetro y las comparó con los datos de estructuras terrestres a las que ha dedicado 20 años de investigaciones, de lugares como la isla Mellum, en Alemania o la isla de Portsmouth, en EEUU; así como de restos fósiles más antiguos de tapetes microbianos hallados en Túnez, África o la Formación Dresser de Australia Occidental.
Las imágenes mostraron sorprendentes similitudes morfológicas entre las estructuras sedimentarias terrestres y las marcianas.
No se pueden conseguir pruebas
¿Cómo probar que estos indicios se corresponden con la existencia real de vida microbiana en Marte, en un pasado remoto?
Esta cuestión es difícil, pues la confirmación implicaría contar con muestras de rocas marcianas traídas a la Tierra para la realización de análisis microscópicos adicionales, algo que no está previsto para un futuro cercano.
Sin embargo, hace recordar que una estructura «de tipo celular», que contuvo agua alguna vez, fue encontrada hace poco en un meteorito marciano de hace 1.300 millones de años por científicos de Grecia y el Reino Unido.
Noffke propone asimismo en su artículo una serie de mediciones que Curiosity podría hacer, de encontrarse de nuevo con este tipo de estructuras, como buscar señales microbianas químicas con su instrumento Sample Analysis at Mars (SAM).
Entre la Tierra y el espacio
Ya en 2008, tras el descubrimiento realizado en Australia por Noffke, explicamos que este podría ayudar a la astrobiología, una rama de las ciencias biológicas que combina astrofísica, biología y geología para el estudio de la existencia, origen o presencia de la vida en el conjunto del Universo.
Las antiquísimas MISS terrestres demuestran que las bacterias pueden sobrevivir en entornos tan extremos como fue el de la Tierra hace miles de millones de años. Por esa razón, formaciones similares en Marte han estado en el punto de mira de los especialistas.
Otros ejemplos terrestres que han indicado direcciones de búsqueda de vida extraterrestre a los astrobiólogos han sido el ambiente helado y sulfuroso del Ártico ; el supuestamente inhabitable lago Vostok de Rusia o el desierto de Atacama. En todos ellos, los microorganismos han conseguido sobrevivir contra todo pronóstico.
Desde su llegada a Marte en agosto de 2012, Curiosity ha ido tomando muestras de suelo y polvo rocoso marciano para su análisis; así como fotografías. Estos datos han permitido concluir de momento que en Marte hay compuestos orgánicos, e incluso agua.
Referencia bibliográfica:
Nora Noffke. Ancient Sedimentary Structures in the <3.7 Ga Gillespie Lake Member, Mars, That Resemble Macroscopic Morphology, Spatial Associations, and Temporal Succession in Terrestrial Microbialites. Astrobiology (2014). DOI: 10.1089/ast.2014.1218.
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