Mongolia va a emprender, a finales de este mes, uno de los mayores experimentos con hielo del mundo. Con él, las autoridades intentarán combatir las consecuencias tanto del calentamiento global como del efecto isla de calor, informa The Guardian.
Este efecto se produce en las ciudades por el calor que acumulan durante el día el hormigón y otros materiales absorbentes presentes en las urbes.
Durante las horas nocturnas, todo ese calor no sólo no se disipa, sino que es desprendido por los edificios y el asfalto, elevando las temperaturas. Se ha observado que el efecto isla de calor aumenta con el tamaño de la ciudad y de la mancha urbana o área que ocupa la población en una ciudad.
Buscando una solución a este problema, más allá de los sistemas de aire acondicionado, costosos y nocivos para el medioambiente, un equipo de geoingenieros ha ideado un sistema que será instalado en la ciudad de Ulán Bator, la capital de Mongolia en la que viven más de un millón de habitantes. El proyecto cuenta con un presupuesto de alrededor de 540.000 euros.
Inspirado en la naturaleza
El clima de Mongolia es de tipo continental: durante su corto verano, la mayor parte del país sufre altas temperaturas y, durante su prolongado invierno, las temperaturas pueden llegar a descender hasta los -30 °C.
Concretamente, Ulán Bator es la ciudad con la temperatura media anual más baja de todo el mundo (en muchos casos alcanza los -45 °C).
Por esa razón, en su río pueden formarse bloques gigantes de hielo durante todo el invierno, que serán utilizados posteriormente, durante el verano, por las autoridades, para enfriar la ciudad y asegurar su suministro de agua, a medida que el hielo se vaya derritiendo lentamente.
La “fabricación” de los bloques de hielo se hará imitando un proceso natural que se produce cuando el agua de arroyos o ríos emerge a la superficie de éstos y se congela sobre el hielo ya existente.
En zonas muy frías, durante las horas del día el agua de los ríos se filtra hacia el exterior de la capa helada que los cubre, abriendo grietas. Por la noche, las nuevas capas de agua que han salido se congelan, como consecuencia de las bajadas de temperatura, generando así nuevas capas de hielo.
A diferencia de la formación regular de hielo que se produce en los lagos, y que sólo alcanza un metro de espesor antes de aislar completamente el agua del interior, las capas de hielo de los ríos pueden continuar expandiéndose, mientras el agua siga teniendo la suficiente presión como para penetrar el hielo que la cubre.
Estas formaciones de capas heladas pueden alcanzar una altura de siete metros, lo que supone que se derritan mucho después que el hielo corriente.
Recreación artificial
La compañía de ingeniería anglo-mongola ECOS & EMI tratará de recrear este mismo proceso de la siguiente forma: perforará agujeros en el hielo que ahora se empieza a formar en el río Tuul, que discurre por el norte y el centro de Mongolia, y que tiene un total de 704 kilómetros de largo. Su cuenca irriga casi 50 mil kilómetros cuadrados.
A través de estos agujeros, el agua atravesará la superficie helada, añadiendo así nuevas capas de hielo. El proceso se repetirá a intervalos regulares durante todo el invierno.
Las cualidades de estas formaciones de hielo, conocidas en alemán como “aufeis”, han sido conocidas durante cientos de años. Por ejemplo, el ejército norcoreano las ha usado para construir travesías heladas para que los tanques crucen los ríos y los rusos las han empleado como plataformas de perforación.
Pero, generalmente, los aufesis han sido vistos como algo negativo, por constituir una amenaza para líneas ferroviarias y puentes.
ECOS & EMI, por su parte, cree que el nuevo uso que va a dárseles en Ulán Bator podría suponer un ejemplo positivo y permitir a ciudades de todo el mundo con un clima similar al de la capital mongola ahorrarse los costes de aire acondicionado durante el verano, regular el suministro de agua y crear microclimas fríos en las estaciones más calurosas, a partir del hielo.
Los expertos señalan que las estructuras heladas podrían convertirse de hecho en una alternativa de enfriamiento barata y ecológica. Si se sabe como manipularlas, dichas estructuras podrían servir incluso para construir “parques de frío” en urbes en las que el verano sea demasiado caluroso y en las que en el invierno se alcancen temperaturas de entre -5 y -20 ºC.
Otros proyectos de geoingeniería
La Geoingeniería es una disciplina científica que aborda el problema del cambio climático y que trata de formular técnicas para influir sobre el clima terrestre con el propósito de combatir el calentamiento global.
The Royal Society ha definido esta disciplina como “La manipulación intencionada a gran escala del medio ambiente planetario para contrarrestar el cambio climático ocasionado por la acción del ser humano”.
Además del proyecto de ECOS & EMI en Ulán Bator, otros grupos científicos especializados en geoingeniería han emprendido proyectos o han propuesto sistemas para tratar de detener el calentamiento global en el marco de la geoingeniería.
Es el caso del proyecto SPICE para la creación de un volcán artificial que haga llegar partículas de sulfato a la estratosfera para refrigerar la Tierra, o de un sistema de cultivo inteligente propuesto por investigadores de la Universidad de Bristol, para seleccionar entre las variedades de cultivos destinados a la alimentación aquéllas que reflecten mayor cantidad de luz solar. Esta sencilla medida podría disminuir la temperatura de Europa y Euroasia en 1 ºC durante los meses de verano, evitando sequías y olas de calor en ambos continentes.
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